Cirrosis Hepática: Un enfoque integral sobre la enfermedad hepática crónica

Introducción:
La cirrosis hepática es una enfermedad crónica progresiva del hígado que resulta de la destrucción gradual del tejido hepático normal y su reemplazo por tejido cicatricial. Es una afección grave que afecta a millones de personas en todo el mundo y puede ser causada por diversas condiciones, como el consumo excesivo de alcohol, hepatitis viral crónica, enfermedades hepáticas autoinmunitarias y otras afecciones metabólicas como la diabetes. En este artículo, examinaremos en profundidad la cirrosis hepática, incluyendo sus causas, síntomas, diagnóstico, complicaciones y opciones de tratamiento.

Causas:
La cirrosis hepática puede ser provocada por una variedad de factores, siendo las más comunes el consumo crónico y excesivo de alcohol y las infecciones virales crónicas, como la hepatitis B y C. Otras causas incluyen la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD), enfermedades autoinmunitarias del hígado, trastornos genéticos, obstrucción crónica de las vías biliares y enfermedades metabólicas, entre otras.

Síntomas:
Los síntomas de la cirrosis hepática pueden ser sutiles en las etapas iniciales, pero se vuelven más evidentes a medida que la enfermedad progresa. Algunos de los síntomas comunes incluyen fatiga, pérdida de apetito, pérdida de peso, debilidad, ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), ascitis (acumulación de líquido en la cavidad abdominal), edema en las piernas, cambios en la memoria y en la concentración, y hemorragias o moretones fáciles.

Diagnóstico:
El diagnóstico de la cirrosis hepática se realiza mediante la combinación de la historia clínica del paciente, el examen físico y una serie de pruebas de laboratorio y estudios de imagen. Los análisis de sangre pueden revelar niveles anormales de enzimas hepáticas, así como otras alteraciones indicativas de daño hepático. La ecografía, la tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética (RM) ayudan a evaluar el estado del hígado y la presencia de complicaciones como la ascitis y los tumores hepáticos.

Complicaciones:
La cirrosis hepática puede desencadenar una serie de complicaciones graves, como la hipertensión portal (presión alta en las venas del sistema portal), varices esofágicas (venas dilatadas en el esófago), encefalopatía hepática (deterioro del funcionamiento cerebral, psicosis, depresión y coma) debido a la acumulación de toxinas), insuficiencia renal y mayor riesgo de cáncer de hígado.

Tratamiento:
El tratamiento de la cirrosis hepática tiene como objetivo detener la progresión de la enfermedad, prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida del paciente. En las etapas iniciales, abordar la causa subyacente, como el cese del consumo de alcohol o el tratamiento de la hepatitis viral, puede ayudar a evitar una mayor degradación del hígado. El manejo de complicaciones, como la ascitis y las varices esofágicas, puede requerir diuréticos y procedimientos para reducir la presión portal. También es importante mantener una dieta balanceaba baja en sal, carbohidratos (azúcares) y grasas. En casos avanzados, el trasplante de hígado puede ser la única opción viable.

Conclusión:
La cirrosis hepática es una enfermedad grave y compleja que requiere un enfoque integral en su diagnóstico y tratamiento. La prevención y la identificación temprana de los factores de riesgo son cruciales para evitar el desarrollo de la enfermedad y sus complicaciones. Un abordaje multidisciplinario que involucre a hepatólogos, especialistas en trasplantes, nutricionistas y otros profesionales de la salud es esencial para brindar una atención óptima a los pacientes con cirrosis hepática y mejorar su pronóstico y calidad de vida.

¿Pueden comer carne los pacientes con cáncer colorrectal?

Los pacientes que ya han sido diagnosticados con cáncer colorrectal no enfrentan un mayor riesgo de reaparición de la enfermedad o de muerte si comen carnes rojas o procesadas, sugiere un nuevo análisis de datos de ensayos prospectivos en Estados Unidos.

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“Aunque nuestro estudio tiene limitaciones, estos hallazgos pueden informar el asesoramiento del paciente y el desarrollo de pautas dietéticas específicas para los sobrevivientes de cáncer”, dijeron los autores.

Los resultados sugieren que está bien que los pacientes con cáncer colorrectal coman estos alimentos, lo que contrasta directamente con las recomendaciones actuales.

En la actualidad, tanto la American Cancer Society como el American Institute for Cancer Research/World Cancer Research Fund recomiendan a los sobrevivientes de cáncer que limiten su consumo de carnes rojas y procesadas.

Esto se basa en la asociación conocida entre el consumo de carne roja y procesada y un mayor riesgo de cáncer colorrectal. Esta asociación se confirmó una vez más recientemente, según lo informado por Medscape Noticias Médicas, pero la evidencia proviene de estudios en la población general.

En este último estudio, los investigadores observaron específicamente a las personas que ya habían sido diagnosticadas con cáncer colorrectal para determinar si la recomendación de evitar las carnes rojas y procesadas está justificada.

