El ayuno intermitente funciona, al menos a corto plazo

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El ayuno intermitente puede conducir a la pérdida de peso y otros beneficios para la salud, al menos a corto plazo, sugiere una nueva investigación.


Los resultados combinados de un total de 130 ensayos clínicos muestran que el ayuno intermitente podría ayudar a reducir el peso, el índice de masa corporal (IMC), la grasa corporal, el colesterol “malo”, el azúcar en sangre en ayunas y la presión arterial, entre otros factores de riesgo asociados con la obesidad.


Dos tipos específicos de ayuno intermitente se asociaron con una pérdida de peso significativa y otros beneficios para la salud. Uno, llamado ayuno en días alternos modificado, implica alternar un día de alimentación habitual con no consumir más de 600 al día siguiente.
La otra, llamada “Dieta 5: 2” es similar, pero implica 2 días a la semana de alimentación con cero o muy pocas calorías y 5 días de alimentación normal.


Menos beneficiosos fueron la alimentación con restricción de tiempo, que implica ayuno de 12 a 24 horas por día y “ayuno en días alternos sin calorías”, donde no se consumen alimentos cada dos días.
“Nuestros resultados respaldan el papel del ayuno intermitente, especialmente el ayuno en días alternos modificado, en adultos con sobrepeso u obesidad como un enfoque de pérdida de peso con otros beneficios para la salud. Pero las personas primero deben consultar a sus médicos”, dijo el autor principal de la investigación, Chanthawat. Patikorn, de la Universidad de Chulalongkorn en Tailandia.


Y hay un inconveniente importante: la mayoría de los estudios duraron solo unos 3 meses.
Entre los que duraron más tiempo, la pérdida de peso pareció estabilizarse en aproximadamente 6 meses, ya sea porque el cuerpo se adaptó al patrón de alimentación o porque los participantes no pudieron seguir las dietas.


“Todavía nos faltan datos para ver si podrían funcionar a largo plazo. Vemos pérdida de peso y mejores perfiles metabólicos, pero aún no sabemos si el ayuno intermitente puede reducir la muerte o los eventos cardiovasculares”, dice Patikorn.

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Por otro lado, “yo diría que si el paciente está interesado en hacer ayuno intermitente, no hay evidencia de que sea algo malo”.


Sin embargo, advirtió que los patrones en los que no se consume nada durante períodos prolongados pueden representar un peligro para las personas con diabetes que usan insulina o que son propensas a tener niveles bajos de azúcar en sangre (hipoglucemia). 5: 2, se asociaron con una pérdida de peso del 5% o más del peso corporal total en adultos con sobrepeso u obesidad.


Y con la dieta 5: 2, la pérdida de peso se mantuvo entre los 6 y 12 meses. El ayuno en días alternos modificado también se asoció con mejoras a los 2 a 12 meses en los factores de riesgo de enfermedades cardíacas como el colesterol total, el colesterol “malo”, los triglicéridos y la presión arterial.
Los hallazgos se publicaron en línea el 17 de diciembre en JAMA Network Open.
Otro ensayo muestra un efecto modesto, un problema de resistencia similar

En otro ensayo aleatorizado de 1 año publicado el 17 de noviembre de 2021, en PLOS One, 300 adultos con obesidad fueron aleatorizados a una dieta 5: 2 con instrucciones de autoayuda, la misma dieta más seis sesiones semanales de apoyo grupal, o simplemente Consejos estándar sobre dieta y actividad física. El grupo de autoayuda 5: 2 se mantuvo firme inicialmente, pero solo un tercio seguía la dieta a los 6 meses y solo alrededor de un quinto al año. La pérdida de peso a los 6 meses y al año fue similar entre los grupos de autoayuda 5: 2 y de asesoramiento estándar (alrededor de 4 libras).

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La dieta 5: 2 con apoyo grupal se asoció con más pérdida de peso que la autoayuda 5: 2 a las 6 semanas, pero no hubo diferencia al año.


Mirándolo de manera más positiva, el 18% del grupo de autoayuda 5: 2 había perdido más del 5% de su peso corporal en 1 año, y los participantes dieron calificaciones favorables al plan 5: 2.
Los investigadores de ese estudio, el profesor de psicología clínica de la Universidad Queen Mary de Londres Peter Hajek y sus colegas, concluyen que “una sugerencia para probar 5: 2 podría proporcionarse en una consulta rápida y ser útil especialmente para los pacientes que no se han beneficiado del consejo estándar . “


Patikorn señaló que hasta ahora ningún estudio ha comparado los diferentes tipos de dietas intermitentes de forma directa, por lo que “el mejor tipo de ayuno intermitente es aquel al que las personas realmente pueden apegarse a largo plazo”.


Fuentes

Red JAMA abierta: “Ayuno intermitente y resultados de salud relacionados con la obesidad”.
Plos One: “Un ensayo controlado aleatorio de la dieta 5: 2”.

