El futuro del monitoreo de la salud en el hogar

Una alfombrilla de baño que le habla a tu cepillo de dientes. Una cama que te dice cómo dormir mejor. Una cámara que mide tus niveles de estrés. En la Reunión Anual de Consumer Electronics Show (CES) 2022, los inventores promocionaron docenas de estos nuevos dispositivos para monitorear la salud de las personas mientras realizan sus actividades diarias.

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Las innovaciones ofrecieron una instantánea del día en que docenas de objetos domésticos previamente inertes, animados por inteligencia artificial, comienzan a monitorear cada latido del corazón de sus dueños e informan de forma inalámbrica a los médicos (un día que probablemente esté más cerca de lo que pensamos).
“En pocas palabras, en Baracoda Daily Health Tech, nos estamos enfocando en reinventar objetos cotidianos para convertirlos en un compañero de su salud diaria”, dijo Thomas Serval, PhD, cofundador, presidente y director ejecutivo de Baracoda Group, que lanzó un báscula de baño incrustada en una alfombra de baño.
Al recopilar un flujo continuo de mediciones, estos monitores pueden proporcionar una imagen más completa y consistente de la salud de un paciente que la que se podría obtener a través de visitas médicas ocasionales, argumentan Serval y otros empresarios.

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Entre los nuevos dispositivos de monitoreo de salud promocionados en CES:


VitalSight de Omron, una combinación de báscula y manguito de presión arterial, envía datos directamente al sistema de registros médicos electrónicos de un médico sin necesidad de Wi-Fi o conexión celular.


Smart Meter agrega monitoreo de glucosa en sangre a las mediciones de peso y presión arterial utilizando la tecnología celular Internet of Things de AT&T.


FaceHeart cuenta con una cámara diseñada para medir la frecuencia cardíaca, la variabilidad de la frecuencia cardíaca, la presión arterial, el nivel de oxígeno en la sangre, la frecuencia respiratoria y el valor del índice de estrés en 60 segundos o menos mediante el análisis de una imagen del rostro de una persona.


El monitor de presión arterial de Aktiia, ahora en un ensayo clínico en los EE. UU., ofrece mediciones las 24 horas, los 7 días de la semana en una pulsera. “Los manguitos requieren que el paciente interrumpa su día, mientras que la solución de Aktiia activa automáticamente 150 lecturas por semana en múltiples posiciones del cuerpo, mientras está despierto y dormido”, según un comunicado de prensa de la compañía. “Es la única solución capaz de medir el ‘tiempo en rango’ de un paciente: el porcentaje de tiempo que su presión arterial está dentro de un rango saludable”.


Para los pacientes que consideran que una muñequera es demasiado voluminosa, el anillo de dedo “inteligente, elegante y cómodo” de Movano, ahora en pruebas beta, está diseñado para medir la frecuencia cardíaca, la variabilidad de la frecuencia cardíaca, el sueño, la respiración, la temperatura, el oxígeno en la sangre, los pasos y las calorías. con mediciones de glucosa y presión arterial disponibles en la próxima iteración del anillo.

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Las camas también se están volviendo vigilantes. La cama inteligente de Ergomotion monitorea la frecuencia cardíaca y los patrones respiratorios, incluidos los ronquidos.


Al igual que Smart Meter y Omron, el “baño del futuro” de Barcoda conecta varios dispositivos entre sí. Además de BBalance, la alfombrilla de baño que te pesa y analiza tu balanza, la empresa también fabrica un espejo, Aretmis, que puede señalar un lunar potencialmente canceroso; BCool, un termómetro inteligente; y (junto con Colgate) el cepillo de dientes Smart Rhythm que te dice si te falta algún diente.
Es demasiado pronto para saber qué información podrían revelar estos dispositivos cuando sus mediciones se procesan en una gran base de datos, dice Serval.

Ahí es donde entra la inteligencia artificial, dice Daniel Kraft, MD, fundador de Digital.Health, que ayuda a las personas a determinar qué tipo de monitoreo usar. Habló en un panel de CES sobre tecnología de salud y bienestar. “Ningún adoptante o individuo quiere los datos sin procesar”, dijo. “Queremos las percepciones”. Si se analizan adecuadamente, los datos de dispositivos dispares se pueden usar para crear una especie de puntaje de crédito o “luz de control del motor” para el cuerpo, dijo.
Los nuevos flujos de datos también pueden desempeñar un papel en la investigación, dijo Kraft. “Todos nosotros podemos desempeñar un papel en el crowdsourcing de atención médica, al igual que hacemos crowdsourcing de nuestra conducción con Google Maps o Waze y agrupamos nuestra información, no solo como donantes de sangre sino también como donantes de datos”.


De hecho, los nuevos datos pueden ser útiles para los médicos, dijo Ami Bhatt, profesora asociada de medicina en la Escuela de Medicina de Harvard y directora de innovación del Colegio Americano de Cardiología. “El monitoreo continuo de la presión arterial, si es fácil, accesible y confiable, va a ser muy importante porque la hipertensión sigue siendo una epidemia en nuestro país y en todo el mundo”, dijo.
Dicho esto, también señala los peligros potenciales de bombardearnos a nosotros mismos con datos sin procesar de los dispositivos de monitoreo del hogar. La sobremedida puede conducir a la ansiedad. Ofrece el ejemplo de un paciente propenso a la ansiedad que tiene un bajo riesgo de fibrilación auricular. “No quiero que midan necesariamente su frecuencia cardíaca”, dijo, “porque la ansiedad solo hará que tu frecuencia cardíaca aumente”.

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Por esa razón, dice, los pacientes siempre deben consultar a sus médicos sobre lo que están monitoreando y por qué. “Es importante tener una discusión”, dijo.
Kraft es fundador de Salud Digital. Serval es cofundador, presidente y director general de Grupo Baracoda. Bhatt no reportó intereses financieros relevantes.


Reunión anual de Consumer Electronics Show (CES) 2022.
Laird Harrison escribe sobre ciencia, salud y cultura. Su trabajo ha aparecido en revistas, periódicos, en la radio pública y en sitios web. Está trabajando en una novela sobre realidades alternativas en la física. Harrison enseña escritura en Writers Grotto. Visítelo en lairdharrison.com o sígalo en Twitter: @LairdH.


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Las dificultades de la práctica psiquiátrica: reducir el estigma a los pacientes con enfermedades mentales

Un estudio publicado en Community Mental Health Journal encontró que los psiquiatras mexicanos no están libres de estigmatizar a las personas con enfermedades mentales, incluso si son sus pacientes. Falta de empatía, prejuicio, encasillamiento, paternalismo y anulación son las principales actitudes negativas que tienen los psiquiatras hacia los pacientes con enfermedades mentales.