La investigación fue publicada en JAMA Network Open el 22 de febrero.

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Erin L. Van Blarigan, doctora en ciencias, del Departamento de Epidemiología y Bioestadística de la University of California, en San Francisco, Estados Unidos, identificó 1011 pacientes con cáncer colorrectal en etapa III del ensayo Cancer and Leukemia Group B. La mediana de edad en el momento de la inscripción fue de 60 años, 44% de los participantes eran mujeres y 89% eran blancos.

Los participantes completaron un cuestionario validado de frecuencia de alimentos aproximadamente tres meses después del diagnóstico y nuevamente seis meses después de haber completado el tratamiento, o alrededor de 15 meses después del diagnóstico.

Además de la ingesta de carne roja y procesada, los investigadores evaluaron los comportamientos de salud, como el historial de tabaquismo, el uso de ácido acetilsalicílico, la actividad física y el uso de vitaminas y suplementos minerales.

Los pacientes con el mayor consumo de carne roja tenían más probabilidades que otros participantes de ser hombres y blancos, haber sido diagnosticados con cáncer en etapa T3 o T4, tener una enfermedad poco diferenciada o indiferenciada y tener una mediana de índice de masa corporal (IMC) más alto.

Aquellos con el mayor consumo de carne procesada tenían más probabilidades que otras personas de ser hombres y negros, fumadores actuales, tener una mediana de índice de masa corporal más alto y haber sido diagnosticados con enfermedad en etapa T3 o T4.

Durante una mediana de seguimiento de 6,6 años, hubo 81 recurrencias de cáncer colorrectal y 305 muertes.

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El análisis multivariado mostró que no había asociación entre el consumo de carne roja o procesada después del diagnóstico de cáncer de colon y el riesgo de recurrencia de la enfermedad o mortalidad.

El hazard ratio para el riesgo de recurrencia en los cuartiles más altos frente a los más bajos del consumo de carne roja fue de 0,84, mientras que para la carne procesada fue de 1,05.

El riesgo de mortalidad por todas las causas fue similar, con un hazard ratio de 0,71 para los cuartiles más altos frente a los más bajos del consumo de carne roja y un hazard ratio de 1,04 para la carne procesada.

Los autores señalaron que su estudio fue observacional y examinó el comportamiento autoinformado, por lo que “no pueden descartar la posibilidad de factores de confusión no medidos o residuales”.

Además, advirtieron que sus resultados “pueden no aplicarse” a los pacientes con cáncer colorrectal en etapas I a II o IV, y los datos disponibles no ofrecen información sobre “la ingesta de carne previa al diagnóstico ni sobre las prácticas de cocción de la carne”.

La investigación recibió apoyo del National Cancer Institute de los National Institutes of Health de Estados Unidos. La investigación de Jeffrey A. Meyerhardt cuenta con el apoyo de los Douglas Gray Woodruff Chair Fund, Guo Shu Shi Fund, Anonymous Family Fund for Innovations in Colorectal Cancer, Project P fund y George Stone Family Foundation. Van Blarigan ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente. Meyerhardt tiene relación con Boston Biomedical, COTA Healthcare, Merck y Taiho Pharmaceutical. Otros autores declararon numerosas relaciones.

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El balón intragástrico ingerible produce una importante reducción de peso

El balón intragástrico ingerible Allurion (antes Elipse, de Allurion Technologies), un novedoso balón que se ingiere y que no requiere intervención quirúrgica o colocación endoscópica, muestra una gran eficacia para lograr la reducción de peso, así como un mejor perfil metabólico, con menos efectos adversos que los registrados con otros balones intragástricos disponibles, según los resultados de un metanálisis.

“Creemos que este análisis es la revisión más completa del balón Allurion“, informan el primer autor, Dr. Daryl Ramai, de la División de Gastroenterología y Hepatología de la University of Utah School of Medicine, en Salt Lake City, Estados Unidos, y sus colaboradores, en la investigación publicada en el número de noviembre/diciembre de 2021 de Journal of Clinical Gastroenterology.

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“Nuestro estudio demostró que el balón Allurion reduce el perímetro de la cintura y los niveles de triglicéridos y se asocia con menos efectos adversos que otros balones intragástricos”, concluyeron los autores.

A diferencia de otros, el balón intragástrico Allurion se comprime en una pequeña cápsula que se conecta a un fino catéter y una vez ingerido se infla con 550 ml de líquido a través del catéter para crear una sensación de saciedad y ayudar a controlar el hambre.

El procedimiento puede realizarse de manera ambulatoria en aproximadamente 20 minutos, lo que puede evitar la carga y los costos adicionales de la cirugía o de la colocación y la extracción endoscópica. El balón está diseñado para vaciarse a través de una válvula que espontáneamente se abre y luego se expulsa el balón en las heces, una vez transcurridos cerca de 4 meses.

Aunque se utiliza actualmente en todo el mundo, el balón aún no cuenta con la aprobación de la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos.