Dar mayor prioridad al control del colesterol en la diabetes

Los médicos deben prestar más atención a los niveles elevados de colesterol de lipoproteínas de baja densidad, un marcador de riesgo de enfermedades cardiovasculares en pacientes con diabetes de tipo 2, indica un nuevo estudio poblacional realizado en Finlandia.

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En el estudio, publicado en la versión electrónica de Scientific Reports, los autores demostraron que el control del colesterol de las lipoproteínas de baja densidad y la prescripción de estatina siguen siendo no óptimos en esta población de pacientes en la práctica clínica.

Identificaron cuatro trayectorias de colesterol de lipoproteínas de baja densidad a 5 años, junto con niveles simultáneos de tratamiento con estatina. Los porcentajes de pacientes de cada grupo fueron:

  • Colesterol de lipoproteínas de baja densidad moderadamente estable: 2,3 mmol/l (90 mg/dl): 86%.
  • Colesterol de lipoproteínas de baja densidad estable alto: 3,9 mmol/l (152 mg/dl): 7,7%.
  • Disminución del colesterol de lipoproteínas de baja densidad: 3,8%.
  • Aumento del colesterol de lipoproteínas de baja densidad: 2,5%.

“El segundo grupo más grande estaba formado por pacientes predominantemente no tratados (7,7%) con niveles de colesterol de lipoproteínas de baja densidad alarmantemente ‘altos estables’ de cerca de 3,9 mmol/l”, destacaron los investigadores.

Y entre los pacientes con colesterol de lipoproteínas de baja densidad “creciente”, el tratamiento con estatina “disminuyó drásticamente”.

Además, a 42% de los pacientes no se les había prescrito estatinas al final del seguimiento.

Estos hallazgos muestran que “es necesario redoblar esfuerzos para controlar el colesterol de lipoproteínas de baja densidad en especial en pacientes con niveles continuamente elevados, iniciando e intensificando el tratamiento con estatina antes y reiniciando el tratamiento después de la interrupción, si es posible”, indicó a Medscape Noticias Médicas la autora principal, Laura Inglin, maestra en salud pública.

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Hablar con los pacientes de los riesgos frente a los beneficios de las estatinas 

Es posible que los pacientes no comprendan los beneficios frente a los posibles efectos secundarios de las estatinas, señaló Inglin, del Institute of Public Health and Clinical Nutrition, de la University of Eastern Finland, en Kuopio, Finlandia.

Para mejorar el control de los niveles de colesterol, “las conversaciones entre médico y paciente son cruciales, a fin de abordar los riesgos-beneficios y los objetivos del tratamiento y ofrecer fuentes acreditadas” de información sobre las estatinas.

Cuando los pacientes suspenden el tratamiento con estatinas “los médicos deben intentar reiniciar otra estatina o reducir la dosis si es posible, apegándose a las guías sobre cómo hacerlo”, ya que en otras investigaciones se ha informado de que más de 70% de los pacientes que suspenden una estatina debido a sus efectos secundarios, la toleran cuando la reinician, destacó Inglin.

En el estudio también se identificaron diferencias de sexo, continuó. En comparación con los hombres, las mujeres tenían niveles medios de colesterol de lipoproteínas de baja densidad significativamente más altos, pero era menos probable que se les prescribiera una estatina o que se les recetara una dosis más baja de estatina y era más probable que interrumpieran el tratamiento con estatina.

Cuatro trayectorias de las lipoproteínas de baja densidad con diferencias en el tratamiento con estatina

Los perfiles lipídicos no óptimos, en especial el colesterol de lipoproteínas de baja densidad elevado, están muy relacionados con la enfermedad cardiovascular aterosclerótica en individuos con diabetes de tipo 2, informaron Inglin y sus colaboradores.

“Para prevenir o al menos retrasar las complicaciones, en la atención médica de la diabetes son cruciales las consultas regulares y el seguimiento y un buen control de la hemoglobina glucosilada, el colesterol de lipoproteínas de baja densidad, la presión arterial y otros factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares. Las guías han identificado sistemáticamente las estatinas como el principal tratamiento hipolipidemiante, recomendado sobre todo con una intensidad moderada o alta”, señalaron.

Los investigadores se propusieron identificar las trayectorias del nivel de colesterol de lipoproteínas de baja densidad y el tratamiento con estatina concomitante en pacientes con diabetes de tipo 2.

Identificaron 8.592 pacientes, 4.622 hombres (54%) y 3.970 mujeres (46%), con diabetes de tipo 2 atendidos por médicos de atención primaria o especialistas en Karelia del Norte, al Este de Finlandia, entre 2011 y 2017.

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Durante este tiempo, al igual que otras guías internacionales, la Finnish Current Care Guideline recomendaba evaluar los niveles de colesterol de lipoproteínas de baja densidad cada 1 a 3 años en pacientes con diabetes de tipo 2, con objetivos de tratamiento de colesterol de lipoproteínas de baja densidad < 2,5 mmol/l (< 100 mg/dl) para aquellos con alto riesgo de enfermedad cardiovascular a consecuencia de la diabetes y objetivos < 1,8 mmol/l (< 70 mg/dl) o una reducción de 50% a partir del inicio en aquellos con un alto riesgo de enfermedad cardiovascular a causa de factores de riesgo adicionales.

