La fisioterapia puede disminuir el riesgo de uso de opiáceos a largo plazo después de artroplastia de rodilla

Un nuevo estudio ha revelado que la fisioterapia puede reducir el riesgo de utilización de opiáceos a largo plazo en pacientes que se han sometido a una artroplastia total de rodilla.

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“Un mayor número de sesiones de intervención de fisioterapia y el inicio más temprano de la fisioterapia en la atención ambulatoria posterior a la artroplastia total de rodilla se asociaron con menos probabilidades de utilización de opiáceos a largo plazo”, señalaron los autores de la Boston University School of Medicine, en Boston, Estados Unidos, en su informe sobre el estudio, publicado el 27 de octubre en la versión electrónica de JAMA Network Open.

“En estudios grandes anteriores hemos visto que la fisioterapia puede reducir el dolor en personas con artrosis de la rodilla, que suele ser la principal indicación para la artroplastia total de rodilla”, comentó a Medscape Noticias Médicas el coautor del estudio Deepak Kumar, P. T., Ph. D. Pero todavía no se ha explorado la asociación de la fisioterapia con el uso de opiáceos en personas con reemplazo de rodilla.

“La razón por la que nos enfocamos en el uso de opiáceos en estos pacientes es porque el número de intervenciones quirúrgicas para la artroplastia de rodilla está aumentando exponencialmente. Y dependiendo de los datos que se consulten, desde un tercio hasta la mitad de las personas que se someten a este procedimiento quirúrgico y que han consumido opiáceos con anterioridad acaban convirtiéndose en consumidores a largo plazo. Incluso entre 5% y 8% de las personas que no los han utilizado antes, se convierten en consumidores a largo plazo después de la cirugía”, añadió Kumar.

“Teniendo en cuenta la cantidad de operaciones que se realizan y se prevé que sigan aumentando, el número de personas que se convierten en consumidores de opiáceos a largo plazo no es insignificante”, destacó.

Detalles del estudio

Para evaluar el valor de la fisioterapia en la reducción del uso de opiáceos en este subgrupo de pacientes, los autores revisaron los registros de la base de datos de reclamaciones de seguros OptumLabs Data Warehouse e identificaron a 67.322 participantes elegibles de 40 años o más que se sometieron a artroplastia total de rodilla desde el 1 de enero de 2001 hasta el 31 de diciembre de 2016. De estos pacientes, 38.408 nunca habían recibido opiáceos y 28.914 los habían tomado con anterioridad. Los autores evaluaron el uso de opiáceos a largo plazo, definido como 90 días o más de recetas surtidas, durante el periodo de evaluación de resultados de 12 meses que varió en función de las diferencias en la fecha de inicio y la duración de la fisioterapia posterior a la artroplastia total de rodilla.

Los investigadores hallaron una probabilidad significativamente menor de consumo de opiáceos a largo plazo asociada a la aplicación de cualquier fisioterapia antes de la artroplastia total de rodilla en los pacientes que no habían tomado opiáceos antes (odds ratio ajustado [ORa]: 0,75; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 0,60 a 0,95) y en los que los habían tomado con anterioridad (ORa: 0,75; IC 95%: 0,70 a 0,80).

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Los investigadores descubrieron que 2,2% de los participantes del grupo que nunca había tomado opiáceos y 32,5% de los del grupo con antecedente de uso de opiáceos los consumían a largo plazo después de la artroplastia total de rodilla. Alrededor de 76% de todos los participantes recibió fisioterapia en la atención ambulatoria en los 90 días posteriores a la artroplastia y la utilización de fisioterapia posterior a la artroplastia total de rodilla en cualquier momento se asoció a una menor probabilidad de consumo de opiáceos a largo plazo en el grupo con antecedente de uso de opiáceos (ORa: 0,75; IC 95%: 0,70 a 0,79).

En el grupo que había utilizado antes opiáceos, entre 6 y 12 sesiones de fisioterapia (ORa: 0,82; IC 95%: 0,75 a 0,90) o ≥ 13 sesiones (ORa: 0,71; IC 95%: 0,65 a 0,77) se asociaron con menos probabilidades de consumo de opiáceos a largo plazo, en comparación con los que recibieron 1 a 5 sesiones. El inicio de la fisioterapia entre 31 y 60 días y entre 61 y 90 días después de la cirugía se asoció con mayores probabilidades de uso de opiáceos a largo plazo en ambas cohortes, en comparación con los que iniciaron la fisioterapia dentro de los 30 días posteriores a la artroplastia total de rodilla.

Fisioterapia: una opción poco explorada para tratar el dolor en la artroplastia de rodilla

Uno de los hallazgos sorprendió a los investigadores un poco desprevenidos: no hubo asociación entre la fisioterapia activa y la reducción de las probabilidades de uso de opiáceos a largo plazo. “Por estudios anteriores, al menos en personas con artrosis de la rodilla, sabemos que las intervenciones activas fueron más útiles que las pasivas”, indicó Kumar.

Dicho esto, añadió que aún existe cierta incertidumbre profesional respecto “al tipo o los componentes adecuados de la fisioterapia para el tratamiento del dolor en esta población”. A pesar de ello, cree que su estudio pone de relieve los beneficios de la fisioterapia como alivio del dolor en estos pacientes, en especial en aquellos que han utilizado opiáceos.

“Los productos farmacéuticos tienen efectos secundarios. Las inyecciones no son muy eficaces. La idea de centrarse en las intervenciones de fisioterapia es que está ampliamente disponible, no hace ningún daño y podría ser más económica tanto para los pagadores como para los proveedores”, señaló.