Reducción de peso promedio de 12,2% en todos los estudios

Para evaluar el rendimiento los autores identificaron siete de los 273 estudios publicados que cumplían los criterios de análisis. Los estudios incluyeron 2.152 pacientes de edades entre 18 y 65 años de edad, con una media de índice de masa corporal inicial de 32,1 a 38,6 kg/m2.

Todos los estudios fueron prospectivos, con resultados notificados a los 3 a 4 meses, cuando el balón Allurion suele desinflarse. Tres de los estudios eran multicéntricos, mientras que cuatro eran unicéntricos.

En cuanto a las mejoras en el índice de masa corporal, los resultados mostraron que la diferencia media agrupada desde el inicio hasta el final de los estudios fue de 0,88 (p = 0,001) y el porcentaje medio ponderado de reducción de peso corporal total durante el tratamiento en todos los estudios fue de 12,2%.

La media de reducción de peso corporal en los estudios con Allurion fue de 49,1%.

El análisis no se diseñó para comparar directamente los resultados con otros balones, pero los autores señalaron, por ejemplo, que el balón intragástrico ReShape Duo (un sistema de doble balón aprobado por la FDA) se asoció en un estudio previo a un porcentaje de reducción de peso corporal total de 7,6% a los 6 meses, en comparación con 3,6% observado en pacientes con modificaciones del estilo de vida.

Sin embargo, un metanálisis separado mostró que el porcentaje combinado de reducción y pérdida de peso corporal total con el balón Orbera, aprobado por la FDA, era aproximadamente el mismo que en el análisis actual de Allurion: 12,3% a los 3 meses de la implantación (seguido de 13,2% a los 6 meses y 11,3% a los 12 meses).

Este análisis mostró además que la reducción de peso corporal excesiva con el balón Orbera a los 12 meses era de 25,4%.

En otros resultados, el metanálisis actual también mostró mejoras significativas con el balón Allurion en el perímetro de la cintura de 0,89 (p = 0,001) y en los niveles de triglicéridos de 0,66 (p = 0,004), en comparación con el valor inicial.

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Investigaciones anteriores con el balón intragástrico Obalon, aprobado por la FDA, que se infla con gas en vez de líquido, mostraron una reducción significativa en el perímetro de la cintura de 109 cm (± 12,3) a 99 cm (± 10,5) (< 0,05) y otro estudio demostró que 37,5% de los pacientes en los que se implantó el balón Orbera habían normalizado sus niveles de triglicéridos después de 4 meses sin tratamiento médico concomitante.

Menos efectos adversos

Entre los posibles riesgos asociados al balón Allurion se encuentra la posibilidad de que se produzca un desinflado prematuro del balón, lo que fue relativamente infrecuente (1,8%) según se observó en el metanálisis.

Otros efectos adversos notificados con el balón Allurion fueron dolor abdominal (37,5%), vómitos (29,6%), diarrea (15,4%) y obstrucción del intestino delgado (0,5%).

Las tasas correspondientes de dolor abdominal con los balón ReShape Duo y Orbera fueron de 54,5% y 57,5%, con efectos debidos posiblemente al inflado excesivo, señalaron los autores.

Además, las tasas de vómito con los balones ReShape Duo y Orbera han sido mucho más elevadas: 86,7% y 86,8%, respectivamente.

Cabe destacar que no se registraron muertes o casos de pancreatitis aguda en los estudios del metanálisis de Allurion.

Como se informó en Medscape Noticias Médicas, estas inquietudes se han planteado en anteriores alertas de la FDA en relación con los balones intragástricos rellenos de líquido Orbera y ReShape Duo.

En la actualización más reciente, publicada en abril de 2020, la FDA describió la recepción de informes de 18 fallecimientos ocurridos en todo el mundo desde la aprobación de los balones Orbera y ReShape, incluidos ocho en Estados Unidos. “Estas preocupaciones son válidas. Teóricamente, dado que el balón Allurionse coloca por un periodo más breve, es concebible que haya menos efectos adversos. Sin embargo, se necesitan ensayos comparativos para confirmarlo”, comentó a Medscape Noticias Médicas.

Aunque los balones muestran eficacia en pacientes que tienen dificultades para bajar de peso, síndrome metabólico o esteatosis hepática, “el tipo y la duración de los balones intragástricos deben adaptarse al paciente”, destacó el especialista.

“Los médicos deben hablar detalladamente con sus pacientes sobre los beneficios y riesgos que conlleva utilizar un balón intragástrico”, añadió. “Además, la colocación de balones intragástricos solo deben intentarla médicos con experiencia en endoscopia bariátrica”, finalizó el Dr. Ramai.

El estudio no recibió apoyo económico. El Dr. Ramai ha declarado no tener ningún conflicto deinterés económico pertinente.