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“Esto impacta la relación médico-paciente y las expectativas que tenemos de recuperación. Si antes de ver a un paciente leo un diagnóstico de esquizofrenia, abuso de sustancias o trastorno límite de la personalidad, que son los que resultaron más estigmatizados, ya no lo tratamos de la misma manera, no le hacemos las mismas preguntas, podemos no ser tan delicados en el trato o en el manejo y los pacientes lo notan“, explicó a Medscape en español la Dra. Emmeline Lagunes Córdoba, autora del estudio y médica especialista en psiquiatría en el North Camden Crisis Resolution Team, en Camden and Islington NHS Foundation Trust en Londres, Reino Unido.

La presencia de estigma por parte de trabajadores de la salud hacia las personas con enfermedades mentales ya se había reportado antes. Pero esta es la primera investigación que analiza el estigma en los psiquiatras mexicanos.

Los investigadores realizaron entrevistas individuales a 29 residentes de psiquiatría de la Ciudad de México, de diferentes años académicos, que realizaban rotaciones clínicas en distintos centros. Les preguntaron sobre sus opiniones respecto al estigma hacia la enfermedad mental, sus actitudes frente a los pacientes y los factores que podrían estar ocasionando el estigma. Las entrevistas se grabaron y procesaron mediante análisis del contenido temático.

“Algo que me sorprendió mucho fue la conciencia de sí mismo. Los participantes reconocieron que hay un problema en las actitudes de los psiquiatras hacia las personas con enfermedades mentales. Pensé que habría más resistencia, pero solo un participante dijo no, nunca he escuchado, nunca he visto actitudes negativas por parte de los psiquiatras. Todos los demás dijeron haberlo visto o hecho”, señaló la Dra. Lagunes.

La autora señaló que esto fue esperanzador, pues el reconocerse parte del problema permite a los residentes ver que tienen la capacidad de hacer cambios y ayudar a mejorar la situación.

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Encasillamiento y falta de empatía

La Dra. Lagunes resaltó que una de las actitudes más graves descritas en el estudio consistió en encasillar o etiquetar a una persona por su enfermedad mental, lo cual incluye llamarlos por su padecimiento. Esto deshumaniza a los pacientes.

“A las personas que tienen un trastorno como el de límite de la personalidad les llamamos border. Despersonalizamos al individuo, lo llamamos por su diagnóstico y no por su nombre”, describió un residente de psiquiatría que participó en el estudio.

Algunos residentes reportaron que entre médicos, el encasillamiento puede convertirse en devaluación, burla o llegar al uso de apodos para referirse a los pacientes. Sin embargo, uno de los participantes consideró que si esto se limita a conversaciones privadas no tiene por qué afectar a los pacientes.

Otra actitud negativa descrita fue la falta de empatía. Los residentes reportaron que algunos colegas parecen no estar interesados en escuchar lo que los pacientes tienen que decir.

“El problema es que el estigma se asocia a una menor empatía hacia los pacientes, lo que podría traducirse en un trato impersonal, incluso violento y poco efectivo para abordar problemas psiquiátricos”, comentó Francisco Javier Rosas Santiago, Ph. D., del Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad Veracruzana, experto en temas de estigma y enfermedad mental, externo a la investigación.

Esto lo plasman los residentes en el estudio, donde uno de los participantes reportó escuchar a un colega hablar de forma despectiva frente a los pacientes, alegando que debido a su psicosis o su manía no iban a recordar el incidente.

“No le tenemos paciencia a los pacientes que sabemos que son muy neuróticos, aprehensivos o que tienen un trastorno de la personalidad. Tratamos de pasar a otros asuntos cuando están expresando lo que es importante para ellos. Cambiamos de tema porque no nos interesa eso específicamente, no están diciendo algo que encaje en nuestros criterios”, reportó un residente de 27 años.

Y esta falta de empatía afecta incluso a los propios psiquiatras, que no pueden permitirse divulgar cuándo pasan por un momento difícil o sufren de una enfermedad mental, por temor a ser estigmatizados.

Para la Dra. Lagunes la empatía es central en el rol de psiquiatra. Ella explica que a diferencia de otros especialistas, los psiquiatras tienen que conocer a sus pacientes de una forma mucho más personal, tener interés por ellos como personas. “Cuando no eres capaz de darle empatía a tu paciente, ¿qué te queda?, solamente darle fármacos”.

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Paternalismo y anulación

Otra actitud encontrada fue el paternalismo. La falta de inclusión de los pacientes en la toma de decisiones importantes o infantilizarlos. Incluso se reportaron casos en los que se intentó disuadir a los pacientes de perseguir ciertas carreras debido a su enfermedad.

Por otro lado, los residentes reportaron el prejuicio y la anulación de los pacientes con diagnósticos complejos. Los pacientes más estigmatizados fueron los que presentaron trastorno límite de la personalidad.

“Llegó una mujer y nadie quería verla. Había comentarios en la sala de emergencias: ʹQué cansado, qué aburrido, se quiere matar otra vezʹ. Es decir, ignoramos los síntomas de la paciente”, comentó un residente que participó en el estudio.

La influencia de otros psiquiatras y otros factores generadores de estigma

Las razones por las que los psiquiatras tienen actitudes negativas hacia sus pacientes son muchas y van desde el estigma social aprendido, las dificultades de la profesión en sí, hasta la presión de otros colegas para seguir con las prácticas estigmatizantes.

“El factor más difícil de erradicar creo que es el contexto, el factor cultural. La mayoría de las personas crecimos con frases como: ʹEse es el loco de la esquinaʹ y tenemos los prejuicios que aprendimos desde niños: ʹEl loco te va llevar, esas personas son peligrosasʹ. Esos estereotipos que tenemos desde la infancia no los podemos desaprender. Y sí, el estigma en la sociedad general es el más difícil de erradicar. Pero creo que el factor que más impacto tiene en nuestra práctica es la influencia de otros psiquiatras, de los jefes o los compañeros”, señaló la Dra. Lagunes.

Los participantes en el estudio mencionaron que la normalización y la presión de otros psiquiatras o la necesidad de imitar comportamientos los lleva a adoptar actitudes que en un principio consideraban incorrectas. El estudio mostró que los psiquiatras tienden a presentar actitudes negativas, en mayor medida, cuando están acompañados de otros psiquiatras.

“En este sentido, toda la sociedad debería estar capacitada para comprender las afecciones de salud mental por las que algunos humanos atraviesan. Sin embargo, se ha visto que el estigma de los médicos tratantes y el de los familiares del paciente psiquiátrico desfavorece su recuperación y lo mismo ocurre con el autoestigma que se confieren los propios pacientes”, señaló Rosas.