Los autores reconocieron las limitaciones de su estudio, entre ellas la de no ajustar el uso de opiáceos en los 90 días posteriores a la operación, así como los diferentes periodos de evaluación de resultados para las exposiciones a la fisioterapia antes y después de la intervención. Además admitieron que algunos de los pacientes que recibieron fisioterapia podrían haber formado parte de los menos propensos a ser tratados con opiáceos y viceversa. “Se necesitaría un ensayo clínico aleatorizado para desentrañar estas cuestiones”, concluyó.

El estudio fue financiado por becas de National Institutes of Health y el National Institute of Arthritis and Musculoskeletal and Skin Diseases. Kumar informó recibir becas de National Institutes of Health durante la realización del estudio y becas de Pfizer Inc., por proyectos no relacionados con el presente estudio. La lista completa de declaraciones de los autores puede encontrarse en el artículo original.

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Los hallazgos del mayor estudio sobre ejercicio y estado físico jamás realizado

Los beneficios de la actividad física son ampliamente conocidos por la ciencia. Sin embargo, la relación entre los diferentes tipos de ejercicio (más ligero, más intenso, aeróbico o no) y la mejora en la condición física aún no se comprenden completamente.

Para ahondar en este conocimiento, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston (EE.UU.) realizaron un gran estudio con más de 2.000 participantes, el mayor jamás hecho con el objetivo de comprender esta relación.

El buen estado físico tiene una gran influencia en la salud y está asociado con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular.

Publicado en el European Heart Journal, el estudio encontró que el ejercicio intenso mejora el estado físico más que la actividad física ligera, como caminar 10.000 pasos diarios (distribuidos a lo largo de la jornada).

El ejercicio intenso es tres veces más efectivo para mejorar el estado físico que simplemente caminar y 14 veces más efectivo que simplemente disminuir la inactividad diaria (como levantarse para cambiar de canal de televisión, subir escaleras en lugar del ascensor, etc.).Quizás también te interese

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La conclusión puede parecer obvia, pero de hecho hay una serie de detalles que han sido indagados a profundidad por la investigación, realizada y dirigida por el equipo del profesor de cardiología de la Universidad de Boston, Matthew Nayor.

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Por ejemplo, ¿puede una persona que pasa todo el día sentada en la oficina compensar este tiempo sedentario haciendo ejercicio más intensamente después del trabajo? ¿Cómo se compara la salud de esta persona con la de alguien que tiene un trabajo donde hay más actividad física pero no hay ejercicio más allá de eso?

También había incertidumbre acerca de si la cantidad de pasos dados por día (contados con contadores de pasos) realmente hacía alguna diferencia en la condición física. La conclusión es que sí lo hacen en todos los géneros, grupos de edad y condiciones de salud, lo que confirma que mantener la actividad durante todo el período el día es beneficioso para todos.

Los investigadores también encontraron que las personas que tienen un número de pasos por día más alto que el promedio y que se ejercitan más intensamente durante un período corto también tienen un estado físico por encima del promedio, independientemente del tiempo que hayan estado sentados.

En otras palabras, aparentemente es posible compensar el daño causado por un estilo de vida sedentario a lo largo del día con un aumento de la actividad física y del ejercicio en otros momentos.

La investigación también indagó sobre cómo el cuerpo responde a diferentes intensidades de actividad física durante el inicio, la mitad y el punto máximo de un ejercicio.

Los investigadores ya esperaban encontrar entre los resultados el hecho de que el ejercicio más intenso promueve una mejora en el rendimiento durante la actividad máxima.

Pero también encontraron que el ejercicio de alta intensidad también es más beneficioso que caminar a paso ligero para mejorar la capacidad del cuerpo para comenzar y mantener niveles más bajos de actividad.

Según Nayor, quien dirigió la investigación, otra pregunta fue cuáles son los impactos de los hábitos pasados relacionados con la salud física y el nivel de bienestar de una persona en el presente.

“Descubrimos que los participantes con altas tasas de actividad al principio, pero bajos niveles de actividad unos 8 años después, tenían niveles equivalentes de aptitud física. Esto sugiere que quizás haya un ‘efecto memoria’ de actividades físicas pasadas que se reflejan en el actual índice de aptitud física”, dice Nayor en un artículo sobre la investigación publicado por la Universidad de Boston y el Foro Económico Mundial.

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La importancia de las actividades físicas ligeras

Matthew Nayor señala que si bien la conclusión es que las actividades más intensas son mejores para el acondicionamiento físico, esto no significa que las actividades ligeras sean innecesarias.

“Nuestro estudio confirmó que la actividad ligera también mejora el estado físico. Y esto es especialmente importante para las personas mayores o para las personas que tienen condiciones médicas que les impiden realizar actividades más intensas”, dice en el artículo.

Agrega que si su objetivo es mejorar su estado físico, resulta tres veces más efectivo hacer al menos un ejercicio más moderado o intenso que simplemente ser una persona que camina mucho, por ejemplo.

¿Qué es el ejercicio intenso?

Los investigadores utilizaron definiciones establecidas en otros estudios como base para su trabajo reciente. Según esos parámetros, caminar entre 60 y 99 pasos por minuto es un ejercicio ligero, caminar entre 100 y 129 pasos por minuto es moderado y por encima de 130 pasos por minuto es intenso.

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Sin embargo, en el artículo publicado por la Universidad de Boston, Nayor señala que es posible que la velocidad deba ser mayor en las personas más jóvenes.

La US Fitness Guide recomienda entre 2:30 horas y 5 horas de ejercicio moderado por semana y entre las 1:15 horas y 2:30 horas de ejercicio intenso en el mismo período.