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Consumo de Omeprazol causa disfunción eréctil profunda en joven sano

El Omeprazol es un medicamento que sirven para reducir la cantidad de ácido gástrico producido por glándulas en el revestimiento del estómago, pero que pueden causar efectos adversos en quienes lo consumen  con frecuencia, los cuales incluyen deficiencia de vitamina B12, colitis por Clostridium difficile y mayor riesgo de enfermedad renal crónica.

El caso se presentó en un hombre caucásico de 38 años con hipertensión leve y sin otros antecedentes médicos significativos desarrolló una disfunción eréctil profunda dentro de los 2 días de iniciar la terapia con omeprazol sin receta. En el momento del episodio, el paciente estaba tomando una dosis estable de lisinopril y no tomaba otros medicamentos ni suplementos.

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Varios factores de la historia clínica de este paciente crean un argumento convincente que implica al omeprazol como un potente precipitante de la disfunción eréctil. Estos incluyen la relación temporal del inicio de la disfunción eréctil con el inicio de la terapia con omeprazol, la pronta resolución de los síntomas tras la interrupción del fármaco, la ausencia de otros factores precipitantes fácilmente aparentes y la ausencia de disfunción eréctil recurrente en los 2 años posteriores al episodio.

Según los médicos el paciente de 38 años comenzó a tener síntomas de disfunción eréctil, una vez inició su terapia con omeprazol. Sin embargo, cuando el equipo clínico decidió descontinuarle el medicamento, sus síntomas desaparecieron e incluso se pudo recuperar y además durante los dos años posteriores no presentó la patología, aún usando el medicamento. 

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Los autores de este caso insistieron en que el uso de este fármaco debe considerarse como una potencial causa de disfunción eréctil en pacientes jóvenes y sanos, al igual en que pacientes mayores. De otra parte, enfatizaron en que se necesitan más estudios para comprobar que la difusión eréctil puede figurar como un efecto de este medicamento.

Finalmente la indecencia de este tipo de escenario clínico atribuido a este tipo de terapia es poco reconocido en literatura, por lo que se exhorta a realizar más estudios científicos y el uso de estos fármacos debe reconsiderarse en pacientes jóvenes.

Por: Belinda Lugo

Los trastornos concomitantes con la cirrosis se vincularon con peores resultados

Múltiples trastornos concomitantes parecen empeorar los desenlaces de mortalidad en pacientes con cirrosis. Aquellos pacientes con cirrosis compensada y tres trastornos concomitantes tienen una tasa de mortalidad similar a la de los pacientes con cirrosis descompensada, según un nuevo análisis de una cohorte basada en la población de la región metropolitana Dallas-Forth Worth metroplex.

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“Creo que es un mensaje bastante fuerte que la mera existencia de estas enfermedades crónicas tiene un efecto considerable a largo plazo. Al menos contribuyen a la mortalidad en alguna medida. Es muy importante centrarse en estas enfermedades crónicas como objetivos en una fase temprana de la atención que prestamos a estos pacientes con cirrosis para asegurarnos de que las controlamos, con el fin de que a largo plazo podamos disminuir el fallecimiento prematuro y la mortalidad en estos pacientes”, señaló el Dr. Mohammad Amin Fallahzadeh, maestro en salud pública, quien presentó los resultados en el Congreso de la American Association for the Study of Liver Diseases (AASLD) de 2021.

En el estudio participaron 35.361 pacientes con cirrosis. La media de edad de los participantes era de 59,5 años, 41,8% era de sexo femenino, 29,7% no era de raza blanca y 17,5% era hispanoamericano. La comorbilidad era común y se presentó en cerca de 25% de los pacientes. Cuarenta y cinco por ciento de los trastornos concomitantes lo constituían enfermedades cardiovasculares, 28,9% de los individuos tenía un trastorno concomitante, 17,5% tenía dos y 12,6% tenía tres.

Una curva de Kaplan-Meier mostró que los pacientes con cirrosis compensada y sin trastornos concomitantes tenían la mayor sobrevida en el curso del tiempo, mientras que los pacientes descompensados con trastornos concomitantes tenían la menor sobrevida (p = 0,01). La curva mostró una sobrevida similar entre los pacientes con cirrosis compensada y tres trastornos concomitantes y los pacientes descompensados sin comorbilidad.

El riesgo de fallecimiento aumentó con un trastorno concomitante (hazard ratio [HR]: 2,5; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 2,23 a 2,8), dos trastornos concomitantes (HR: 3,27; IC 95%: 2,9 a 3,69), y tres trastornos concomitantes (HR: 4,52; IC 95%: 3,99 a 5,12).

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La mortalidad aumentó con el número de trastornos concomitantes en pacientes compensados lo mismo que en descompensados; en pacientes con hepatitis Chepatopatía alcohólica y esteatosis hepática no alcohólica; por raza (blanca, negra y otros) y en diferentes grupos de edad. Se observó un efecto más potente de los trastornos concomitantes en los compensados (HR: 6,4 frente a 4,1), pacientes de sexo femenino (HR: 5,2 frente a 4,1) y en mayores de 65 años de edad (HR: 7,2 frente a 3,7 de los de 45 a 64 años de edad y 5,0 en los menores de 45 años).