Las dificultades de la práctica psiquiátrica

“Los resultados de la investigación podrían parecer un poco álgidos. Podrían llevar a pensar que los psiquiatras no son tan buenos. Pero tampoco es que sean tan malos. Todos crecimos en la misma cultura, escuchando que las enfermedades mentales son algo malo y no podemos desaprender los estereotipos. Pero podemos identificarlos, preguntarnos: ʹ¿Me estoy dejando llevar por el estereotipo en este momento, ¿estoy haciendo esto por un prejuicio?ʹ”, comentó la Dra. Lagunes.

La especialista hizo hincapié en que la psiquiatría es una profesión difícil, donde el profesional de la salud está expuesto constantemente a narrativas de violencia y abuso. Por otro lado están las limitantes institucionales y sociales, que ponen presión sobre los profesionales de la salud, recordó Rosas, quien publicó un estudio sobre el tema en Alternativas en Psicología.

“La cronicidad de los trastornos mentales graves, las múltiples recaídas de los pacientes, el desgaste profesional derivado de las demandas en la atención a síntomas, que en ocasiones se tornan graves y un sistema de salud que destina muy poco presupuesto para la atención de la salud mental (lo cual es un tipo de violencia institucional) son factores que al sumarse generan actitudes de rechazo hacia algunos usuarios de los servicios psiquiátricos”, detalló el experto a Medscape en español.

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Intervenciones para el cambio y la mejora

Pero el estudio no solo detectó actitudes negativas hacia los pacientes con enfermedades mentales; también encontró disposición y voluntad para mejorar de parte de los residentes. De hecho, la mayoría de ellos señaló que le gustaría tener materias relacionadas con el estigma y cómo combatirlo durante su formación.

“Reducir el estigma nos ayudaría a entender mejor a los pacientes y a darles un mejor tratamiento para que al final del día puedan tener una mejor vida”, contestó un residente que participó en el estudio.

Rosas destacó que la alfabetización en salud mental y estigma es esencial; entender que los problemas psiquiátricos afectan la calidad de vida de las personas permitiría un trato más sensible y empático. “No debe olvidarse la célebre frase de Publio Terencio: ʹHombre soy y nada humano me es ajenoʹ”.

De hecho, los resultados de este estudio son parte de una investigación mayor. La Dra. Lagunes está por publicar el siguiente esfuerzo encaminado a desarrollar una intervención específica para combatir el estigma en psiquiatras. La intervención está basada en evidencia y se centra en combatir diferentes estigmas, por ejemplo, que las personas con enfermedades mentales no se recuperan o que son violentas (pues al contrario, son propensas a ser víctimas de violencia).

La especialista comentó que lo más importante ya se tiene, que es el deseo de los propios residentes de psiquiatría para combatir el problema.

“Nuestra práctica clínica podría ser más ética y el paciente se beneficiaría y creo que incluso nosotros como psiquiatras podríamos estar más satisfechos con nuestro trabajo”, concluyó una residente que participó en el estudio.

La Dra. Lagunes y Rosas han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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¿Cómo organizar un programa de rehabilitación cardiaca de forma virtual?

En los últimos 20 años, las unidades de rehabilitación cardiaca han dado cobertura a menos de 10% de los pacientes con un síndrome coronario agudo y tan solo un 6% de los pacientes incluidos era por insuficiencia cardiaca. Sus inicios fueron rudimentarios, con pocos recursos y con notables diferencias entre hospitales de distintas comunidades autónomas. Pero, gracias al empeño y duro trabajo de muchos facultativos, muchos de estos centros de rehabilitación se han adaptado a los mínimos requisitos recomendados por el programa SEC-EXCELENTE para ofrecer un programa de rehabilitación cardiaca.

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El Congreso de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) 2021 dedicó una sesión a la organización de un programa de rehabilitación cardiaca de forma virtual, en el que participaron: la Dra. Carmen de Pablo Zarzosa, coordinadora de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital Ramón y Cajal; el Dr. Pablo Toledo Frías, cardiólogo del Hospital Universitario Clínico San Cecilio de Granada, y el Dr. Domingo Marzal Martí, cardiólogo del hospital Sant José de Madrid. La sesión estuvo moderada por el Dr. Vicente Arrarte, cardiólogo del Hospital General Universitario de Alicante, cardiólogo clínico con especial dedicación a rehabilitación cardiaca.

Durante la sesión se recordó el concepto de programa de rehabilitación cardiaca. Y quedó patente que una unidad de Rehabilitación Cardiaca es mucho más que entrenamiento de ejercicio físico, y no solo aeróbico (ya que se trabaja también la flexibilidad, el equilibrio y la fuerza) para mejorar la capacidad física del paciente. También incluye otras intervenciones de apoyo al paciente relacionadas con la educación sanitaria, el abordaje psico-social (control de estrés, facilitar la reincorporación laboral) y el manejo de todos los factores de riesgo. Todo ello para garantizar la disminución del riesgo cardiovascular del paciente, mejorando los factores de riesgo y hábitos de vida y reduciendo, además, los ingresos por enfermedad cardiovascular y la mortalidad.

Como explicó la Dra. de Pablo, “se trata de programas diseñados y llevados a cabo por todo un equipo multidisciplinar, que gracias a la tecnología permite incluso la supervisión del paciente en su domicilio”. Actualmente, en los programas de rehabilitación cardiaca además de pacientes con cardiopatía isquémica o insuficiencia cardiaca se incluyen a pacientes intervenidos de cirugías valvulares y con desfibrilador automático implantable, cardiopatías congénitas o enfermedad arterial.

La rehabilitación cardiaca durante la pandemia

Durante el primer mes de la pandemia por la COVID-19, todas las unidades de rehabilitación cardiaca (en España estaban registradas 135 hasta ese momento) pararon su actividad presencial. Fue un momento decisivo en el que la telemedicina pasó a ser crucial.

En algunos centros hospitalarios, como fue el caso del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, se pusieron en marcha videoconsultas en línea y eConsultas para resolver dudas de medicación y apoyar a los pacientes en momentos en los que más lo necesitaban. “Para nosotros fue duro porque teníamos que combinar nuestro trabajo dando apoyo asistencial durante la pandemia con estar conectados casi las 24 horas. Fue desgastante, pero valió la pena”, comentó la Dra. de Pablo.

En mayo se retomó la actividad de ergometría presencial con cuatro pacientes, siguiendo las medidas de seguridad del documento de consensode la Asociación de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la SEC y la Sociedad Española de Rehabilitación Cardiorrespiratoria (SORECAR) con recomendaciones para evitar el contagio del virus. Desde entonces, “el aforo sigue siendo reducido en el gimnasio, aunque se ha ido ampliando. Ahora estamos en el 70%”, añadió el Dr. Toledo.

