Las luces nocturnas de la ciudad se relacionan con más riesgo de diabetes

Los niveles más altos de exposición a la luz artificial exterior por la noche se relacionaron significativamente con los indicadores de la diabetes y las alteraciones de la homeostasis de la glucosa en un nuevo estudio nacional transversal realizado en China.

Los resultados mostraron un aumento significativo de 7% en la prevalencia de la diabetes por quintil de exposición a la luz artificial por la noche (cociente de prevalencia [CP]: 1,07), informaron el Dr. Ruizhi Zheng, de la Facultad de Medicina de la Universidad Jiaotong de Shanghái, en China, y sus colaboradores. Los investigadores descubrieron que las personas que vivían en las zonas con más exposición a la luz nocturna tenían una prevalencia de diabetes 28% mayor que las que vivían en los lugares con menos exposición (CP: 1,28).

El estudio fue publicado en versión electrónica el 14 de noviembre en Diabetologia.

Estudios anteriores con animales han demostrado que la exposición a la luz por la noche puede interferir en los ritmos circadianos y afectar la homeostasis de la glucosa, señaló el equipo del estudio. Otras investigaciones han demostrado que la exposición crónica a una luz interior moderada durante el sueño elevaba la prevalencia de la diabetes en adultos mayores en comparación con los que dormían en un entorno de luz tenue, añadieron los autores.

“Nuestros resultados contribuyen a la creciente literatura que indica que la luz artificial por la noche es perjudicial para la salud y demuestran que puede ser un nuevo factor de riesgo potencial para la diabetes”, afirmaron.

Sin embargo, subrayó que se necesita mucha más investigación antes de que cualquier relación pueda considerarse definitiva.

La exposición a la luz nocturna en el exterior se relaciona con la glucosa en ayunas y la hemoglobina glucosilada

Los investigadores chinos se propusieron evaluar las relaciones entre la prevalencia de la diabetes y la homeostasis de la glucosa con la exposición crónica a la luz exterior por la noche.

Evaluaron a 98.658 participantes del Estudio de Vigilancia de Enfermedades No Transmisibles de China en 162 centros. El promedio de edad de los participantes era de 42,7 años. Las mujeres constituían 49,2% de la cohorte del estudio.

La diabetes se definió según los criterios de la American Diabetes Association.Se utilizaron datos de satélite para determinar la exposición a la luz exterior durante la noche en 2010. Se investigaron las asociaciones entre la exposición a la luz por la noche y los indicadores de la homeostasis de la glucosa.

Se calcularon los cocientes de prevalencia y se ajustaron en función del sexo, la edad, el tabaquismo, la educación, el índice de masa corporal, la actividad física, los ingresos del hogar, los antecedentes familiares de diabetes, las zonas rurales o urbanas, el consumo de alcohol y el uso de fármacos hipolipidemiantes (principalmente estatinas) o antihipertensivos.

Fuente: Medscape

Disfruta de las fiestas sin los atracones de temporada

Parece casi imposible que los puertorriqueños renuncien a los típicos antojos navideños -como el cuerito y la morcilla, el lechón y los pasteles o el arroz con gandules, el coquito y el tembleque. Después de todo, son muchos los que siguen a pie juntillas esa máxima de que “una vez al año no hace daño”.

Pero la realidad es que los excesos de comidas, dulces y bebidas alcohólicas en estas fechas, pueden tener consecuencias en la salud de una persona. Desde aumento del colesterol malo e hipertensión y acidez estomacal, hasta descontrol de azúcar en sangre, reflujo y gastritis, por mencionar algunas. Además del aumento de peso que, a principios del próximo año, se lucha por perder.

Uno de los errores más comunes -y más obvios- en esta época es que se consumen más calorías de las que el cuerpo necesita, advierte la licenciada Getsení Rodríguez, nutricionista y dietista de Healthy Habits by GR, Inc. Por ejemplo, se come de todo lo que está disponible en la mesa de alimentos; se toman muchas bebidas (con o sin alcohol) que contienen muchas calorías “huecas” que no proveen ningún nutriente al cuerpo. Otro mal hábito es no comer durante todo el día para comer en la fiesta o la actividad a la que fue invitado, lo que provoca que llegues con hambre y no tengas control de qué comer y qué no.

“No podemos negar la realidad de que en nuestra gastronomía abundan los carbohidratos. Y, típicamente, lo restringido es lo deseado porque nadie quiere privarse de la comida típica de esta temporada”, contextualiza la licenciada Rodríguez, para luego enfatizar en la importancia de la moderación y no abandonar la rutina diaria de ejercicios.

“Mantener la rutina diaria del ejercicio también ayuda a ser consciente de la forma de comer y de lo que se come. Eso no quiere decir que un día no hagas un desarreglo. Pero lo importante es que al otro día sigas con la rutina que te ayuda a mantener un balance”, recomienda la nutricionista Rodríguez, quien cree que si un día te comes un arroz con dulce o un tembleque -que es un postre que no comes todos los días-, te decidas por una porción moderada.

“Es importante tener ese balance en el plato, además de conocer a qué grupo de alimentos pertenecen. Eso va a ser clave a la hora de uno concienciarse para saber qué servirse en ese plato festivo”, propone Rodríguez, tras mencionar que un solo pastel de masa tiene cerca de 450 calorías.

Por eso cree que es importante seguir con la rutina de alimentación saludable y de actividad física, que es lo que nos permite enfocarnos en las metas que nos propusimos y en el compromiso que tenemos con nuestra salud. “La manera más fácil es conocer un poco más en detalle los alimentos que usualmente comemos en la época navideña y, de esa forma, controlar las calorías, escogiendo las alternativas más saludables”.

De hecho, es importante tener en cuenta esas situaciones porque durante esta temporada puedes aumentar entre cinco y quince libras. De la misma forma, no nos podemos desligar del alcohol que se consume en estos días y que pueden alterar la salud del hígado y del corazón, advierte la nutricionista Rodríguez, mientras enfatiza en la importancia de la hidratación. “Hay una recomendación que yo siempre doy, si vas a beber alcohol, la medida es dos tragos para el hombre y uno para la mujer. Es decir, no es dejar de comer ni beber, es tener un control tanto en lo que bebemos como en lo que comemos”, aconseja la nutricionista.

Sin embargo, después de haber pasado por tantas situaciones de crisis y estrés, es normal que nadie se quiera perder una fiesta o una actividad gastronómica con la familia y las amistades.