Al inicio del estudio los hombres tenían una media de 66 años de edad y habían padecido diabetes durante ocho años; 60% recibía una estatina y 56% tenía colesterol de lipoproteínas de baja densidad < 2,5 mmol/l.

Las mujeres tenían un promedio de edad de 69 años y habían padecido diabetes durante 8 años; 56% estaba recibiendo una estatina y 51% tenía colesterol de lipoproteínas de baja densidad < 2,5 mmol/l.

Los investigadores identificaron las cuatro trayectorias distintas de colesterol de lipoproteínas de baja densidad, cada una con diferencias en el tratamiento con estatina.

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En el grupo con colesterol de lipoproteínas de baja densidad “moderadamente estable”, 67% de los hombres y 64% de las mujeres recibían una estatina y las tasas de estatina de alta intensidad aumentaron tanto en hombres como en mujeres.

En el grupo con colesterol de lipoproteínas de baja densidad “altamente estable”, las tasas de utilización de estatina disminuyeron de 42% a 27% en los hombres y de 34% a 23% en las mujeres.

En el grupo con colesterol de lipoproteínas de baja densidad “decreciente”, la proporción de pacientes que requirieron una estatina aumentó; el porcentaje de pacientes que recibieron una estatina de alta intensidad también se incrementó en los hombres (de 6,2% a 29%) y en las mujeres (de 7,7% a 14%).

En el grupo con colesterol de lipoproteínas de baja densidad “en aumento”, el porcentaje de pacientes que recibieron una estatina disminuyó desde más de 64% hasta menos de 43%.

“Los médicos deberían redoblar esfuerzos para alcanzar los objetivos del tratamiento de colesterol de lipoproteínas de baja densidad, especialmente en el grupo de pacientes con niveles de colesterol de lipoproteínas de baja densidad constantemente elevados, prestando atención a la iniciación más temprana del tratamiento con estatinas, la intensificación de los tratamientos cuando sea necesario y la reiniciación si es posible”, reiteraron los investigadores.

“Los resultados de nuestro estudio pueden servir de apoyo a los médicos para identificar a los pacientes que necesitan un seguimiento más estrecho aparte de una medición puntual”, concluyeron.

El estudio fue financiado en parte por el Consejo de Investigación Estratégica de la Academia de Finlandia (proyecto IMPRO), la Asociación Finlandesa de Diabetes y el Comité de Investigación del Hospital Universitario de Kuopio para la Financiación Estatal de la Investigación (proyecto QCARE). Los autores han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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¿Qué tan común es la remisión de pacientes con diabetes tipo 2?

Las vías clínicas están cambiando para incorporar apoyo y seguimiento apropiado para que las personaslogren la remisión de la diabetes tipo 2, pero existe un conocimiento limitado de la prevalencia de la remisión en la práctica actual o de las características de los pacientes asociadas con la remisión.

En la investigación se realizó un estudio transversal estimando la prevalencia de remisión de la diabetes tipo 2 en todos los adultos en Escocia mayores de 30 años diagnosticados con diabetes tipo 2.

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El resultado arrojo que el 4,8 % de las personas con diabetes tipo 2 de la población del estudio presentaron remisión de la diabetes tipo 2.

Los que lograron la remisión tenían más probabilidades de ser mayores, de tener una hemoglobina glicosilada (HbA1c) más baja en el momento del diagnóstico, de no estar tomando medicamentos para reducir la glucosa y de haber perdido peso desde el diagnóstico, algunos mediante procedimientos de cirugía bariátrica.

Finalmente, el conocimiento de las características de quienes logran la remisión puede servir de base para futuras iniciativas de tratamiento, según los resultados arrojados por la investigación.

Control de la sangre en pacientes con diabetes tipo 2: ¿Qué puedes hacer?

La literatura médica indica que los pacientes con diabetes tipo 2, tienen dos aspectos primordiales a los que debe prestar atención, ya que el páncreas no produce suficiente insulina, es decir, la hormona que regula el movimiento del azúcar en tus células, y las células no responden de manera adecuada a la insulina y consumen menos azúcar.

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En Puerto Rico la diabetes es la segunda enfermedad crónica que más afecta a la población, así lo indicó el doctor Yussel García, médico internista y director médico del Hospital de La Concepción, en Puerto Rico, en entrevista exclusiva con Medicina y Salud Pública. 

“En la actualidad hay más de medio millón de personas con diabetes solo en Puerto Rico y el mayor riesgo en el que están estos pacientes, no se encuentra directamente en la diabetes sino en las complicaciones que esta trae, ya que si no se hace control de esta enfermedad, se pueden presentar complicaciones cardiovasculares, en los riñones y en el cerebro”, indicó el galeno. 

El Dr. García aseguró que es importante señalar que algunos especialistas durante el proceso de tratamiento de la enfermedad no ven necesaria una restricción tan estricta de los carbohidratos, pero para equilibrar la salud del paciente, sí se debe disminuir su consumo paulatino, para permitir que el hígado recupere sus funciones. 