También desde la Asociación de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la SEC se lanzó en julio el ‘Aula abierta de rehabilitación cardiaca’, un proyecto online dirigido a pacientes cardiovasculares que no podían acceder a un programa presencial o e-supervisado o hubieran tenido que interrumpirlo por la pandemia de la COVID-19.

Requisitos de un programa de rehabilitación virtual

Un buen programa de rehabilitación debe asegurar que el paciente se sienta controlado, seguro y sin perder el contacto con el médico.

La Dra. de Pablo compartió su experiencia en la unidad de rehabilitación cardiaca del Hospital Ramón y Cajal, “la llamada telefónica es el primer contacto con el paciente después de la solicitud y ese día se deciden las pruebas, y la actuación, lo que permite optimizar los recursos”. Una gestión con la que estuvo de acuerdo el Dr. Toledo, “esa primera consulta debería ser telemática, ya que tiene muchas ventajas, entre ellas evitar el desplazamiento: uno de los problemas de muchos pacientes, especialmente de zonas rurales o dispersas geográficamente”.

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Por su parte, el Dr. Toledo hizo hincapié en mantener la calidad en telemedicina, aunque resalta la dificultad para tratar los aspectos motivacionales como el tabaquismo o las limitaciones en el entrenamiento de fuerza a través de un programa online. Todo un reto que hay que aprender a solventar.

Otro de los aspectos que ayudarían a mejorar la gestión de estas unidades es la puesta en marcha de “un registro vivo en el que se actualicen los datos que permita la acreditación de la calidad de estas unidades. Este certificado mostraría que todos estamos haciendo las cosas de la misma manera”. Este fue el caso del proyecto R-EUReCa, un Registro Nacional de Unidades de Rehabilitación Cardiaca, iniciado en el 2015 por la SECociedad Española de Cardiología, que tiene como objetivos: conocer mejor las características de todas las unidades de Rehabilitación Cardiaca de todo el país para poder planificar su crecimiento en función de las necesidades existentes.

“Este registro permitiría saber la situación de las unidades Rehabilitación Cardiaca después de la pandemia de la COVID-19 porque algunas han tenido que cerrar. Además, gracias a él, podríamos saber cómo estamos ahora y cómo podemos avanzar”, añadió la Dra. De Pablo.

Como recordó el Dr. Marzal, “aunque las necesidades suelen ser infinitas, los recursos son finitos y hay que centrarse en lo que se puede hacer para mejorar la situación de nuestros pacientes”, e insistió en que hay que dejar de hacer cosas que no aportan valor. En este sentido, el especialista opinó que es necesario profesionalizar la gestión de la rehabilitación en el Sistema Nacional de Salud.

Un programa de rehabilitación cardiaca debería contar también con la estratificación del riesgo del paciente desde su ingreso en el programa, con prioridad a la atención virtual por encima de la presencialidad en el paciente de bajo riesgo.

Es importante además, el uso de medios telemáticos disponibles para el registro de actividad domiciliaria, con un seguimiento en la adherencia terapéutica y la disponibilidad de facilitar el contacto telemático con los profesionales, reduciendo la atención presencial.

Y, por último, el control de los factores de riesgo en consultas de seguimiento con un modelo de actuación flexible que permita adaptar el formato (presencial o virtual) según las necesidades de información y prescripción.

La clave es, sin duda, coordinación, flexibilidad y adecuación a las necesidades del paciente, teniendo en cuenta el riesgo de su patología, comorbilidad y posibilidades para adaptarse a los cuidados ofertados en el programa de rehabilitación cardiaca.

Este contenido fue originalmente publicado en Univadis, parte de la Red Profesional de Medscape.

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La relación médico-paciente se convierte en un trío con máquinas

El uso de sistemas de diagnóstico y gestión basados ​​en inteligencia artificial (IA) y el monitoreo automatizado basado en teléfonos inteligentes está permitiendo que la tecnología se inserte entre el médico y el paciente, lo que podría alterar fundamentalmente su relación, según un experto del Reino Unido.

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“No hay forma de que podamos escapar de estas fuerzas fundamentales”, dijo John Wyatt, profesor emérito de pediatría neonatal, ética y perinatología en el University College London.
Sin embargo, dijo en la conferencia Med + 2021 del Royal College of Physicians ‘el 27 de octubre, que “siempre habrá un lugar” para un “experto humano compasivo”.


Si los médicos “tienen un rol, entonces uno de esos roles … es como el concepto de ‘amigo sabio’, y redescubrir y volver a enfatizar la importancia de la intuición clínica y el arte de la medicina”.
Añadió que “el consultor experto sabe cuáles son las reglas y sabe cuándo se pueden romper y cuándo no se deben romper, y eso es algo que ninguna máquina puede saber realmente”.
Impacto pandémico

El profesor Wyatt comenzó señalando que la pandemia de COVID-19 ha tenido un “impacto enorme” en la forma en que se practica la medicina, por lo que la pregunta es: “¿Cómo respondemos a esto y, en particular, cómo pensamos sobre las implicaciones? “


Citó el ejemplo de una consulta de médicos de cabecera que, al inicio de la pandemia, se había cambiado a un sistema de consulta de médicos de cabecera en línea basado en teléfonos inteligentes, lo que condujo “a todo tipo de problemas interesantes y desafiantes”.


Una fue que, para muchos jóvenes, comunicarse con un médico de cabecera a través de un teléfono inteligente “era muy similar a participar en una conversación de WhatsApp y, por lo tanto, se perdieron todas las normas de etiqueta y reglas [de una consulta]”.
“La gente era increíblemente casual” y “a menudo muy grosera” e “informal”, dijo, y envió imágenes de “partes privadas del cuerpo”, con el resultado de que la práctica estaba “luchando por entender cómo diablos practicar la medicina” en este contexto.
Usables

El profesor Wyatt continuó diciendo que otra área de desarrollo tecnológico con implicaciones de gran alcance son las tecnologías portátiles, como los rastreadores de actividad física como Amazon Halo, que tiene una “capacidad extraordinaria para monitorear diferentes variables fisiológicas”.

Continuó que una cantidad increíble de datos también se puede inferir de la forma en que una persona usa un teléfono inteligente, un proceso conocido como fenotipado digital.


Por ejemplo, los sistemas de inteligencia artificial pueden determinar el estado mental de un individuo y predecir una crisis a partir de la naturaleza y la calidad de su habla, su entonación y expresión facial y movimientos oculares, la forma en que mueven el teléfono inteligente y operan el teclado, su participación en las redes sociales e incluso su actividad de búsqueda en Internet.
El profesor Wyatt cree que esto es “solo un anticipo de lo que se avecina”, ya que la combinación de un teléfono inteligente y una tecnología portátil es “una herramienta extraordinariamente poderosa para monitorear una amplia gama de variables fisiológicas”.
Pero, preguntó, ¿cómo se monitorean y almacenan todos esos datos? También hay problemas de privacidad y confiabilidad, que se pusieron de relieve con las revelaciones recientes sobre los sistemas DeepMind de Google y Watson de IBM.