“Lo primero que le digo a la gente es que no se priven de nada, las fiestas son para celebrar y disfrutar porque eso es muy importante también. No es el momento de hacer dieta, a menos que (la persona) tenga una condición de salud de emergencia”, comenta el doctor Víctor Marcial Vegaespecialista en medicina integral (concepto que combina la medicina científica con terapias alternativas).

En principio, la gastroenteróloga Veroushka Ballester coincide con el doctor Marcial sobre celebrar y disfrutar de estas fiestas. Pero también enfatiza en la importancia de la moderación. “No es eliminar (o dejar de comer) porque a todo el mundo le gusta comerse un pedacito de lechón o un bacalaíto. La clave está en la moderación”, reitera la también especialista en cáncer gastrointestinal y genética asociada a este tipo de cáncer.

Lo más común

En ese sentido, la doctora Ballester señala que lo más común en esta época en cuanto a sintomatología a raíz de los “deslices navideños”, lo que más ocurre es el reflujo gastroesofágico y la gastritis.

El reflujo gastroesofágico se produce cuando el ácido del estómago fluye hacia el tubo que conecta la boca y el estómago (esófago) y ese retroceso de ácido (reflujo ácido) puede irritar el revestimiento del esófago. Mientras que la gastritis se refiere a la inflamación del revestimiento del estómago que, generalmente, se produce por la misma infección bacteriana que provoca la mayoría de las úlceras estomacales o por el uso habitual de ciertos analgésicos.

Cabe mencionar que el uso continuo de alcohol también puede irritar y erosionar el revestimiento del estómago, lo que lo hace más vulnerable a los jugos digestivos. De hecho, también es más probable que el consumo excesivo de alcohol cause gastritis aguda. Por eso, la doctora Ballester recomienda que, si vas a darte un gustito navideño, trates de que sea en fechas específicas. “Pero para algunas personas que lo hacen todos los días (o muy seguido) puede ser nocivo para la salud”, advierte.

“El punto es que sí se puede disfrutar, pero de manera responsable. Lo importante es que, por ejemplo, si vas a una fiesta y te comes un bacalaíto, no trates de comer ocho. Si vas a beber alcohol, te tomes una copa o dos, no más de eso. La clave de todo es la moderación”, coincide la doctora Ballester, tras enfatizar en ser comedidos al momento de fiestar y mantener diariamente un estilo de vida saludable.

Por ejemplo, algo tan simple como llevar una alimentación saludable durante la semana, al igual que mantener una rutina de ejercicios diarios -como caminar por 30 minutos-, pueden ayudar a que ese “desliz” de un día de fiesta no tenga muchas consecuencias en la salud.

No obstante, las personas que ya tienen síntomas pueden intentar tomar algunos de los medicamentos que se venden “over the counter” para la acidez estomacal, aunque la gastroenteróloga indica que es una recomendación “off label”. Es decir, el uso de un medicamento fuera de las indicaciones para el que fue aprobado. “Es algo que les recomiendo a personas que tienen esta sintomatología de manera recurrente, que no es que todo el mundo los tenga que usar”, aclara.

Tomar el control

De la misma forma, la doctora Ballester resalta que estar sobrepeso o con obesidad “no ayuda en todos estos escenarios clínicos”. Por eso reitera la importancia de mantenerse activo durante toda la temporada navideña “o por lo menos hacer algún tipo de ejercicio cardiovascular por lo menos tres veces en la semana”. Además de mantener unos hábitos que pueden ayudar. Por ejemplo, respetar los horarios de comida, no picotear entre comidas, evitar los alimentos fritos o disminuir el consumo de carbohidratos.

Para el doctor Marcial Vega es importante que, además de disfrutar las festividades navideñas, se sigan unos pasos que él recomienda para tomar el control de la salud. Pero de inmediato aclara que no está relacionado a dietas. “¿Pero hasta qué grado uno puede disfrutar y hacer cosas que nos afectan?”, se pregunta retóricamente el médico, tras responder que todo va a depender del estado de salud de cada persona.

“Ahora es el momento para uno hacerse unas pruebas de sangre antes y después de las fiestas”, propone el doctor Marcial, al resaltar que son análisis de sangre que dan una idea del estado de salud y hasta dónde puedes llegar con los “desarreglos” en la dieta para no desembocar en riesgo a tu salud.

Entre ellos, recomienda hacerse un CBC (análisis de sangre que brinda importante información de las células sanguíneas, especialmente los glóbulos rojos, los blancos y las plaquetas); un “comprehensive metabolic panel”(prueba que mide 14 sustancias diferentes en la sangre y ofrece información importante sobre el equilibrio químico y el metabolismo del cuerpo); y un ‘lipid profile’ que mide las concentraciones de distintos tipos de grasas (colesterol en la sangre).

“Hay gente que tiene la azúcar alta o problemas con los riñones y no lo saben. El CBC te dice si estás anémico y, también, si el sistema está inmunosuprimido (cuando se reduce su capacidad para combatir infecciones y otras enfermedades). Y, por ejemplo, el ‘comprehensive metabolic panel’ te dice cómo está la azúcar en sangre, la función renal y del hígado que puede estar graso debido al alcohol y al exceso de grasas. Todo eso puede empeorar durante las fiestas”, advierte el doctor Marcial, quien también resalta la importancia de saber cómo están los electrolitos del organismo, como el sodio, potasio, cloro y magnesio.

En ese sentido, el médico enfatiza en que estos análisis se hagan ahora para determinar si hay riesgos arteriosclerosis (el endurecimiento, estrechamiento u obstrucción de las arterias), así como de enfermedad cardiovascular, presión alta, ataques al corazón, derrames cerebrales. Además, indica que también se deberían hacer estos análisis el año que viene para comparar cómo las fiestas afectaron la salud.

Algunas recomendaciones

Según los profesionales médicos entrevistados se puede disfrutar de las fiestas, las comidas y bebidas típicas en esta temporada, pero es importante hacerlo de forma responsable. Por eso enfatizan en que la clave de todo está en la moderación, además de asegurarse de que la salud está en buen estado. Aquí, algunas de las recomendaciones que sugieren:

– Se pueden hacer ciertos desarreglos, pero es importante que cada persona conozca el estado de su salud para así tomar medidas y decidir cómo hacerlo sin afectar o exacerbar alguna dolencia de salud. “Con unas pruebas de sangre puede saberlo”, dice el doctor Víctor Marcial.

– Es importante masticar bien la comida hasta que sea líquida, recomienda el doctor Marcial, aunque destaca que la mayoría de las personas no le dan la importancia que merece. Explica que la “llenura” del Día de Acción de Gracias es típica por esa razón.