Es fundamental que los pacientes reconozcan los cambios en su cuerpo, y de esta manera consultar con su médico para determinar el tratamiento adecuado con las dosis exactas y adaptar el plan complementario de alimentación y  ejercicio. 

“Lo primero que hay que saber es lo que está pasando en el cuerpo, entre lo que es el azúcar en la sangre, la insulina y otro componente llamado glucagón que es la hormona encargada de elevar el nivel de glucosa”, explicó el Dr. García.

En conclusión los pacientes con diabetes tipo 2 requieren una dieta que sea de bajo contenido calórico y rica en fibra, en el que se incluyan vegetales, así como frutas, cereales integrales, legumbres y frutos secos. También es conveniente que no se consuman productos procesados, principalmente los ricos en azúcares añadidos.

Expertos instan a incluir la prescripción de ejercicio en las pautas dirigidas a la población general y no solo en los casos de obesidad

En España, 39,3% de la población tiene sobrepeso y 22% presenta obesidad, cifras que aumentan en entornos con un menor nivel socioeconómico, en el sexo masculino y con la edad. Sin embargo, la evidencia refleja cómo siguiendo un patrón de dieta mediterránea de alimentación y eliminando las barreras para desarrollar la actividad física, la prevalencia de las enfermedades provocadas o favorecidas por el exceso de peso disminuye considerablemente. Estas son las principales conclusiones del estudio ENPE, que fueron comentadas en el marco de la I Jornadas de Ejercicio y Salud en Personas con Obesidad, organizadas por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO).

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En este foro, profesionales de distintos ámbitos de la salud (médicos, fisioterapeutas, nutricionistas, entrenadores) manifestaron la necesidad de valorar la importancia de integrar la práctica habitual de ejercicio físico no solo en el abordaje de los pacientes con sobrepeso/obesidad, sino de forma generalizada a toda población.

“Es necesario hacer ejercicio a todas las edades para tener una condición física óptima, es decir, buenos niveles de fuerza y buena capacidad cardiorrespiratoria. Se sabe que el cuerpo tiene memoria para retomar el ejercicio y mejorar más rápidamente la condición física en la edad adulta cuando se ha realizado actividad física regular durante la infancia y la adolescencia, y también que con una buena condición física se puede reducir el riesgo de ciertas enfermedades e incluso revertirlas”, declaró a Medscape en español Javier Butragueño, doctor en ciencias de la actividad física y del deporte, coordinador del Grupo de Trabajo de Ejercicio Físico de la SEEDO (GTE-SEEDO) y principal responsable de estas jornadas.

Butragueño hizo un repaso a las últimas evidencias respecto a los beneficios que tiene la práctica habitual de ejercicio sobre la salud: “Mejora la sensibilidad a la insulina, la inflamación crónica de bajo grado (tan habitual en personas con obesidad), la tensión arterial, el funcionamiento de las mitocondrias y, por tanto, el equilibrio energético. Asimismo, tiene un efecto positivo sobre la masa muscular y la densidad mineral ósea, la memoria, la capacidad cognitiva y los síntomas de depresión; mejora las enfermedades autoinmunes y en el caso del cáncer, tiene efectos beneficiosos sobre la caquexia y la calidad de vida”.

“Si hoy nos dispusiéramos a encontrar un solo fármaco que sea capaz de reportar todos estos beneficios, veríamos que es algo imposible, lo que pone en evidencia hasta qué punto es determinante prescribir la práctica de ejercicio físico a la población”, destacó el especialista, añadiendo que las patologías en las que este efecto positivo parece ser más relevante.

“En personas con diabetes de tipo 2 se ha visto que una correcta alimentación y un ejercicio bien pautado podría revertir, no eliminar, la enfermedad. Asimismo, en personas con obesidad mejora considerablemente la calidad de vida y en pacientes con cáncer, como terapia coadyuvante, el ejercicio ha mostrado tener muy buenos resultados junto a otros tratamientos. Es decir, todavía no se conoce una sola enfermedad que no se vea beneficiada por un correcto programa de ejercicio pautado y supervisado por un educador físico deportivo especializado”, agregó.

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Cualquier intensidad (no solo la alta) aporta beneficios

Francisco Ortega, doctor en fisiología del ejercicio y ciencias médicas, responsable de la Unidad de Investigación en Actividad Física y Promoción de la Salud en el Instituto Mixto Universitario Deporte y Salud (iMUDS), analizó el cuerpo de evidencia recogido en los últimos 10 a 15 años respecto a los beneficios de la práctica de ejercicio, destacando que en este sentido hay que tener en cuenta dos conceptos distintos: cómo se asocia la actividad física con la mortalidad y de qué forma contrarresta su práctica el sedentarismo.

“Se ha visto que hay una tendencia lineal respecto al riesgo de mortalidad, de forma que las personas menos activas y más sedentarias tienen mayor riesgo y viceversa. Así, por ejemplo, está demostrado que un nivel de sedentarismo por encima de las 9,5 horas al día aumenta notablemente este riesgo. Por otro lado, los datos más recientes concluyen que en todas las variables de actividad física hay beneficios, aunque las mayores ventajas se obtienen al principio, cuando una persona pasa de ser inactiva a realizar algo de actividad física”, señaló Ortega.