Los investigadores también observaron un efecto sinérgico evidente de la nefropatía crónica y las enfermedades cardiovasculares. Los dos tipos de trastorno se relacionaron con más riesgo por sí mismos, pero cuando un paciente tenía enfermedad cardiovascular y nefropatía crónica al mismo tiempo, la mortalidad fue mayor que con solo el riesgo añadido de los dos tipos de trastornos.

Los hallazgos confirman que los pacientes con cirrosis y trastornos concomitantes parecen tener peor calidad de vida y una mayor mortalidad. “No esperaba que hubiera un efecto tan importante, hacer que un paciente compensado fuera como si estuviera descompensado, pero definitivamente lo vemos en nuestra práctica diaria”, destacó el Dr. Fallahzadeh, quien es residente de segundo año de medicina interna en el Baylor University Medical Center, en Dallas, Estados Unidos.

“Cuando un hepatólogo o un especialista en medicina interna atienden a un paciente a quien le han diagnosticado cirrosis, deben examinarlo para detectar otras afecciones crónicas, como diabetes, insuficiencia renal crónica y enfermedades cardiovasculares; así se asegurarán de que si tiene alguna de estas afecciones esté controlada o si necesita derivación a otra especialidad para un mejor tratamiento. Por ejemplo, si necesitan una derivación a nefrología, debe hacerse lo antes posible para que se pueda minimizar la carga que estas enfermedades representan a largo plazo para estos pacientes. Y también tenemos que educar a los pacientes sobre el control de estos problemas crónicos”, añadió el Dr. Fallahzadeh.

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Los hallazgos podrían hacer que los investigadores se replanteen cómo clasificar la cirrosis compensada y la descompensada. “Cuando hablamos de hepatopatía descompensada nos referimos a hemorragia por varices, ascitis y encefalopatía. En este caso se afirma que si un paciente está compensado y tiene tres de estos trastornos médicos asociados, podría estar peor que si su cirrosis está descompensada. Es un verdadero cuestionamiento de la situación actual sobre la forma en que pensamos acerca de estas entidades patológicas. Se las considera de forma muy diferente en lo que respecta a la mortalidad. Hay que seguir aclarando esto”, dijo el Dr. Mayur Brahmania, profesor adjunto de medicina en la Western University, en Londres, Canadá, quien moderó la sesión.

Una limitación clave del estudio fue que los investigadores no tuvieron acceso a datos sobre el uso de medicación, por lo que no se pudo determinar si se estaban controlando los trastornos concomitantes. Asimismo, no se controlaron el índice de masa corporal y la mayoría de los factores relacionados con el estilo de vida.

El Dr. Fallahzadeh y el Dr. Brahmania han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

Este contenido fue originalmente publicado en MDEdge, parte de la Red Profesional de Medscape. 

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La diversidad de bacterias intestinales en los lactantes se relaciona con reducción de las alergias alimentarias

Los lactantes con mayor diversidad de bacterias en las heces tienen menos tendencia a presentar alergias a alimentos como huevo, leche o cacahuate, dijeron los investigadores.

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Los hallazgos podrían dar lugar a nuevas estrategias para prevenir la alergia alimentaria mediada por inmunoglobulina E, según Christine Joseph, Ph. D., maestra en salud pública, epidemióloga del Henry Ford Health System, en Detroit, Estados Unidos, y sus colaboradores.

“La colonización bacteriana es un factor que puede ser modificable en la trayectoria causal a la alergia alimentaria mediada por inmunoglobulina E”, escribieron en su artículo publicado en Pediatric Allergy and Immunology.

Las alergias alimentarias pueden presentarse cuando la exposición a alimentos específicos activa las células cebadas y los basófilos. Las alergias pueden causar eccema atópico en lactantes y rinitis y asma a una edad posterior.

En los lactantes sanos las proteínas alimentarias interactúan con células presentadoras de antígeno, pero las células T reguladoras suprimen las respuestas inmunitarias, previniendo las alergias, señalan los investigadores.

La relación entre bacterias intestinales y alergias es compleja. Los oligosacáridos de la leche humana inducen la producción de interleucina-10 e inmunoglobulina A y también estimulan el desarrollo de Bifidobacterium y Lactobacillus, de acuerdo con los investigadores. Clostridia activa la liberación de factor de crecimiento transformante beta-1 que ayuda a inducir a las células T reguladoras a suprimir las reacciones inmunitarias indeseables. Las bacterias intestinales también ayudan a fermentar carbohidratos complejos al generar ácidos grasos de cadena corta, lo que influye en la célula B y la función de barrera intestinal.

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Estudios previos han revelado asociaciones entre la composición de la microbiota intestinal y las sensibilidades alimentarias. Han indicado que el retraso de la colonización de las bacterias en el intestino puede provocar irregularidades en el desarrollo de los tejidos linfoides asociados al intestino.