– Es necesario reducir el estrés con el que vivimos a diario, sobre todo en esta época de mucho consumismo y compras.

– La buena hidratación es fundamental .

– Limita el alto consumo de bebidas alcohólicas y de comidas altas en contenido graso. “Es importante no comer muy tarde en la noche y si lo vas a hacer, debes esperar de dos o tres horas en posición sentada antes de acostarte. Sobre todo, si es una persona con problemas de reflujo”, advierte la doctora Ballester, quien dice que a algunas les funciona consumir comidas más pequeñas más frecuentes, cada dos a tres horas, incluyendo meriendas.

– Analiza qué debe incluir una alimentación saludable y pregúntate si incluye frutas, vegetales, qué tipo proteínas y de carbohidratos está comiendo. “Más allá de lo alto, lo bajo o lo libre que puede ser la dieta, es la calidad nutricional que tenemos. Muchas veces el único enfoque es que no se quiere subir de peso, pero no pensamos si le estamos dando al cuerpo, por ejemplo, vitamina D, calcio, potasio (que es un mineral esencial), si le estamos dando fibra”.

– La actividad diaria y el ejercicio es vital siempre, pero en esta época de tantos desarreglos es importante mantener esa rutina.

– El consumo de alcohol puede causar diferentes problemas, tanto de salud, como por el riesgo de guiar intoxicado. Así que, cuanto menos, mejor. Pero seguir esa premisa es más difícil en el contexto de brindis y celebraciones navideñas. Por eso, en términos generales, se recomienda optar por las menos calóricas y de menor graduación alcohólica. Debes tener en cuenta que, a mayor graduación alcohólica, mayor es el aporte energético, debido a que cada gramo de alcohol aporta siete kilocalorías. No olvides tener a mano un vaso de agua. Fuente El Nuevo Dia

Una dieta que imita el ayuno y alarga la esperanza de vida

Dejar de comer durante muchas horas o incluso varios días parece tener un efecto beneficioso en casi todos los seres vivos que se han analizado, desde gusanos a personas. Durante el ayuno, el cuerpo intenta adaptarse a la falta de alimentos. La multiplicación de las células se ralentiza y se activa la autofagia,que permite al organismo eliminar células viejas y, en general, sustentarse con sus propias reservas.

Durante décadas, el bioquímico Valter Longo (Génova, 55 años), profesor de gerontología de la Universidad del Sur de California, ha intentado entender los beneficios del ayuno para buscar la forma de reproducirlos con dietas capaces de mejorar la salud y alargar la esperanza de vida. “Importa qué se come, pero también cuándo”, advierte. Una de las derivadas más interesantes de sus estudios, según afirma, es que el ayuno mejora la efectividad de los tratamientos en personas con cáncer.

Longo también es un personaje polémico en su campo. Sus estudios no desvelan la composición exacta de las dietas que usa para imitar los beneficios del ayuno, pero sí ha fundado una empresa para comercializarlas en varios países. De visita en Madrid para impartir una conferencia en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Longo desgrana en esta entrevista el potencial de los alimentos para mejorar la salud.

¿Cuán robusta es la evidencia científica sobre los beneficios del ayuno?

Muy robusta. Hace seis o siete años era una conexión demostrada en ratones. Ahora se ha confirmado en personas. Muchos ensayos clínicos han probado beneficios del ayuno y también de dietas que imitan los procesos fisiológicos del ayuno. También hay trabajos que apuntan a que las horas en las que comes son clave. Ayunar todos los días unas 12 o 13 horas -por ejemplo, desayunar, comer y cenar antes de las 20 horas y no volver a comer hasta el desayuno- mejora muchos marcadores metabólicos y la calidad del sueño. Pero no hay que pasarse. Si el ayuno se prolonga a 16 horas, por ejemplo, saltándose el desayuno, ya no hay efectos beneficiosos y sí algunos problemas metabólicos.

¿Por qué tiene el ayuno esos efectos beneficiosos?

Durante miles de años, nuestra especie comía mucho en verano, cuando hay mayor disponibilidad de alimentos y eso nos salvaba durante la escasez del invierno. Pero ahora el invierno nunca llega. Comemos más de la cuenta y esto puede provocar resistencia a la insulina, que es la causa de la diabetes. El ayuno o las dietas que lo imitan nos permiten volver al modo invierno, y hacen desaparecer la resistencia a la insulina.

¿Qué efectos ha demostrado la dieta que imita al ayuno?

Yo defiendo hacer una dieta especial que imita el ayuno durante cuatro o cinco días, unas tres veces al año. Hay ensayos clínicos que han mostrado que hacer una dieta como ésta reduce los niveles de glucosa y colesterol, elimina la adiposidad y baja la tensión arterial. Un pequeño estudio que hicimos junto a la Universidad de Heidelberg también mostró que esta dieta hace que la gente con diabetes pueda reducir la cantidad de fármacos que toma para controlar su peso o incluso abandonarlos.

¿Cómo describe la dieta que imita el ayuno?

Baja en calorías (en torno a un 60% menos), proteínas y azúcares, muy basada en vegetales y alta en grasas provenientes de aceite de oliva, nueces y almendras. La primera vez que describí esta dieta en detalle en uno de mis libros en Italia causó problemas porque mucha gente hacía básicamente lo que quería. Por eso es importante consultar siempre al menos con un nutricionista.

¿La dieta puede hacer que vivamos más años?

Sin duda. Una gran revisión de estudios que ha analizado datos de dos millones de personas en todo el mundo ha mostrado que comer muchas legumbres, granos integrales y frutos secos y muy poco o nada de carne roja y procesada alarga la vida. Si a esa dieta le sumas el ayuno o las dietas que lo imitan, creo que podemos llegar a vivir 20 años más que ahora.

¿Si uno es muy mayor ya es demasiado tarde para obtener beneficios de un cambio de dieta?

No. Según el estudio que mencionaba, si cambias de dieta a los 20 puedes alargar tu esperanza de vida más de 10 años. Si empiezas a los 60 ganas hasta ocho años; incluso si cambias a los 80 ganas unos tres años. Además, esto no solo va de esperanza de vida, sino de años de vida con salud. En EE.UU., el estadounidense medio de 55 años ya toma dos fármacos de por vida para tratar enfermedades crónicas. El de 65, tres o más. Cada vez vemos más gente que ya está enferma a los 30. Los mantienen vivos con cirugía y fármacos muy costosos. El 20% del PIB de EE.UU. se gasta en tratamientos médicos, que además son cada vez más caros. Es insostenible. Nos hace falta una revolución y la nutrición es la forma de hacerla.