“Todas estas evidencias han tenido un importante impacto en las pautas actuales respecto a la actividad física, ya que ahora está claro que todas las intensidades (y no solo la actividad vigorosa), incluyendo las bajas, se asocian a una reducción sustancial del riesgo de muerte. Por tanto, todo movimiento cuenta”, añadió el especialista.

Durante las jornadas también se abordó el efecto coste-beneficio derivado de la promoción de la práctica de la actividad física. En este contexto se comentaron los datos más recientes al respecto (informe de 2016) según los cuales la estimación de casos de exceso de peso en España fueron de 25’500.000 euros, cuyo sobrecoste médico directo supuso mil 950 millones de euros/año. Las previsiones apuntan que si se mantiene esta tendencia, en el periodo 2016-2030 aparecerán 3’100.000 nuevos casos de sobrepeso, alcanzando un sobrecoste médico directo de 3.000 millones de euros/año.

“De este y otros estudios que han evaluado el coste que el sedentarismo tiene para el sistema de salud y para la población, se desprende que una reducción de 10% de las personas inactivas se traduciría en aproximadamente 533.000 vidas salvadas; mientras que si esta reducción alcanzara 25%, el número de vidas salvadas sería de 1,3 millones”, comentó Ortega.

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Cardio y fuerza, la mejor combinación

Partiendo de la base de que toda actividad física es beneficiosa y respecto a si hay alguna que sea más “completa” en el sentido de que aporte más beneficios a un mayor número de patologías, Butragueño señaló que se ha visto que el ejercicio de fuerza es clave para mejorar la aptitud muscular en muchas enfermedades, pero la capacidad cardiorrespiratoria resulta determinante para suministrar oxígeno a los sistemas del organismo.

“Por tanto, ambos tipos de actividad, de fuerza y cardiorrespiratoria, tienen un componente fundamental en la mejora de la salud. En este sentido, se ha comprobado cómo en los primeros meses de desarrollar una patología, el entrenamiento concurrente (fuerza más resistencia) supone una buena estrategia para mejorar la condición física. Posteriormente se debe especializar el ejercicio y centrarse más en una de las variables, dependiendo de la enfermedad y de la persona. En cualquier caso, siempre se debe complementar con actividad física diaria, es decir, con movimiento. Se recomienda al menos, como una dosis mínima, intentar realizar 7.500 pasos diarios para experimentar una mejora en el estado de salud”, afirmó Butragueño.

Por su parte, Ortega señaló que existe suficiente evidencia científica que indica que la actividad física de resistencia (ciclismo, carrera, etc.) o el trabajo de fuerza (muscular), incluso sin producir pérdida de peso, favorecen a la salud de forma significativa. “La pérdida de peso es un objetivo indudable, pero con el ejercicio se pueden obtener mejoras, aun cuando el peso se resista a bajar. Hay que concientizar a la población respecto a que el hecho de hacer actividad física es beneficioso para su bienestar y para la prevención de enfermedades, independientemente de la báscula”.

“Receta deportiva”: cuándo, cómo y por qué

Para Butragueño la combinación de ejercicio más actividad física diaria es una excelente estrategia a incluir en la prescripción médica habitual, siempre y cuando se paute correctamente, sobre todo en determinadas patologías, opinión compartida por Ortega, quien hizo hincapié en la necesidad de prescribir ejercicio físico como parte fundamental de la cartera de servicios en todos los sistemas de salud, tanto a nivel ambulatorio como hospitalario, y de que esta pauta se continúe y potencie en los centros deportivos, con profesionales especializados en el tema. “Es más, una vez vistas las evidencias médicas al respecto y teniendo en cuenta que, en base a ellas es obvio que el ejercicio es medicina, cabe plantearse hasta qué punto es ético no prescribirlo”, expuso.

En el caso concreto de los pacientes con obesidad, Ortega destacó la importancia que tiene integrar las pautas de actividad física en el paradigma de atención a estas personas, en las que la prescripción de ejercicio es determinante. Butragueño señaló que en estos pacientes hay que tener en cuenta variables como la distribución de la grasa, la condición física, el estado psicológico previo, el número de dietas seguidas anteriormente, etc., de ahí la necesidad de contextualizar y personalizar aún más, si cabe, esta prescripción.

“Por otro lado, además del peso debemos tener en cuenta los niveles de fuerza iniciales, la capacidad respiratoria, el tiempo y el material disponibles, el lugar dónde entrenar y el compromiso por parte de la familia para ayudar a que la persona pueda cumplir de manera adecuada. Si no se entrena de manera continuada y con la progresión correcta no se verán los beneficios que reporta el movimiento”, comentó Butragueño.