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Trío

Todo esto plantea la pregunta: “A medida que el paciente toma cada vez más el control de su propio tratamiento mediante el uso de la tecnología, ¿dónde encaja el médico en la vía de atención?
“Sospecho que una de las implicaciones que ocurre es que, en lugar de la relación de persona a persona, un dúo entre el médico y el paciente, que es a lo que estamos acostumbrados tradicionalmente, ahora surge una especie de trío. “
Explicó: “Está el paciente, está el médico y está la máquina, y hay relaciones complejas de tres vías entre este trío”, lo que lleva a la pregunta de cómo “aprendemos a navegar por esto”.


El profesor Wyatt cree que podría conducir a la “fragmentación de las vías tradicionales de atención médico-paciente y los procesos de decisión”.


Continuó: “Obviamente, existen enormes problemas de confidencialidad”, particularmente cuando se hacen llamadas de telemedicina, ya que alguien más puede estar “en la habitación” con un paciente y puede haber “influencias” desconocidas sobre cómo responden.


Además, la ausencia de examen físico podría dar lugar a “errores de diagnóstico y manejo” debido a la incapacidad de evaluar a las personas con precisión, y existen “todo tipo de problemas con la prescripción remota”.


El profesor Wyatt dijo que detrás de la introducción “muy rápida” de la inteligencia artificial y las tecnologías digitales en la atención médica se encuentran los avances en la tecnología, con el hardware y el software cada vez más poderosos y más baratos, y la acumulación de “conjuntos de datos de salud masivos”.


El NHS, dijo, “es visto como una fuente particularmente atractiva de ‘big data’ para las empresas comerciales”, ya que “cuanto mayor sea el conjunto de datos, más preciso puede ser el reconocimiento de patrones”.


El resultado son inversiones “masivas” de “todos los principales actores” y muchas empresas emergentes comerciales, todas con la esperanza de aprovechar las ganancias potenciales “absolutamente astronómicas”.


El NHS también se considera “maduro para la automatización” debido a sus “niveles muy altos de personal humano, prácticas ineficientes, tecnología anticuada, baja productividad, etc.”.


Diagnóstico rápido

Dijo que los impulsores de la automatización son una mayor velocidad, precisión y eficiencia económica, a través del rápido escalado y reproducción de tecnologías efectivas en los sistemas de salud.


El objetivo es lograr un diagnóstico y un análisis de imágenes más precisos y rápidos, especialmente en el ámbito de las enfermedades raras y las presentaciones inusuales, y una mejor predicción y seguimiento de las respuestas al tratamiento, junto con la “democratización” del conocimiento experto en entornos de “escasos recursos”.


Pero esto podría producirse a costa de sesgos, errores y discriminaciones ocultas en las bases de datos de salud preexistentes.
Además, los intereses comerciales plantean preocupaciones de que “la mayoría de estos algoritmos de atención médica son en realidad propietarios y están protegidos por patentes y acuerdos de no divulgación … y, por lo tanto, a menudo no es posible … interrogar al algoritmo”.

También hay preguntas como cómo “mantener la agencia humana y la supervisión” de los sistemas automatizados y cómo juzgar cuando los sistemas automatizados “sugieren acciones que entran en conflicto con la experiencia clínica”.
“Y una de las preguntas sobre todos los sistemas automatizados y, en particular, de aprendizaje automático es: cuando fallan, ¿fallan de una manera segura?” Preguntó el profesor Wyatt.

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Intangibles

Después de su presentación, la presidenta de la sesión, Sonia Panchal, reumatóloga consultora del South Warwickshire NHS Foundation Trust, preguntó qué desafíos enfrentan hoy los médicos relacionados con las tecnologías de la salud a raíz de la pandemia de COVID-19.


El profesor Wyatt respondió que actualmente hay “enormes presiones sobre los servicios de salud, y en particular el retraso … y creo que, cada vez más, los gerentes de salud analizarán estas cuestiones de eficiencia y escalamiento … y dirán: ¿Cómo podemos obtener un mayor rendimiento de la fuerza laboral existente? “


“Y la respuesta obvia es la tecnología … para quitar cada vez más la carga a los seres humanos y ponerlos en sistemas automatizados”.


Esto creará una “enorme presión” para introducir tales sistemas, y su “preocupación” es que se examinarán los trabajos de los médicos y alguien dirá: “No es necesario que haga eso, no es necesario que haga esto, simplemente concéntrese en los demás y nosotros eliminaremos estas otras tareas “.


El Dr. Panchal agregó: “Sin embargo, son esas tareas las que a veces necesitas para poder hacer las tareas que realmente estás allí para hacer”.


“Es una cosa holística”, dijo el profesor Wyatt, y agregó que “el pensamiento tecnológico siempre se centra en resultados medibles … y el problema, por supuesto, es que estas cosas absolutamente intangibles pero importantes sobre la comodidad, el cuidado y la compasión” no se pueden medir ni demostrar su importancia.


Sin financiación declarada.
No declara relaciones económicas relevantes.
Med + 2021: Sesión Dilemas éticos y morales para los médicos en la era digital. Presentado el 27 de octubre.

Aspectos legales de la protección de la salud en el entorno digital

Frente a un modelo de sociedad principalmente analógico, en los últimos años las nuevas tecnologías han irrumpido y modificado la forma en la que nos relacionamos con nuestro entorno, revolucionando, entre otros servicios, los sanitarios. Durante el pasado 1 y 2 de octubre, se celebró en el seno del 43º Congreso Nacional SEMERGEN, la mesa La protección de la salud en el entorno digital. Aspectos legales.[1] En la que el Dr. Jiménez de la Cruz, médico de Atención Primaria, y los abogados Murillo Bellell y Pinedo García, incidieron en los aspectos legales que cubren esta revolución, hablando del marco teórico y del marco de referencia que ampara esta práctica en las consultas médicas.

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“Recibimos con ilusión las nuevas herramientas, que han supuesto una mejora en nuestra práctica clínica habitual, han mejorado nuestras competencias profesionales, han conseguido eliminar barreras y han hecho posible dar cobertura universal a nuestro ámbito sanitario”, comentó el Dr. Jiménez de la Cruz. La pandemia de la COVID-19 ha supuesto una aceleración de esta transformación, sobre todo en el campo de la telemedicina, convirtiéndose en recurso indispensable en la conformación de la estructura sanitaria actual.