También hay una conexión entre la dieta y cáncer…

Hace unos 15 o 20 años empezamos a estudiar el efecto del ayuno en personas con cáncer. Nos dimos cuenta de que las células del cáncer son ingobernables. No les afecta el hambre o la falta de alimento, siguen adelante. Lo que se ha mostrado tanto en estudios con animales como con pacientes es que el ayuno o las dietas que lo imitan hacen que los tratamientos sean más efectivos, que los pacientes respondan mejor y tengan mejor pronóstico.

¿Y en personas que no tienen cáncer?

No hay dietas que puedan evitar el cáncer. No es posible cambiar los efectos de una mutación genética con lo que comes, por ejemplo. Ahora bien, el mayor factor de riesgo del cáncer no es fumar ni estar obeso, sino el envejecimiento. En este sentido, 30 años son 50 veces más dañinos que fumar. Así que con la dieta no puedes evitar el cáncer, pero sí envejecer de forma más saludable. Y, además, esa dieta no solo te protege de los tumores; también de otras dolencias asociadas a la edad como el alzhéimer, la diabetes, los infartos, los ictus.

¿Qué opina de la opción de crear fármacos que imitan los efectos beneficiosos del ayuno o el ejercicio?

Tienen un problema del que no se habla demasiado. Tú le puedes dar un fármaco a alguien que está enfermo de diabetes o de cáncer, y asumes que habrá un pequeño porcentaje de pacientes que sufra efectos secundarios. Pero no puedes darle ningún fármaco a la población sana si va a haber un mínimo porcentaje de gente que va a sufrir efectos secundarios. Por eso defiendo la dieta que hemos inventado que imita los efectos del ayuno.

Esa dieta la vende una empresa que usted fundó y que comercializa comida preparada en cajas. Pero esa misma comida se puede conseguir comprando en cualquier mercado o supermercado, ¿no?

Sí, claro, se puede, aunque no será exactamente esa dieta, porque la hemos patentado. En cualquier caso, todo lo que gano con esa empresa lo dono para proyectos solidarios. Lo que estamos intentando ahora es conseguir que las autoridades médicas de Estados Unidos puedan incluir esta dieta como un tratamiento para personas con diabetes o hipertensión, por ejemplo; en Italia, también. Creemos que, en un año, con suficientes nutricionistas, podemos reducir significativamente el porcentaje de población con diabetes y el gasto médico asociado.

¿Cree que algunos productos alimentarios deberían prohibirse?

No. Hay un dato interesante. Nosotros estudiamos la dieta de niños italianos. Todo el mundo decía que la alta obesidad era por las bebidas azucaradas. Pero vimos que no era tanto eso como la dieta, que era malísima. Se basaba casi por completo en pasta, pizza, patatas y proteínas. Los chicos estaban comiendo tres y cuatro veces más proteínas de las que deberían sin que lo supieran las principales asociaciones médicas. Así que no creo que se trate de prohibir. 

¿Cómo podría solucionarse ese problema?

Con más y mejores profesionales de la nutrición que acompañen y apoyen a los médicos. Hoy muchos médicos saben muy poco de este campo. Con suerte en la carrera hicieron una asignatura de nutrición. Y en cuanto a los nutricionistas, ahora mismo la mayoría hacen estudios de tres años. Hacen falta más profesionales con másteres y doctorados en este campo. Ellos podrían trabajar mano a mano. Y juntos pueden conseguir que los pacientes vivan una vida más larga y sana.

Por La Nación Argentina / GDA

El Nuevo Día

¿Qué pasa si no desayunas?

Aunque tiene fama de ser la comida más importante del día, el desayuno es uno de los hábitos más sacrificados en la vida moderna. Muchos apenas toman un café y otros simplemente comen por primera vez a la hora del almuerzo.

Lo que quizás ignoran quienes incurren en esta conducta es que la ciencia ya estableció los efectos negativos que este comportamiento tiene sobre la salud.

Un reciente estudio de Harvard School of Public Health, divulgado por The American Journal of Clinical Nutrition, aseguró que saltarse el desayuno es tan delicado que aumenta en 21% el riesgo de padecer diabetes tipo 2.

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Como si fuera poco, otra investigación de la Universidad de Harvard, publicada en la revista Circulation en julio del 2013, evaluó a 26,902 hombres y encontró que el 27% de los que no desayunaban tenían más posibilidades de sufrir un infarto o morir de una enfermedad cardiaca que aquellos que comían todas las mañanas.

Y el riesgo es el mismo en los adolescentes. Según un estudio de febrero del 2014, divulgado por la revista Public Health Nutrition, los jóvenes que desayunan poco o nada tienen 68% más posibilidades de desarrollar síndrome metabólico (obesidad abdominal, altos niveles de triglicéridos, niveles bajos de colesterol bueno, hipertensión y altos niveles de glucosa en sangre), lo que incrementa el riesgo de trastornos cardiovasculares.

Pero, la ciencia no solo respalda la necesidad de la primera comida del día, sino el hecho de que sea generosa. En agosto del 2013, una investigación de la Universidad de Tel Aviv, que publicó la revista Obesity, concluyó que tomar un desayuno con abundantes calorías adelgaza, a la vez que previene la diabetes y los problemas cardiovasculares.

Si se trata de un desayuno rico en proteínas, manifestó la Universidad de Misuri (Estados Unidos) en noviembre del 2014, puede mejorar de manera sustancial el control del apetito y contribuir a la reducción de la ingesta nocturna de alimentos ricos en grasa o azúcar.

Carolina Montejo, presidenta de la Asociación de Exalumnos de Nutrición y Dietética de la Universidad Nacional, explica que el desayuno es un combustible necesario después del largo periodo de ayuno que transcurre mientras dormimos.

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Además, extiende la lista de efectos de esta abstención.

“Los estudios científicos reportan que no consumir desayuno se relaciona directamente con obesidad, déficit de micronutrientes y bajo desempeño académico, laboral y físico, además de sintomatologías recurrentes en la población, como dolor de cabeza, debilidad, visión borrosa y mareo”, indicó.

Entre las consecuencias, según la especialista, también están la anemia por deficiencia de hierro, bajo desempeño académico, laboral y físico, gastritis (irritación de las paredes del estómago) y la sarcopenia (pérdida de la masa muscular).