La cuestión es cómo integrar esta recomendación en las pautas asistenciales que se ofrecen habitualmente a la población. “La prescripción debería ser realizada por parte del médico, quien ha de tener conocimientos mínimos sobre la práctica de ejercicio. Es preciso disponer de un buen posicionamiento al respecto, que sirva de guía para la comunidad médica y también que se puedan estandarizar el lenguaje y la dosis de ejercicio. Y por supuesto, tanto la ‘terapia’ (tipo/frecuencia de ejercicio) como la prescripción deben ser individualizadas, ya que el contexto y la fisiopatología de cada persona son distintos”, explicó el Dr. Butragueño.

“Por otro lado, los educadores físicos colegiados y especializados deben dispensar esta receta médica adaptando las necesidades a cada persona y a cada contexto. Pero para eso deben estar integrados en el sistema sanitario, mediante estrategias que dejen de contemplar la actividad física solo como una cuestión de ocio y no de salud”, añadió el especialista.

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Trabas a la estandarización de la prescripción

Los participantes en las jornadas coincidieron en que hasta hoy, conseguir esa prescripción sigue siendo una asignatura pendiente, debido a varias razones. Para Butragueño, el principal obstáculo es que los graduados/licenciados en Ciencias de la actividad física y del deporte no forman parte de las profesiones sanitarias, “y, por tanto, no podemos aportar ni generar grupos de trabajo, porque no está contemplado que trabajen en equipo con la sanidad pública. En lo que se refiere a la sanidad privada, se ha visto que cuando se integran educadores físicos deportivos en los grupos, la mayoría de las enfermedades mejora su estado previo. Esta es una realidad que debemos aceptar y ponernos manos a la obra para poder ofrecer este servicio a toda la sociedad”.

Otro de los obstáculos señalados por Butragueño es que en la formación en medicina no se le ha dado la importancia que tiene tanto al ejercicio como al sistema musculoesquelético en la salud de las personas: “Se tiende a estudiar más la enfermedad y cómo curarla que la manera de prevenirla. Además, no hay formación específica sobre los beneficios que reporta el ejercicio a nivel fisiológico y en consecuencia, algo que no se conoce, no se puede prescribir”.

Asimismo, aún queda mucho por hacer para lograr que la población se “tome en serio” la práctica habitual de ejercicio físico. Para Ortega, que fue uno de los profesionales que participó en uno de los grupos de trabajo de la OMS que elaboró las nuevas guías sobre actividad física con el lema “Cada movimiento cuenta para mejorar la salud”, es prioritario conseguir que penetre el mensaje de que incluso siendo sedentarios, aumentar el nivel de actividad física puede disminuir el riesgo de mortalidad; que a mayor actividad física menor riesgo de enfermedad y que todas las intensidades de ejercicio (incluso la actividad ligera) cuentan.

Butragueño consideró que es necesario reflexionar y evaluar correctamente lo que ha ocurrido en los últimos 40 años, “en el sentido de que los datos de obesidad y sobrepeso han aumentado considerablemente, sobre todo entre la población infantil; las previsiones respecto a las personas con obesidad con diabetes para 2045 son terroríficas y el riesgo de padecer diferentes tipos de cáncer (hasta 13) relacionados con la obesidad ha aumentado entre 10% y 15%. Es obvio que hemos fallado con el mensaje”.

En el caso concreto de España, Butragueño aludió a la publicación reciente de unas fichas informativas por parte de la OMS sobre el estado de inactividad física y las respuestas de las políticas nacionales al respecto: “En base a este informe, puede parecer que la situación en nuestro país en cuanto al sedentarismo no es preocupante, pero la realidad que vivimos es otra y los datos demuestran que algo está fallando en la comunicación a la población”.

“Por ejemplo, todavía estamos inmersos en el debate de que sea necesario incorporar una tercera hora de educación física en el colegio. Se sigue considerando una asignatura ‘menor’ y mucha gente habla de salud y bienestar sin darse cuenta de que todo esto comienza en la escuela y en edades tempranas mediante el movimiento diario y el ejercicio”.

“Yo le daría una mayor carga al ejercicio físico en el ámbito escolar y preguntaría a los padres: ‘¿Usted quiere que su hijo/a tenga éxito en la vida?’. La respuesta seguramente sería que sí y por eso quieren que estudien. Posteriormente preguntaría: ‘¿Usted quiere que su hijo/a tenga salud?’. Entonces tiene que dar la importancia a las variables que la generan. En este caso, el entrenamiento y la actividad física han demostrado tener un gran potencial. Considero que plantear este tipo de preguntas generaría más cambios que cualquier política pública”, concluyó el especialista.

Butragueño, Ph. D., y Ortega, Ph. D., han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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La insulina sigue fuera del alcance de muchos 100 años después de su descubrimiento

Pese a que los científicos que crearon la insulina hace 100 años se negaron a beneficiarse de manera exclusiva y vendieron la patente de este medicamento en un dólar, su visión de hacer posible un medicamento al alcance de todos no se hizo realidad. 

Y es que el informe generado por las Naciones Unidas, denominado, “Cumplir la promesa de hace 100 años: hacer universal el acceso a la insulina” detalla los principales desafíos de la idea que tenían los creadores de este importante medicamento. 