La Salud Digital es el concepto que incorpora el uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) a productos, servicios y procesos de atención sanitaria. “Con la COVID-19 nos hemos dado cuenta de que esto no es una oportunidad, sino que ya es una necesidad”, argumentó Murillo Bellell, y esta revolución digital está avanzando hacia la consolidación de la protección de la salud en el entorno digital.

En esta línea, se reconoce la potestad del Gobierno de tutelar la salud de los ciudadanos, y el derecho a la protección de la salud, que se consagra en la Constitución Española como principio rector de nuestra política social y económica. Este concepto evoluciona en la Estrategia Nacional de Transformación Digital en el Sistema Nacional de Salud (de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica) y en el reconocimiento del “derecho a la protección de la salud en el entorno digital” (incluido en el apartado XXI de la Carta de Derechos Digitales, todavía en fase de aprobación). Tal y como se afirma en el texto: “esta Carta no trata de crear nuevos derechos fundamentales sino de perfilar los más relevantes en el entorno y los espacios digitales o describir derechos instrumentales o auxiliares de los primeros”.

Actualmente existen ejemplos consolidados en torno a la salud digital en la práctica diaria de todos los médicos, así: la historia clínica electrónica, la receta electrónica, la venta de medicamentos no sujetos a prescripción médica a distancia, el acceso a información sanitaria en portales web, o la asistencia sanitaria a distancia (telemedicina), por nombrar algunos.

Entre los principales beneficios que nos aportan estas nuevas herramientas digitales, Murillo Bellell nombró la interoperabilidad del historial clínico electrónico (no solo a nivel del Sistema Nacional de Salud, sino también con posibilidad de un historial clínico europeo), la reducción de la presión asistencial en los centros sanitarios, la asistencia telemática a personas que no pueden desplazarse por hallarse en zonas aisladas o de difícil acceso, o el fomento de la vida autónoma en pacientes con patologías crónicas.

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Sin embargo, a pesar de la evolución tecnológica en todos los ámbitos de la sociedad, en el plano sanitario en concreto hay que tener en cuenta varios factores relativos a la implantación de estas medidas que pueden disminuir la calidad de la atención al paciente. Por ejemplo, la escasa digitalización de las infraestructuras de los centros, establecimientos y servicios sanitarios que forman parte del Sistema Nacional de Salud, así como la “brecha digital” existente en la población: el experto habló de hasta un 43% de personas “que no son nativos digitales, por motivos económicos, geográficos o de edad”. También, la falta de recursos digitales puestos a disposición de los profesionales sanitarios y la baja concienciación de los profesionales sanitarios en el uso de las tecnologías de información y comunicación, la falta de formación, o la incertidumbre legal y ética que supone su utilización -puesto que no existe en este momento una norma específica ad hoc que regule la telemedicina-.

Contamos con un marco general sólido en materia sanitaria y una normativa en materia de uso de las nuevas tecnologías en sanidad que actualmente se ha quedado desactualizada con la evolución de éstas. Según Pinedo García, “nos hace falta un marco jurídico que regule todas las partes y nos permita realizar la telemedicina con garantías legales, de forma ordenada y segura”. El perito aboga por una actualización del Código Deontológico de 2011, pues apenas menciona la salud digital o los servicios propios de la misma.

La realidad social ha avanzado a mayor velocidad en esta “era digital”, y queda patente que la crisis de la COVID-19 ha acelerado este proceso en todos los ámbitos laborales, de forma que los profesionales sanitarios se encuentran ahora con obstáculos evidentes para hacer uso de los servicios propios de la salud digital en las normas que rigen su actuación profesional.

Los beneficios que el uso de las tecnologías de información y comunicación aportan en el campo de la salud resultan evidentes y la materialización efectiva de este derecho en todas sus facetas, como derecho del paciente y como obligación del Sistema Nacional de Salud, es un desafío cuyo éxito dependerá de poder superar los obstáculos. Un marco normativo y ético actualizado será necesario para poder abordar la salud digital con plenas garantías para todos.

Este contenido fue originalmente publicado en Univadis, parte de la Red Profesional de Medscape.

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La Asociación Puertorriqueña de Diabetes y Colgate se unen en pro de la salud bucal

Con el fin de contribuir y mejorar el estilo de vida de los pacientes con diabetesColgate se une a la Asociación Puertorriqueña de Diabetes y la farmacéutica, Abbot en la iniciativa, Al Cuidado de tu Diabetes, ya que esta población en específico tiene mayor prevalencia a padecer problemas en las encías, producto de su condición de salud

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Al respecto Brenda Padilla Pérez, directora ejecutiva de la  Asociación Puertorriqueña de Diabetes, precisó que es importante educar en función de mantener una buena salud, y en el caso de los pacientes con diabetes, muchos de ellos están en constante reto ante el cuidado bucal

“Por eso agradecemos el apoyo de Colgate para llevar este mensaje de prevención. El cuidado de la higiene bucal reducirá el riesgo de padecer una enfermedad de las encías que complique el control de la diabetes. Alianzas como estas fortalecen la importancia de la educación para el bienestar de todos”, expresó. https://822c0d665d89933bcbfaaa2c208dd705.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html

Por su parte, Irma MaurizGerente Regional de Salud Oral Profesional para Colgate, destacó que  “la diabetes es una condición que puede afectar grandemente el estilo de vida de quienes la padecen. Para nosotros en Colgate, educar a todos los pacientes sobre cómo tener una buena salud oral es muy importante, pues nuestro compromiso es ayudar a que las personas tengan una mejor calidad de vida y sobre todo lleven una sonrisa brillante”.

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A razón de esto indicó que para Colgate es importante resaltar la importancia de una buena rutina de salud oral en los pacientes con diabetes, ya que es la forma principal de evitar los problemas en las encías es manteniendo una rutina completa de cuidado oral, como cepillar los dientes al menos dos veces al día, utilizar hilo dental y usar enjuagador bucal diariamente.

Las voceras coincidieron en que esto previene el sarro y las caries que causan distintas enfermedades e infecciones, como lo es la gingivitis que en personas que padecen de diabetes puede provocar un cuadro médico severo. Simultáneo a mantener una rutina de cuidado oral en su hogar, los pacientes con diabetes deben visitar regularmente a su dentista para conversar sobre su salud oral y prevenir complicaciones. 

Para conocer sobre esta alianza y las iniciativas junto a la Asociación Puertorriqueña de Diabetes pueden acceder a la página de Facebook de Colgate Puerto Rico. 

Casi la mitad de la población mundial tiene poco o ningún acceso a la atención diagnóstica clave

Casi la mitad de la población mundial tiene poco o ningún acceso a diagnósticos básicos, según nuevas estimaciones de investigación. Además menos de 20% de los entornos de atención primaria básica en países seleccionados de ingresos bajos y medianos puede realizar pruebas de laboratorio clínico e imágenes de diagnóstico. El análisis se publicó el 6 de octubre en The Lancet Global Health y acompaña a un informe en profundidad de la Comisión Lancet sobre diagnósticos.