El endocrinólogo Iván Darío Escobar dijo que, contra toda lógica, muchas personas prefieren arrancar su jornada con pocas calorías y hacer comidas grandes al final del día.

“Lamentablemente, mucha gente se queja de que el desayuno le sienta mal, pero esto se debe más a los malos hábitos (no tener la costumbre de comer a esa hora o no comer lo adecuado) que a una respuesta natural del organismo”, aclaró.

Fanny Aldana, dietista de la Asociación Colombiana de Nutrición Clínica, señaló que cuando no desayunar se vuelve costumbre, el organismo utiliza sus reservas de glucógeno para obtener la energía que necesita.

“Sin darse cuenta, estas personas sienten un deseo incontrolable de picar al final de la tarde, dándoles prioridad a los dulces y a la comida poco sana. Así, el ayuno termina convirtiéndose en un círculo vicioso”, advirtió Aldana.

“Si uno come cada tres horas, los niveles de azúcar en sangre van a ser constantes y se evitará un desorden metabólico”, agregó la nutricionista.

Las ventajas de comer por la mañana incluyen un mayor rendimiento en términos de memoria, atención y habilidad de resolver problemas. Asimismo, desayunar ayuda a controlar y moderar la ingesta total de calorías durante el resto del día.

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Un buen desayuno contribuye significativamente al consumo requerido de vitaminas y minerales y, en consecuencia, al equilibrio nutricional.

Mantener el estómago lleno hasta la próxima comida evita comer de más. También, disminuye la tentación de “picar” golosinas, que aportan calorías extras, por lo cual ayuda a controlar el peso.

La fibra de los cereales integrales y las frutas, alimentos que suelen privilegiarse en los desayunos, combaten el estreñimiento.

Cuando se hace por fe

Por creencias filosóficas o religiosas, muchas personas hacen del ayuno una práctica frecuente. No se trata, sin embargo, de dejar de comer ni beber, sino de evitar alimentos sólidos, pero no los líquidos. Varios estudios han demostrado que, si la salud es buena, entre los 18 y los 60 años se puede ayunar medio día o un día completo, siempre que no sea una costumbre.

Esto sirve para limpiar el aparato digestivo, aunque la nutricionista Lucía Correa aseguró que hay que interrumpir si aparecen temblores, sudoración, taquicardia o debilidad, lo que indicaría que la sangre tiene bajo nivel de azúcar. Conviene consumir los líquidos necesarios para no deshidratarse.

Una fórmula ganadora, sugirió, es una porción de fruta: no tiene que ser una papaya entera, como creen algunos.

Del mismo modo, se debe incluir una proteína, que puede ser un huevo, una tajada de jamón o un pedazo de queso.

El carbohidrato puede ser una arepa, galletas, tostadas o pan. Mientras, los cereales integrales se pueden consumir a través de la avena o alimentos con fibra, y el lácteo con el café, chocolate en leche, o yogur.

Si tiene el hábito de ir al gimnasio en la mañana, consuma un carbohidrato saludable antes de entrenar –galletas integrales, por ejemplo– e hidrátese durante la actividad.

“Al terminar el ejercicio, la persona puede tener mucho apetito. Lo ideal es consumir un alimento rico en proteínas, porque ese es el momento en que el músculo está listo para un yogur o un pedazo de queso”, aconsejó la dietista Fanny Aldana.

El consumo de vitamina D no afecta la incidencia de cáncer ni de enfermedad cardiovascular

La suplementación con vitamina D no pareció influir en la incidencia de cáncer o eventos de enfermedad cardiovascular importantes en adultos mayores que en gran medida ya tenían niveles adecuados de vitamina D, según un nuevo estudio controlado aleatorizado.

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En la cohorte de casi 2500 individuos sanos, los investigadores no encontraron diferencias en la incidencia de cáncer o enfermedades cardiovasculares durante 5 años entre los grupos asignados aleatoriamente a la suplementación con vitamina D y al placebo.

Los hallazgos, publicados en versión electrónica el 4 de enero en American Journal of Clinical Nutrition, pueden estar influenciados por el hecho de que la mayoría de los participantes tenían suficientes niveles de vitamina D al inicio y, por lo tanto, recibieron dosis de vitamina D más altas que las recomendadas durante el estudio.

“La suplementación con vitamina D3 con 1.600 o 3.200 UI/día durante 5 años no redujo la incidencia de eventos importantes de enfermedad cardiovascular, ningún cáncer invasivo ni la mortalidad entre los adultos mayores generalmente sanos y con niveles adecuados de vitamina D en Finlandia”, escribieron los autores, dirigidos por Jyrki Virtanen, nutriólogo, Ph. D., profesor asociado de nutrición y salud pública en University of Eastern Finland, en Kuopio, Finlandia.

“El bajo número de sujetos con concentraciones bajas de vitamina D también nos sorprendió un poco, pero probablemente refleja la política de enriquecimiento de alimentos que es bastante exitosa en Finlandia”, declaró Virtanen a Medscape Noticias Médicas.

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Investigaciones anteriores han encontrado que la insuficiencia de vitamina D está asociada con un mayor riesgo de casi todas las enfermedades. Aunque la evidencia sobre los beneficios de la suplementación con vitamina D sigue siendo más limitada, tres metanálisis publicados en 2019 informaron una reducción constante y significativa de 13% en la mortalidad por cáncer en quienes recibieron suplementos de vitamina D.

En este estudio, Virtanen y sus colaboradores investigaron los efectos de la suplementación con vitamina D3 sobre la incidencia de cáncer y enfermedades cardiovasculares en una cohorte de 2.495 participantes sanos.

Los hombres de edad igual o mayor a 60 años y las mujeres de edad igual o mayor a 65 años fueron asignados aleatoriamente a uno de tres grupos: placebo, 40 microgramos (1.600 UI) de vitamina D3 diaria u 80 microgramos (3.200 UI) de vitamina D3 diaria.

Los datos recopilados al inicio y durante todo el ensayo incluyeron: concentraciones séricas de 25(OH)D, nutrición, exposición al sol, uso de medicamentos, salud mental y otros factores que podrían afectar el riesgo de enfermedad.

Los desenlaces primarios del estudio fueron incidentes de enfermedad cardiovascular mayor y cáncer invasivo. Los criterios de desenlace secundarios incluyeron la incidencia de infarto de miocardioictus y mortalidad por enfermedad cardiovascular, así como cánceres específicos y muerte por cáncer.