El documento destaca principalmente los obstáculos para acceder a este medicamento vital en muchos países del mundo, entre los que se destacan los elevados precios, la escasa disponibilidad de insulina humana, un mercado dominado por unos pocos productores y la debilidad de los sistemas sanitarios.

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El beneficio por encima de la solidaridad

La enfermedad de la diabetes se caracteriza por presentar niveles elevados de azúcar en sangre que, con el tiempo, pueden dañar gravemente muchos órganos y sistemas, como el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los riñones y el sistema nervioso.

La insulina es la “piedra angular” del tratamiento de la diabetes, y la Organización Mundial de la Salud(OMS) trabaja con los países y los fabricantes para ampliar el acceso a todas las personas que la necesitan.

“Los científicos que descubrieron la insulina hace 100 años se negaron a beneficiarse de su descubrimiento y vendieron la patente por un solo dólar“, explicó su director general Tedros Adhanom Ghebreyesus.

“Desgraciadamente, ese gesto solidario ha sido suplantado por un negocio multimillonario que ha creado enormes brechas de acceso”, añadió

La insulina no llega a millones de personas

Existen dos tipos de diabetes. La de tipo 1, conocida anteriormente como diabetes juvenil, es una enfermedad crónica en la que el páncreas produce poca o ninguna insulina. Para nueve millones de personas en todo el mundo que padecen diabetes de tipo 1, tener acceso a la insulina convierte la enfermedad en algo manejable.

La forma más común de diabetes es la de tipo 2, que suelen padecer los adultos. Se produce cuando el organismo se vuelve resistente a la insulina o no la produce en cantidad suficiente.

La agencia para la salud afirma que para más de 60 millones de personas que viven con diabetes de tipo 2, la insulina es esencial para reducir el riesgo de insuficiencia renal, ceguera o amputación. Sin embargo, una de cada dos personas que necesitan este medicamento no lo reciben.

Aunque el número de enfermos de diabetes está aumentando en los países de ingresos bajos y medios, no lo ha hecho así el consumo de insulina.  

Asimismo, a pesar de que tres de cada cuatro personas con diabetes de tipo 2 viven fuera de Norteamérica y Europa, estos representan menos del 40% de los ingresos por ventas de insulina.

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Cerrar la brecha de la insulina

El informe ofrece medidas para mejorar el acceso a la insulina y productos afines.  

Las acciones incluyen el impulso de la producción y el suministro de insulina humana, y la diversificación de la fabricación de productos biosimilares para crear competencia y reducir los precios.

La Organización Mundial de la Salud explicó que los mercados mundiales han pasado de la insulina humana, que puede producirse a un coste relativamente bajo, a las insulinas sintéticas más caras, que pueden ser hasta tres veces más caras.

La agencia de la ONU pidió que se mejorará la asequibilidad regulando los precios y los márgenes de beneficio mediante la adquisición conjunta y una mayor transparencia de los precios, y fomentando la capacidad de fabricación local en las regiones insuficientemente atendidas.

El diálogo da resultados

Al mismo tiempo, la investigación y el desarrollo deben centrarse en las necesidades de los países de ingresos bajos y medios, mientras que el aumento del acceso a la insulina debe ir acompañado de un diagnóstico rápido junto con el acceso a dispositivos asequibles para inyectar el medicamento y controlar la glucemia. 

La OMS ha colaborado con la industria farmacéutica para abordar algunos de los obstáculos que dificultan la disponibilidad de la insulina, los medicamentos y las tecnologías conexas, mediante la celebración de diálogos con las asociaciones empresariales y los fabricantes.

Esto ha dado lugar a varios compromisos por parte de la industria, que van desde la elaboración de un plan de políticas para mejorar el acceso a los biosimilares de la insulina, hasta la participación en el programa de preselección de la Organización Mundial de la Salud  para la insulina, los medidores de glucosa, las tiras reactivas y las herramientas de diagnóstico.

Fuente consultada aquí Sergio Nicolás Ortiz Cortés

Almendras ayudan a controlar glucosa en sangre

La inclusión de almendras en la dieta diaria puede ayudar a controlar y disminuir los niveles de glucosa en la sangre en pacientes con diabetes y prediabetes, explicó este sábado una especialista.

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”El contenido nutricional de las almendras es excelente y puede ser una gran alternativa de snacks para quien vive con diabetes”, dijo a Efe Carmen Ruiz Monroy, nutrióloga clínica para la actividad física y el deporte.

Con motivo del Día Mundial de la Diabetes que se celebra cada 14 de noviembre, Ruiz Monroy explicó que, por ejemplo, una porción de 23 almendras tienen el mismo contenido de proteína que 30 gramos de queso o carne.

Precisó que esa porción ofrece un potente paquete de nutrimentos: 6 gramos de proteína, lo cual ayuda a combatir el hambre; 4 gramos de fibra dietética; 7.3 miligramos de vitamina E; 76 miligramos de magnesio y 210 miligramos de potasio.