Para comprender mejor esta relación, Joseph y sus colaboradores analizaron los datos del Programa de Investigación sobre Microbios, Alergia, Asma y Mascotas de la cohorte de nacimiento del Estudio Longitudinal de Alergia y Asma del Entorno Sanitario del Condado Wayne.

Los investigadores reclutaron a mujeres embarazadas de 21 a 45 años en el área metropolitana de Detroit que recibían atención prenatal en las clínicas obstétricas del Henry Ford Health System entre septiembre de 2003 y noviembre de 2007. Obtuvieron muestras de sangre de los lactantes en las visitas domiciliarias a los 6 y 12 meses. En una consulta en la clínica a los 24 meses, determinaron inmunoglobulina E sérica específica de alérgenos, administraron pruebas de alergias por punción cutánea y entrevistaron a los padres para indagar los antecedentes personales patológicos de sus hijos, los alimentos que evitaban, los síntomas digestivos y las reacciones a los alimentos. Los investigadores obtuvieron muestras de heces a 1 mes y a los 6 meses de edad.

Un panel de dos alergólogos certificados revisó los datos clínicos y de las entrevistas desde el nacimiento hasta los 3 a 5 años de edad para clasificar a los lactantes en categorías de probabilidad o no probabilidad de tener alergia alimentaria mediada por inmunoglobulina E. Un tercer alergólogo dictaminó en los casos de desacuerdo.

De los 447 niños con datos suficientes, a 44 se les diagnosticó alergia alimentaria mediada por inmunoglobulina E. De ellos, 59% era alérgico a un alimento, 30% a dos alimentos y 11% a tres alimentos. La alergia más común era al huevo (en 73% de los niños alérgicos), seguida de la alergia al cacahuate (59%) y a la leche (20%).

En los niños de 3 a 5 años las muestras de heces de los alérgicos mostraban una diversidad sustancialmente menor de la microbiota intestinal, en comparación con los no alérgicos, sobre todo a la leche y al cacahuate. La diferencia fue estadísticamente significativa (todos los valores de p ajustados con respecto a covariables para las métricas alfa < 0,007).

Al analizar las bacterias específicas de los lactantes de 6 meses, los investigadores encontraron menos abundancia de 20 unidades taxonómicas operativas individuales en los niños alérgicos, principalmente de los órdenes Bacteroidales y Clostridiales. Por otra parte, estos niños tenían más abundancia de Bifidobacteriales.

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El hallazgo podría dar lugar a nuevas estrategias para prevenir las alergias a los alimentos, señaló la Dra. Vivian Hernández-Trujillo, directora de alergias e inmunología en el Nicklaus Children’s Hospital, en Miami, Estados Unidos, quien no intervino en el estudio.

“Es un poco prematuro, pero no hay duda de que es necesario continuar la investigación en este campo dado que sería increíble la posibilidad de intervención en las alergias alimentarias mediadas por inmunoglobulina A”, comentó a Medscape Noticias Médicas. “Estudios como este nos brindan la esperanza de que podremos prevenir las alergias a los alimentos”.

Todavía no contamos con suficientes datos para recomendar algún tratamiento (como probióticos) que pudiera influir en la microbiota intestinal de los lactantes, destacó.

Hasta ahora la mejor estrategia para prevenir las alergias al cacahuate es comenzar a introducir alimentos sólidos en general y productos derivados del cacahuate específicamente, a una edad temprana del lactante, dijo la Dra. Hernández-Trujillo, citando las Addendum Guidelines for the Prevention of Peanut Allergy in the United States: Report of the National Institute of Allergy and Infectious Diseases.

La Dra. Hernández-Trujillo refiere relaciones económicas con DBV Technologies y Kaléo. Joseph ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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La dieta de exclusión en la enfermedad de Crohn podría lograr la remisión de la enfermedad leve o moderada

La dieta de exclusión en la enfermedad de Crohn, con o sin nutrición parcial por sonda, al parecer indujo y mantuvo la remisión en pacientes con enfermedad leve o moderada sin tratamiento biológico previo en un ensayo piloto realizado en Israel.

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La Dra. Henit Yanai, del Rabin Medical Center, en Petah Tikva, Israel, y sus colaboradores, señalaron que la dietoterapia con dieta de exclusión en la enfermedad de Crohn se asocia a una reducción de la inflamación y a la inducción de la curación de la mucosa en pacientes con enfermedad de Crohn leve o moderada, lo que puede contribuir a alcanzar los objetivos terapéuticos sin necesidad de inmunosupresión.

La dieta de exclusión en la enfermedad de Crohn destaca las fuentes alimentarias de fibra hidrosoluble y almidón resistente, proveniente predominantemente de verduras y frutas, indicaron los investigadores en The Lancet Gastroenterology and Hepatology. Durante cada fase de la dieta los pacientes pueden acceder a una variedad más amplia de determinados alimentos. Pese a los datos que apoyan la dieta con nutrición por sonda parcial en los niños, actualmente no se dispone de datos prospectivos sobre la dieta de exclusión en la enfermedad de Crohn en los adultos, destacó el equipo.