El seguimiento se realizó a través de cuestionarios de estudio anuales y datos del registro nacional. Una subcohorte representativa de 551 participantes tuvo evaluaciones en persona más detalladas. En la subcohorte, la concentración sérica media de 25(OH)D fue de 75 nmol/l (30 ng/ml) al inicio del estudio; 9,1% tenía concentraciones < 50 nmol/l (20 ng/ml) y 50,0% tenía concentraciones ≥ 75 nmol/l (30 ng/ml).

Los autores no identificaron diferencias importantes entre los tres grupos al inicio, pero notaron que, en comparación con la población general del estudio, los de la subcohorte eran más jóvenes, más propensos a usar sus propios suplementos de vitamina D y más propensos a calificar su salud como buena o excelente.

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Entre los 503 participantes que tenían datos completos desde el inicio, el aumento promedio de la 25(OH)D sérica en los participantes que recibieron 1.600 UI/día de vitamina D3 fue de 23,4 nmol/l (9,4 ng/ml) y 43,6 nmol/l (17,4 ng/ml) en el grupo que recibió 3.200 UI/día entre el inicio y los 6 meses. Los autores observaron un pequeño aumento adicional en los niveles entre los seguimientos de los 6 y los 12 meses, pero pocos cambios en los niveles de vitamina D3 en el grupo de placebo.

A los 5 años de seguimiento, se produjeron eventos de enfermedad cardiovascular importantes en el 4,9% de los participantes en el grupo de placebo, 5% en el grupo de 1.600 UI/d (hazard ratio [HR]: 0,97) y 4,3% en el grupo de 3.200 UI/día (HR: 0,84; p = 0,44). Se diagnosticó cáncer invasivo durante el seguimiento en el 4,9% de los que recibieron placebo, 5,8% de los que recibieron suplementos de 1.600 UI/día (HR: 1,14; p = 0,55) y 4,8% en el grupo de 3.200 UI/d (HR: 0,95; p = 0,81). No se observaron diferencias significativas en los desenlaces secundarios ni en la mortalidad total.

Los autores no realizaron un subanálisis en los participantes que tenían concentraciones bajas de 25(OH)D al inicio porque “había muy pocos participantes para hacer análisis significativos”, dijo Virtanen, quien señaló que las muestras de sangre estaban disponibles para un subgrupo representativo de 550 sujetos y solo 9% de ellos tenían concentraciones bajas de 25(OH)D al inicio.

Virtanen sugirió que los futuros ensayos de administración de suplementos de vitamina D deben enfocarse en reclutar participantes con niveles bajos de vitamina D.

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La detección sistemática inadecuada de diabetes es común en pacientes con virus de inmunodeficiencia humana

En la mayoría de las personas con virus de inmunodeficiencia humana y diabetes de tipo 2no se efectúan las detecciones sistemáticas recomendadas que son necesarias para prevenir complicaciones crónicas relacionadas con ese trastorno concomitante, según una investigación.

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“Pese al riesgo conocido en esta población de pacientes, la mayoría no estaban al día en las detecciones sistemáticas preventivas”, informaron Maya Hardman, Pharm. D., y sus colaboradores, del Southwest CARE Center, en Santa Fe, Estados Unidos, en la investigación presentada en el Congreso United States Conference on HIV/AIDS (USCHA) de 2021.

“Las detecciones sistemáticas preventivas pueden ayudar a identificar complicaciones crónicas de la diabetes en una etapa temprana, si se realizan a los intervalos recomendados”, escribieron en su artículo.

Se sabe que las personas con infección por virus de inmunodeficiencia humana tienen más riesgo de diabetes y de las complicaciones de la enfermedad a largo plazo, por lo que es necesaria la detección sistemática para prevenir estas complicaciones con cuanta mayor razón dado su estado de salud de mayor riesgo.

Entre las principales medidas sistemáticas de calidad de la atención para la diabetes recomendadas por el Conjunto de Datos e Información sobre la Eficacia de la Atención Sanitaria (HEDIS) para las personas con virus de inmunodeficiencia humana están las pruebas de hemoglobina glucosilada una vez cada 3 meses, los exámenes de los pies y fondos de ojos cada 12 meses, determinación del cociente albumina/creatinina (ACR) en orina cada 12 meses, y dos mediciones de la presión arterial controlada cada 12 meses.

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Para investigar las tasas de cumplimiento de las recomendaciones de cribado de HEDIS e identificar los predictores de un cumplimiento deficiente en las personas con virus de inmunodeficiencia humana, Hardman y sus colaboradores evaluaron los datos de 121 pacientes adultos en el Southwest CARE Centera los que se les había diagnosticado diabetes y virus de inmunodeficiencia humana y se les había tratado entre 2019 y 2020.

Los pacientes tenían una media de edad de 57,5, y 9% eran mujeres. Su duración media de positividad para virus de inmunodeficiencia humana era de 19,8 años, y tenían una puntuación de riesgo intermedia de enfermedad cardiovascular aterosclerótica(ASCVD) de 17,08%.

No obstante que se sabía que tenían diabetes, 93,4% de ellos no estaban al día en sus detecciones sistemáticas preventivas.

De los 121 pacientes, solo en 30 se habían realizado las detecciones de hemoglobina glucosilada recomendadas, en 37 se habían efectuado las determinaciones del ACR en orina recomendadas y solo en 18 se habían llevado a cabo las revisiones de pies recomendadas.

Solo las mediciones de la presión arterial, notificadas en 90 de los 121 pacientes, estaban al día en la mayoría de los pacientes en el grupo.

Al examinar los factores relacionados con el cumplimiento del cribado de hemoglobina glucosilada, solo la edad (odds ratio [OR]: 0,95; p = 0,04) fue un indicador significativo.

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Los autores señalaron que los exámenes sistemáticos para las complicaciones de la diabetes son relativamente fáciles de implementar.

“El cribado de estas complicaciones crónicas es mínimamente invasivo y puede ser realizado por personas con capacitación en la atención a la diabetes durante las consultas clínicas sistemáticas”.

En la investigación en curso que está realizando el equipo se están evaluando los posibles beneficios de los servicios de farmacia clínica para ayudar al cribado de los pacientes con virus de inmunodeficiencia humana.

La investigación que subraya el mayor riesgo y los peores resultados del tratamiento de diabetes en personas con virus de inmunodeficiencia humana incluye un estudioen donde se comparó a 337 personas con virus de inmunodeficiencia humana en 2005 con una cohorte de 338 participantes en 2015.

El estudio demostró que la prevalencia de diabetes de tipo 2 había aumentado a 15,1% en 2015 a partir de 6,8% de 10 años antes, para un relative risk de 2,4 en comparación con el de la población general.