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Las vacunas y los fármacos reciben mucha atención en los esfuerzos de salud global, pero los diagnósticos son otra pieza esencial del rompecabezas que puede pasarse por alto, indicó a Medscape Noticias Médicas Sue Horton, Ph. D., autora del estudio y economista del University of Waterloo School of Public Health Sciences, en Ontario, Canadá.

Las pruebas agregan gastos adicionales y en áreas donde la carga de ciertas enfermedades es alta se puede considerar más rentable tratar sin confirmar el diagnóstico. La pandemia ha ayudado a resaltar la importancia de las pruebas y el diagnóstico para tratar las enfermedades y controlar su propagación, anotó. “Si trata a personas con una afección sin diagnosticarla con precisión, está prescribiendo fármacos a oscuras”.

Aunque se reconoce la disparidad en el acceso a los diagnósticos entre los países de ingresos más altos y los de ingresos más bajos, pocos estudios han investigado la disponibilidad de los diagnósticos en varios países, señalaron Horton y sus colaboradores. “Con el establecimiento de la Lista de Diagnósticos Esenciales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2018 y el creciente consenso internacional de que una mejor inversión en laboratorio y radiología es crucial, es necesario establecer el nivel basal contra el cual se pueden medir las inversiones futuras en la capacidad de diagnóstico”, escribieron los autores.

Para tener una mejor imagen multinacional de la disponibilidad de las pruebas diagnósticas, el equipo extrajo datos de las encuestas del Service Provision Assessment de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que evalúan la capacidad y la prestación de servicios de salud de los países. Analizaron pruebas de laboratorio clínico y datos de disponibilidad de imágenes de diagnóstico de diez países de ingresos bajos y medianos: Bangladesh, Haití, Malawi, Namibia, Nepal, Kenia, Ruanda, Senegal, Tanzania y Uganda. En el nivel de atención primaria el equipo examinó la disponibilidad de pruebas de diagnóstico para virus de inmunodeficiencia humana, malaria, niveles de glucosa y proteínas en orina, prueba de embarazo en orina, sífilis, nivel de glucosa en sangre, hemoglobina, microscopia y ultrasonido. A nivel hospitalario, se examinaron la disponibilidad de tinción de Gram, radiografías, química y hematología, tuberculosis y diagnósticos por tomografía computarizada. Se consideró disponible un diagnóstico si la prueba se realizó en el sitio con todo el equipo de prueba disponible y en funcionamiento o si había un registro de transporte de muestras de prueba a sitios de atención de niveles más altos.

El análisis incluyó datos de 8.512 establecimientos de salud en los diez países en encuestas de 2004 a 2018. Los diagnósticos fueron más deficientes en los establecimientos de atención primaria básica, aquellos con personal capacitado, pero sin médicos. La disponibilidad media de las pruebas fue de 19,1%.

La disponibilidad de diagnóstico aumentó a mayor nivel de atención. Por ejemplo, 49,2% de los hospitales y las instalaciones de atención primaria avanzada pudo realizar pruebas de laboratorio clave y 68,4% de ellos tenía capacidad para obtener imágenes. En los entornos de atención primaria las pruebas de malaria fueron el apoyo diagnóstico más comúnmente disponible (76,1% de los establecimientos) y la ecografía tenía menos probabilidades de estar disponible (1,2%). También en los entornos hospitalarios las pruebas de malaria estaban más disponibles (91,6%), aunque las tomografías computarizadas fueron las menos disponibles (6,1%).

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Asimismo, la disponibilidad diagnóstica en los entornos de atención primaria básica y avanzada, excepto en los hospitales, aumentó en asociación con un aumento de los ingresos de los países.

Al incorporar datos del sistema de información geográfica en el análisis y utilizar técnicas de modelado, la Comisión Lancet para el diagnóstico estimó que 47% de la población mundial tiene poco o ningún acceso a pruebas diagnósticas dentro de una caminata de 2 horas desde su residencia.

El estudio es “extremadamente importante y valioso” al mostrar los desafíos en el acceso a los diagnósticos en la atención primaria y los entornos hospitalarios en los países de bajos ingresos, señaló a Medscape Noticias Médicasel Dr. Dan Milner, director médico de American Society for Clinical Pathology. Sin embargo, debido a que los investigadores evaluaron “imágenes instantáneas” del acceso al diagnóstico de hace 2 a 17 años, los datos no reflejan áreas de progreso en el campo.

Ha habido un gran esfuerzo durante la última década para aumentar las pruebas del virus de inmunodeficiencia humana, la tuberculosis y la malaria en los entornos de atención primaria de todo el mundo. Para otras enfermedades, especialmente las enfermedades no transmisibles, como la hipertensión y la diabetes, “no ha pasado nada”. La investigación futura que utilice estas encuestas de países individuales durante varios años podría ayudar a identificar áreas de mejora y estancamiento, agregó.

El uso de puntos de referencia como los que se utilizan en este estudio “podría formar la base para métricas y herramientas mejoradas que se pueden utilizar para evaluar el progreso del diagnóstico en los próximos años”, expresó a Medscape en español la Dra. Pascale Ondoa, Ph. D., directora de ciencia y nuevas iniciativas en African Society for Laboratory Medicine (ASLM), en Addis Abeba, Etiopía. 

Para que estos esfuerzos tengan éxito “debería haber más inclusión de todas las partes interesadas en la concepción, implementación y evaluación de las intervenciones. No me refiero solo a las agencias y gobiernos internacionales de salud global, sino también a los organismos de salud regionales y locales y las organizaciones indígenas sin fines de lucro (como African Society for Laboratory Medicine ) que poseen el conocimiento necesario del campo y tienen el nivel adecuado de legitimidad y poder legal para implementar el cambio en el campo”, concluyó la Dra. Ondoa, coautora de un comentario sobre el informe de la Comisión Lancet sobre diagnóstico.

Horton, el Dr. Milner y la Dra. Ondoa han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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La ‘fatiga por empatía’ en los médicos aumenta con la última oleada de COVID-19

Heidi Erickson, MD, está cansada. Como médico pulmonar y de cuidados intensivos en Hennepin Healthcare, en Minneapolis, Minnesota, ha estado brindando atención a pacientes con COVID-19 desde el comienzo de la pandemia.