Para investigar la cuestión, la Dra. Yanai y sus colaboradores aleatorizaron a 44 pacientes adultos con enfermedad de Crohn en tres centros médicos para que recibieran la dieta de exclusión en la enfermedad de Crohn más nutrición por sonda parcial o la dieta de exclusión en la enfermedad de Crohn sola durante un total de 24 semanas. Los pacientes no se habían tratado con productos biológicos, tenían de 18 a 55 años y la enfermedad era leve o moderada. El estudio no tuvo enmascaramiento.

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La duración media de la enfermedad fue de tres meses en cada grupo de tratamiento. Al inicio del estudio la mediana de las concentraciones de proteína C reactiva era de 16,8 mg/l en los pacientes que recibían dieta de exclusión en la enfermedad de Crohn y nutrición por sonda parcial y de 12,1 mg/l en los que solo recibían dieta de exclusión en la enfermedad de Crohn.

En el periodo de seguimiento de seis semanas, 68% de los pacientes del primer grupo y 57% del segundo (= 0,5) habían alcanzado la remisión clínica, definida como una puntuación en el índice de Harvey-Bradshaw inferior a 5.

De los pacientes que estaban en remisión, 20 (80%) continuaron así hasta la semana 24. Se registró un mayor número de pacientes en remisión sostenida a las 24 semanas en el grupo asignado a dieta de exclusión en la enfermedad de Crohn más nutrición por sonda parcial, pero esta diferencia no fue estadísticamente significativa (12 frente a 8; p = 0,1).

La tasa global de remisión endoscópica a las 24 semanas fue de 35%, incluidos ocho pacientes con dieta de exclusión en la enfermedad de Crohn más nutrición por sonda parcial y seis pacientes con dieta de exclusión en la enfermedad de Crohn sola (p = 0,7).

Se observó una disminución significativa de la proteína C reactiva entre los 30 pacientes con proteína C reactiva elevada al inicio. No se produjeron efectos adversos graves ni relacionados con el tratamiento en ninguno de los dos grupos.

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Los investigadores afirmaron que aun cuando fue un estudio piloto, los resultados indican que la dieta de exclusión en la enfermedad de Crohn “podría utilizarse en adultos con enfermedad de Crohn no complicada leve o moderada a partir de establecido el diagnóstico y posiblemente ser una alternativa terapéutica para los pacientes que no pueden recibir farmacoterapia debido a trastornos de la salud subyacentes”.

La Dra. Alexa Sasson, de la Harvard Medical School, en Boston, Estados Unidos, autora de un comentario editorial que acompaña la publicación, indicó a Reuters Health que los nuevos hallazgos apoyan una mayor incorporación de la dieta de exclusión en la enfermedad de Crohn en la atención médica de la enfermedad de Crohn. Pero exhorta a los médicos a utilizar una dieta que también tenga en cuenta el interés, los objetivos y el estado de la enfermedad del paciente.

“La dieta de exclusión en la enfermedad de Crohn no forma parte de la atención sistemática, aunque este estudio piloto proporciona apoyo al creciente número de estudios sobre la dietoterapia para la enfermedad de Crohn en un subgrupo de individuos”.

La Dra. Yanai no respondió a una petición de comentarios.

El estudio fue financiado por Nestle Health Science. Tres de los autores refieren vínculos con esta compañía.

Traducido y adaptado por el equipo de Medscape en español.

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Liraglutida es eficaz en pacientes que recuperaron peso después de un «bypass» gástrico

El agonista del receptor del péptido 1 similar al glucagón liraglutida fue seguro y eficaz para tratar la recuperación de peso después del bypass gástrico en Y de Roux en un ensayo controlado aleatorizado.

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Es decir, 132 pacientes que habían perdido al menos 25% de su peso inicial después de bypass gástrico en Y de Roux y luego recuperaron al menos 10% fueron aleatorizados 2:1 para recibir liraglutida más asesoría frecuente sobre estilo de vida por parte de un nutriólogo registrado o solo asesoría sobre el estilo de vida.

Después de un año, 69%, 48% y 24% de los pacientes que habían recibido liraglutida perdieron al menos 5%, 10% y 15% de su peso de entrada al estudio, respectivamente. Por el contrario, solo 5% de los pacientes del grupo de control perdió al menos 5% de su peso y ninguno perdió al menos 10% de su peso.

“Liraglutida en dosis de 3,0 mg/día, con modificación del estilo de vida, fue significativamente más eficaz que el placebo en el tratamiento de la pérdida de peso después de bypass gástrico en Y de Roux sin un mayor riesgo de eventos adversos graves”, resumió la Dra. Holly F. Lofton, en una sesión oral en el Congreso de ObesityWeek 2021.