“La alarmantemente alta prevalencia de la diabetes de tipo 2 en personas con virus de inmunodeficiencia humana exige un mejor cribado, dirigido a pacientes de mayor edad y a aquellos con una mayor duración de la exposición a los antirretrovirales”, afirman los autores.

“Se necesitan urgentemente estrategias eficaces de prevención y tratamiento de la diabetes para reducir este riesgo; tales intervenciones deben dirigirse a los factores de riesgo habituales, como la obesidad abdominal, lo mismo que los factores de riesgo específico de virus de inmunodeficiencia humana como el aumento de peso tras el inicio de antirretrovirales”.

Cabe destacar que la cohorte de 2015 era significativamente mayor y tenía un índice de masa corporal más alto y mayor hipertensiónque la cohorte de 2005.

El primer autor, Alastair Duncan, Ph. D., dietista principal en Guy’s & St. Thomas Hospital y profesor del King’s College London, en Inglaterra, señaló que desde que se publicó este estudio en 2015, la preocupación, especialmente por el aumento de peso en la población con virus de inmunodeficiencia humana no ha hecho más que aumentar.

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“El aumento de peso parece ser más un problema [ahora]”, dijo a Medscape Noticias Médicas en una entrevista.

“Al igual que en la población general, las personas que padecen infección por virus de inmunodeficiencia humana experimentaron un aumento de peso significativo durante los confinamientos relacionados con la COVID-19. Además del elevado número de personas que padecen la infección por virus de inmunodeficiencia humana en tratamiento con inhibidores de la integrasa, el aumento de peso sigue siendo problemático”.

Mientras tanto, “no hay suficientes estudios en que se compare a las personas que padecen la infección por virus de inmunodeficiencia humana con la población general”, añadió Duncan. “Necesitamos realizar estudios en los que los pacientes estén emparejados”.

La Dra. Sudipa Sarkar, quien es autora de un estudio sobre diabetes y virus de inmunodeficiencia humana publicado este año pero que no intervino en el estudio presentado en USCHA, señaló que el entorno asistencial podría desempeñar un papel importante en la calidad del cribado de la diabetes que reciben las personas con virus de inmunodeficiencia humana.

“Puede depender de factores tales como si un paciente está siendo objeto de seguimiento periódico por un proveedor de atención al virus de inmunodeficiencia humana y del sistema de salud más amplio en que se encuentre el paciente”, dijo a Medscape Noticias Médicas la Dra. Sarkar, profesora asistente de medicina de la División de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo en la Johns Hopkins University School of Medicine, en Baltimore, Estados Unidos.

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“Por ejemplo, se podrían encontrar diferencias entre un paciente que es atendido en un grupo de atención administrada o no”.

La cuestión de cómo se comparan las tasas sorprendentemente altas de cribado inadecuado en el estudio actual con el cribado sistemático en la población diabética general “es una buena interrogante y merece más investigación”, concluyó.

Los autores y la Dra. Sarkar han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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La diabetes está asociada al riesgo de enfermedad de Parkinson y una progresión más rápida de la enfermedad

La diabetes está asociada con el desarrollo de la enfermedad de Parkinson, así como con síntomas más graves y una progresión más rápida de la enfermedad, sugiere una nueva investigación.

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En una revisión sistemática, los pacientes con diabetes de tipo 2 tenían 34% más probabilidades de desarrollar enfermedad de Parkinson que aquellos sin diabetes comórbida. Además, los pacientes con ambas afecciones tenían puntuaciones significativamente peores en la escala unificada de la enfermedad de Parkinson (UPDRS) y un peor rendimiento cognitivo.

Juntos, los resultados sugieren que “la diabetes puede ser un factor facilitador de la neurodegeneración”, escribieron los investigadores dirigidos por el Dr. Gennaro Pagano, Ph. D., director médico experto de Pharma Research and Early Development de Roche, en Basilea, Suiza.

Los hallazgos fueron publicados en una edición reciente de Journal of Parkinson’s Disease.

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Preguntas sin respuesta

Los investigadores han propuesto durante mucho tiempo una posible relación entre la diabetes y la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, los estudios de casos y controles han arrojado resultados contradictorios sobre esta relación y las revisiones sistemáticas anteriores no han aclarado la cuestión.

En la revisión sistemática y el metanálisis actuales, los investigadores identificaron estudios relevantes en bases de datos como MEDLINE/PubMed, Cochrane CENTRAL y Scopus.

Los estudios elegibles informaron la prevalencia de diabetes en pacientes con enfermedad de Parkinson, la incidencia de la enfermedad en aquellos con y sin diabetes y analizaron el fenotipo y la progresión del Parkinson en aquellos con y sin diabetes.

Los investigadores identificaron 3.829 artículos en su búsqueda inicial, evaluaron 90 artículos en detalle e incluyeron 43 estudios en su análisis. La calidad de los estudios se consideró moderada o buena y los investigadores no encontraron sesgos de publicación significativos.

Se examinaron 21 estudios que abarcaron 11.396 pacientes para determinar la prevalencia de diabetes en la enfermedad de Parkinson. Esta prevalencia se calculó en 10,02%, que es similar a la prevalencia global de 9,3% reportada en 2019.

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Los investigadores también analizaron 12 estudios de cohortes que incluyeron a 17’797.221 pacientes para calcular el riesgo de enfermedad de Parkinson en pacientes con diabetes comórbida. El odds ratio (OR) resumido agrupado para la enfermedad de Parkinson incidente entre los pacientes con diabetes de tipo 2 fue de 1,34.

La evaluación del efecto de la diabetes sobre la gravedad de la enfermedad de Parkinson se basó en 10 estudios que incluyeron a 603 pacientes con ambas enfermedades. Debido a que los datos sobre los síntomas motores no estaban disponibles en todos los estudios, los investigadores consideraron el estadio en la escala de Hoehn y Yahr, la puntuación UPDRS y el deterioro cognitivo.

Los pacientes con ambas afecciones tenían un peor estadio de Hoehn y Yahr (diferencia de medias estandarizada [DME]: 0,36; p < 0,001) y una puntuación UPDRS más alta (DME: 0,60; p < 0,001). En siete de los 10 estudios, la diabetes se asoció con un peor rendimiento cognitivo en pacientes con enfermedad de Parkinson.

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Mecanismos inciertos

Los mecanismos del efecto de la diabetes sobre el riesgo y la gravedad de la enfermedad de Parkinson son inciertos, pero los investigadores han desarrollado hipótesis.