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Fue agotador desde el principio, mientras ella y sus colegas se esforzaban por comprender cómo lidiar con esta nueva enfermedad. Pero últimamente, ha notado un tipo diferente de agotamiento derivado del conocimiento de que con las vacunas ampliamente disponibles, el último aumento fue evitable. Su unidad de cuidados intensivos (UCI) está actualmente tan llena como siempre con pacientes con COVID, muchos de ellos. adultos jóvenes y la mayoría de ellos no vacunados. Después de la muerte reciente de un paciente, un hombre no vacunado con hijos adolescentes, tuvo que enfrentarse a las preguntas de su familia sobre por qué no se administraba ivermectina, un medicamento antiparasitario que se promocionaba falsamente como un tratamiento de COVID.


“Estoy fatigado porque estoy trabajando más que nunca, pero no es necesario que mueran más personas”, dijo Erickson a Medscape Medical News. “Ha sido muy duro física, mental y emocionalmente”.
En medio de otro aumento en los casos de COVID-19 en los Estados Unidos, los médicos están hablando sobre su creciente frustración con esta crisis prevenible.


Algunos están usando los términos “fatiga por empatía” y “fatiga por compasión”, una sensación de que están perdiendo la empatía por las personas no vacunadas que están alimentando la pandemia.
Erickson dice que se siente frustrada no por los pacientes individuales sino por un sistema que ha permitido que prolifere la desinformación. Los expertos dicen que este tipo de sentimientos encajan en un patrón generalizado de agotamiento médico que ha dado un nuevo giro en esta etapa de la pandemia.

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Elecciones paradójicas

La empatía es la piedra angular de lo que hacen los médicos, y la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de un paciente es una habilidad esencial para brindar una atención eficaz, dice Kaz Nelson, MD, psiquiatra de la Universidad de Minnesota, Twin Cities. Los practicantes enfrentan situaciones paradójicas todo el tiempo, señala. Estos incluyen personas que se rompen huesos y vuelven a hacer paracaidismo, personas que tienen colesterol alto pero continúan comiendo alimentos fritos y personas con cáncer de pulmón avanzado que continúan fumando.


Para tratar a los pacientes con compasión, los médicos aprenden a dejar de lado el juicio reconociendo la complejidad del comportamiento humano. Pueden lamentar la naturaleza adictiva de la nicotina y la publicidad dirigida a los niños, por ejemplo, mientras escuchan y se preocupan.
La empatía requiere una función cerebral de alto nivel, pero a medida que aumentan los niveles de estrés, la función cerebral que impulsa la empatía tiende a apagarse. Es un mecanismo de supervivencia, dice Nelson.


Cuando los trabajadores de la salud se sienten abrumados, atrapados o amenazados por pacientes que exigen tratamientos no probados o por UCI con más pacientes que ventiladores, pueden experimentar una respuesta de lucha o huida que los pone a la defensiva, frustrados, enojados o indiferentes, señala Mona Masood. DO, psiquiatra del área de Filadelfia y fundador de Physician Support Line, una línea directa gratuita de salud mental para médicos.


Algunos médicos han recurrido a Twitter y otras plataformas de redes sociales para publicar sobre este tipo de experiencias. Estos sentimientos, que se han estado gestando durante meses, se han visto exacerbados por la complejidad de la situación actual. Los médicos ven una desconexión entre lo que es y lo que podría ser, señala Nelson.


“Antes de las vacunas, no había otras opciones, por lo que teníamos estrés tóxico y fatiga, pero aún podíamos mantener un poco de empatía diciendo: ‘Sabes, la gente no eligió infectarse, y nosotros están en una pandemia ‘. Podríamos odiar el virus. Ahora, con el acceso a las vacunas, esa última conexión con la empatía se elimina para muchas personas “, dice.

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Autoconservación vs Empatía

La fatiga por compasión o la fatiga por empatía es solo una reacción a sentirse completamente agotado y estresado, dice Nelson. La ira contra la sociedad, como la que experimentó Erickson, es otra respuesta.
Los profesionales también pueden sentir que simplemente están cumpliendo con los movimientos de su trabajo, o pueden disociarse, dejando de sentir que sus pacientes son humanos. Muchos médicos y enfermeras han llorado en sus autos después de los turnos y han publicado videos llenos de lágrimas en las redes sociales.

Al principio de la pandemia, dice Masood, los médicos que llamaron a la línea directa de apoyo expresaron tristeza y dolor. Ahora, hizo que sus colegas escucharan la frustración y la ira, junto con la culpa y la vergüenza por tener sentimientos que creen que no deberían tener, especialmente hacia los pacientes. Pueden sentirse poco profesionales o peor, indignos de ser médicos, dice.
Una persona que llamó recientemente a la línea directa fue un médico de la UCI de mucho tiempo a quien los pacientes le habían dicho tantas veces que la ivermectina era el único medicamento que los curaría que comenzó a dudar de sí mismo, dice Masood. La persona que llama necesitaba que otro médico le asegurara que estaba haciendo lo correcto.

Otro médico del departamento de emergencias le contó a Masood sobre un niño pequeño que había llegado al hospital con síntomas de COVID. Cuando se les preguntó si la familia había estado expuesta a alguien con COVID, el padre del niño mintió para que pudieran ser clasificados más rápido.
El médico, que necesitaba alejarse de la situación, se acercó a Masood para expresar su frustración para que no “dejara salir” al paciente.
“Es difícil sentir empatía por las personas que, a todos los efectos, son muy egocéntricas”, dice Masood. “Estamos en un lugar en el que tenemos que elegir entre la autoconservación y la empatía”.

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Como hacer frente

Para ayudar a los profesionales a sobrellevar la situación, Masood ofrece palabras que describen lo que están experimentando. A menudo escucha a los médicos decir cosas como: “Este es un tipo de agotamiento que siento hasta los huesos”, o “Esto me hace querer dejar de fumar” o “Siento que estoy al final de mi cuerda”.


Los alienta a considerar los términos “fatiga por empatía” y “daño moral” para reconciliar cómo su sentido de responsabilidad de cuidar a las personas se ve comprometido por factores fuera de su control.
No es vergonzoso reconocer que experimentan emociones, incluidas las difíciles como la frustración, la ira, la tristeza y la ansiedad, agrega Masood.


Estar frustrado con un paciente no convierte a alguien en un mal médico, y admitir esas emociones es el primer paso para lidiar con ellas, dice.
Nelson agrega que tomar descansos del trabajo puede ayudar. También recomienda establecer límites, buscar terapia y reconocer los sentimientos temprano antes de que causen una sensación de insensibilidad u otras consecuencias de las que sea más difícil sanar a medida que pasa el tiempo.
“Estamos entrenados para ir, ir, ir y, a veces, no hacer una pausa y registrarnos”, dice. Es probable que los médicos que se abran descubran que no son los únicos que se sienten cansados ​​o frustrados en este momento, agrega.


“Conéctese con compañeros y colegas, porque lo más probable es que se puedan relacionar”, dice Nelson.