La Dra. Lofton, profesora clínica asociada de cirugía y medicina y directora del programa de control de peso de NYU Langone Health, en Nueva York, Estados Unidos, explicó a Medscape Noticias Médicas que inició el estudio después de asistir a una sesión “repleta” de temas sobre la recuperación de peso después de la cirugía bariátrica en una conferencia previa de la American Society of Metabolic and Bariatric Surgery.

“Los conferencistas indicaron medidas conservadoras (como reiterar las recomendaciones dietéticas, el ejercicio y el asesoramiento) y las cirugías de revisión, pero en ese momento no había literatura que proporcionara una guía sobre qué farmacoterapias son las mejores para esta población”, señaló.

Se sabía que la disminución de los niveles de péptido 1 similar al glucagón endógeno coincide con la recuperación de peso y liraglutida era el único agonista de péptido 1 similar al glucagón aprobado para el control crónico del peso en ese momento, por lo que se ideó el protocolo de estudio actual.

Los hallazgos son especialmente útiles para los pacientes que no son candidatos para revisiones de cirugía bariátrica, anotó. Se necesitan más estudios para investigar el efecto de los agonistas de péptido 1 similar al glucagón más nuevos, como semaglutida, sobre la recuperación de peso después de diferentes tipos de cirugía bariátrica.

Wendy C. King, Ph. D., que no participó en esta investigación, comentó que más de dos tercios de los pacientes tratados con inyecciones subcutáneas de liraglutida de 3 mg/día en el estudio actual perdieron al menos 5% de su peso inicial un año después y 20% de ellos alcanzó un peso igual o menor que su peso más bajo después de la cirugía bariátrica (peso nadir).

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“El hecho de que ambos grupos recibieron asesoramiento sobre el estilo de vida de nutriólogos registrados durante poco más de un año, pero solo los pacientes del grupo de liraglutida perdieron peso, en promedio, habla de la dificultad de perder peso después de haberlo recuperado posterior a una cirugía bariátrica”, agregó la Dra. King, profesora asociada de epidemiología en University of Pittsburgh, en Pensilvania, Estados Unidos.


Este estudio “proporciona datos que pueden ayudar a médicos y pacientes a comprender el efecto potencial de agregar 3,0 mg/día de liraglutida a sus esfuerzos de pérdida de peso”, indicó a Medscape Noticias Médicas.

Sin embargo, “dado que 42% de quienes tomaron liraglutida informó efectos secundarios relacionados con el aparato digestivo, los pacientes también deben recibir asesoramiento sobre este posible efecto y sugerencias sobre cómo minimizar dichos efectos secundarios”, sugirió la Dra. King.

La recuperación de peso es común, la repetición de la cirugía conlleva un riesgo

La recuperación de peso es frecuente incluso años después de la cirugía bariátrica. La repetición de la cirugía conlleva cierto riesgo, y los abordajes de cambios de estilo de vida por sí solos rara vez tienen éxito en revertir la recuperación de peso, añadió la Dra. Lofton.

Los investigadores inscribieron a 132 adultos que tenían un peso medio de 134 kg cuando se sometieron a bypass gástrico en Y de Roux y que perdieron al menos 25% de su peso inicial (pérdida de peso media: 38%) después de la cirugía, pero que también recuperaron al menos 10% de su peso inicial.

En el momento de la inscripción en el estudio actual (valor inicial) los pacientes se habían sometido a bypass gástrico en Y de Roux de 18 meses a 10 años antes (media: 5,7 años antes) y ahora tenían un peso promedio de 99 kg y un índice de masa corporal medio de 35,6 kg/m2. Ninguno de los pacientes tenía diabetes.

Los pacientes fueron aleatorizados para recibir liraglutida (n = 89: 84%: mujeres) o placebo (n = 43; 88%: mujeres) durante 56 semanas.

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Tenían una edad promedio de 48 años y aproximadamente 59% era de raza blanca y 25% de raza negra.

Todos los pacientes tenían consultas en la clínica cada 3 meses donde recibían asesoramiento sobre el estilo de vida de un nutriólogo registrado.

A los 12 meses los pacientes del grupo de liraglutida habían perdido una media de 8,8% de su peso inicial, mientras que los del grupo placebo habían ganado una media de 1,48% de su peso inicial.

No hubo diferencias significativas entre los grupos en las variables cardiometabólicas.

Ninguno de los pacientes del grupo de control alcanzó un peso tan bajo como su peso nadir después de bypass gástrico en Y de Roux.

Las tasas de náusea (25%), estreñimiento (16%) y dolor abdominal (10%) en el grupo de liraglutida fueron más altas que en el grupo de placebo (7%, 14% y 5%, respectivamente), pero similares a las tasas de los efectos secundarios gastrointestinales en otros ensayos de este fármaco.

La Dra. Lofton ha declarado haber recibido honorarios por consultoría y ser orador para Novo Nordisk y recibir fondos de investigación de Boehringer Ingelheim, Eli Lilly y Novo Nordisk. King ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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