“Los mecanismos superpuestos entre la resistencia a la insulina, la disfunción mitocondrial, el estrés oxidativo y la expresión de alfa-sinucleína podrían influir en el desarrollo del proceso de neurodegeneración”, escribieron.

Debido a que el análisis actual demostró una tendencia hacia un deterioro cognitivo más pronunciado en pacientes con las comorbilidades, los médicos deben prestar especial atención a la progresión de los síntomas motores y cognitivos en pacientes con estas enfermedades, señalaron los investigadores.

“Se necesitan estudios adicionales para definir mejor el fenotipo clínico de los pacientes con enfermedad de Parkinson-diabetes y explorar el papel de los fármacos antidiabéticos en la progresión de la enfermedad de Parkinson”, destacaron.

Añadieron que también se necesitan estudios futuros para evaluar si los fármacos antidiabéticos podrían reducir el riesgo de enfermedad de Parkinson en estos pacientes.

Los investigadores notaron varias limitaciones de su investigación. En muchos de los estudios que examinaron, por ejemplo, los criterios de diagnóstico de la diabetes de tipo 2 y la enfermedad de Parkinson se basaron únicamente en registros médicos o cuestionarios de salud autoinformados. Rara vez se confirmaron los diagnósticos.

Además, no todos los estudios indicaron claramente que sus poblaciones presentaban diabetes de tipo 2. Finalmente, los pacientes con diabetes pueden tener un mayor riesgo de muerte cardiovascular, lo que podría afectar el seguimiento relacionado con el desarrollo de la enfermedad de Parkinson, señalaron los investigadores.

El Dr. Pagano es empleado de F. Hoffmann-La Roche.

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El ayuno intermitente funciona, al menos a corto plazo

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El ayuno intermitente puede conducir a la pérdida de peso y otros beneficios para la salud, al menos a corto plazo, sugiere una nueva investigación.


Los resultados combinados de un total de 130 ensayos clínicos muestran que el ayuno intermitente podría ayudar a reducir el peso, el índice de masa corporal (IMC), la grasa corporal, el colesterol “malo”, el azúcar en sangre en ayunas y la presión arterial, entre otros factores de riesgo asociados con la obesidad.


Dos tipos específicos de ayuno intermitente se asociaron con una pérdida de peso significativa y otros beneficios para la salud. Uno, llamado ayuno en días alternos modificado, implica alternar un día de alimentación habitual con no consumir más de 600 al día siguiente.
La otra, llamada “Dieta 5: 2” es similar, pero implica 2 días a la semana de alimentación con cero o muy pocas calorías y 5 días de alimentación normal.


Menos beneficiosos fueron la alimentación con restricción de tiempo, que implica ayuno de 12 a 24 horas por día y “ayuno en días alternos sin calorías”, donde no se consumen alimentos cada dos días.
“Nuestros resultados respaldan el papel del ayuno intermitente, especialmente el ayuno en días alternos modificado, en adultos con sobrepeso u obesidad como un enfoque de pérdida de peso con otros beneficios para la salud. Pero las personas primero deben consultar a sus médicos”, dijo el autor principal de la investigación, Chanthawat. Patikorn, de la Universidad de Chulalongkorn en Tailandia.


Y hay un inconveniente importante: la mayoría de los estudios duraron solo unos 3 meses.
Entre los que duraron más tiempo, la pérdida de peso pareció estabilizarse en aproximadamente 6 meses, ya sea porque el cuerpo se adaptó al patrón de alimentación o porque los participantes no pudieron seguir las dietas.


“Todavía nos faltan datos para ver si podrían funcionar a largo plazo. Vemos pérdida de peso y mejores perfiles metabólicos, pero aún no sabemos si el ayuno intermitente puede reducir la muerte o los eventos cardiovasculares”, dice Patikorn.

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Por otro lado, “yo diría que si el paciente está interesado en hacer ayuno intermitente, no hay evidencia de que sea algo malo”.


Sin embargo, advirtió que los patrones en los que no se consume nada durante períodos prolongados pueden representar un peligro para las personas con diabetes que usan insulina o que son propensas a tener niveles bajos de azúcar en sangre (hipoglucemia). 5: 2, se asociaron con una pérdida de peso del 5% o más del peso corporal total en adultos con sobrepeso u obesidad.


Y con la dieta 5: 2, la pérdida de peso se mantuvo entre los 6 y 12 meses. El ayuno en días alternos modificado también se asoció con mejoras a los 2 a 12 meses en los factores de riesgo de enfermedades cardíacas como el colesterol total, el colesterol “malo”, los triglicéridos y la presión arterial.
Los hallazgos se publicaron en línea el 17 de diciembre en JAMA Network Open.
Otro ensayo muestra un efecto modesto, un problema de resistencia similar

En otro ensayo aleatorizado de 1 año publicado el 17 de noviembre de 2021, en PLOS One, 300 adultos con obesidad fueron aleatorizados a una dieta 5: 2 con instrucciones de autoayuda, la misma dieta más seis sesiones semanales de apoyo grupal, o simplemente Consejos estándar sobre dieta y actividad física. El grupo de autoayuda 5: 2 se mantuvo firme inicialmente, pero solo un tercio seguía la dieta a los 6 meses y solo alrededor de un quinto al año. La pérdida de peso a los 6 meses y al año fue similar entre los grupos de autoayuda 5: 2 y de asesoramiento estándar (alrededor de 4 libras).

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La dieta 5: 2 con apoyo grupal se asoció con más pérdida de peso que la autoayuda 5: 2 a las 6 semanas, pero no hubo diferencia al año.


Mirándolo de manera más positiva, el 18% del grupo de autoayuda 5: 2 había perdido más del 5% de su peso corporal en 1 año, y los participantes dieron calificaciones favorables al plan 5: 2.
Los investigadores de ese estudio, el profesor de psicología clínica de la Universidad Queen Mary de Londres Peter Hajek y sus colegas, concluyen que “una sugerencia para probar 5: 2 podría proporcionarse en una consulta rápida y ser útil especialmente para los pacientes que no se han beneficiado del consejo estándar . “


Patikorn señaló que hasta ahora ningún estudio ha comparado los diferentes tipos de dietas intermitentes de forma directa, por lo que “el mejor tipo de ayuno intermitente es aquel al que las personas realmente pueden apegarse a largo plazo”.


Fuentes

Red JAMA abierta: “Ayuno intermitente y resultados de salud relacionados con la obesidad”.
Plos One: “Un ensayo controlado aleatorio de la dieta 5: 2”.