”Además tienen grasas buenas, como monoinsaturadas y poliinsaturadas, que son las grasas que cuidan nuestras arterias, nuestros tejidos y la vitamina E que es un antioxidante, lo que ayuda al paciente con diabetes al mantenimiento e integridad de sus tejidos”, afirmó.

La diabetes es una enfermedad que se ha incrementando en todo el mundo. Según el más reciente reporte del 2019 de la Federación Internacional de Diabetes, más de 463 millones de adultos en todo el mundo la padecen.

Se estima que tan solo en México hay al menos 13 millones de personas con diabetes.

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GLUCOSA CONTROLADA

Ruíz Monroy señaló que, con base en estudios realizados financiados por la Almond Board of California, se pudo demostrar que el consumo de almendras ayuda a controlar la glicemia y modera los niveles de glucosa en la sangre.

”Con respecto al colesterol sucede lo mismo. Cuando una persona tiene diabetes, el daño también se da en el sistema cardiovascular y lamentablemente el 50 % de diabéticos van a desarrollar problemas de hipertensión”, afirmó.

Asimismo, dijo que el consumo de almendras durante las comidas reduce la glucemia postprandial y la ingestión crónica reduce la hemoglobina.Además, un estudio publicado en el Journal of the American College of Nutrition encontró que incluir almendras en el plan de alimentación de la persona que vive con diabetes o prediabetes puede mejorar ciertos factores de riesgo de esta enfermedad.El estudio analizó los efectos de consumir una dieta que incluyera almendras con factores relacionados con la evolución de diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular en adultos con prediabetes.

Después de 16 semanas de consumir una dieta con almendras, el grupo que consumió la dieta adicionada con almendras mostró mejoras estadísticamente significativas en los indicadores de sensibilidad a la insulina y de niveles de colesterol LDL, los cuales son factores de riesgo para enfermedad cardíaca y diabetes tipo 2.

″Las almendras son una botana “inteligente” para toda persona, incluyendo aquellos pacientes con diabetes tipo 2 como parte de un plan de alimentación saludable, pues también ayudan a evitar ayunos prolongados”, argumentó.

Insistió, finalmente, en la importancia de que los pacientes con diabetes visiten a un nutriólogo que les guíe para saber qué comer y cómo comerlo.

”Se trata de hacer cambios en el estilo de vida, no solo de tratamiento farmacológico, sino de cómo están comiendo, cómo gastamos las calorías, eso es algo que tenemos que atender”, concluyó.

Fuente: El Nuevo Dia

Multivitaminas, pero no cacao, relacionadas con el envejecimiento cerebral lento

Tomar un multivitamínico diario durante 3 años se asocia con una desaceleración del 60% del envejecimiento cognitivo, con efectos especialmente pronunciados en pacientes con enfermedad cardiovascular (ECV), sugiere una nueva investigación.
Además de probar el efecto de un multivitamínico diario sobre la cognición, el estudio COSMOS-Mind también examinó el efecto de los flavonoides del cacao, pero no mostró ningún efecto beneficioso.

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Los hallazgos “pueden tener importantes implicaciones para la salud pública, particularmente para la salud del cerebro, dada la accesibilidad de multivitamínicos y minerales, y su bajo costo y seguridad”, dijo la investigadora del estudio Laura D. Baker, PhD, profesora de Gerontología y Medicina Geriátrica, Wake Forest. Facultad de Medicina, Winston-Salem, Carolina del Norte.
Los hallazgos se presentaron en la decimocuarta conferencia de ensayos clínicos sobre la enfermedad de Alzheimer (CTAD).


Estudio controlado con placebo

COSMOS-Mind incluyó a 2262 adultos de 65 años o más sin demencia que se sometieron a pruebas cognitivas al inicio y anualmente durante 3 años. La edad media al inicio del estudio era de 73 años y el 40,4% eran hombres. La mayoría de los participantes (88,7%) eran blancos no hispanos y casi la mitad (49,2%) tenía alguna educación post-universitaria.
Todos los grupos de estudio se equilibraron con respecto a la demografía, el historial de ECV, la diabetes, la depresión, el tabaquismo, la ingesta de alcohol, la ingesta de chocolate y el uso previo de multivitamínicos. Las puntuaciones cognitivas iniciales también fueron similares entre los grupos de estudio. Los investigadores tenían datos completos sobre el 77% de los participantes del estudio.

El estudio es un subestudio de un gran ensayo principal que comparó los efectos del extracto de cacao (500 mg / día de flavonoides de cacao) y un multivitamínico mineral estándar (MVM) con placebo sobre los resultados cardiovasculares y de cáncer en más de 21.000 participantes mayores.


El criterio de valoración principal fue el efecto del extracto de cacao (CE) frente al placebo en la puntuación compuesta de la función cognitiva global. El resultado secundario fue el efecto de MVM frente a placebo sobre la función cognitiva global.
Los resultados adicionales incluyeron el impacto de los suplementos en la función ejecutiva y la memoria y los efectos del tratamiento para subgrupos preespecificados, incluidos los sujetos con antecedentes de ECV.
Utilizando un gráfico de cambio a lo largo del tiempo, Baker mostró que no hubo ningún efecto del cacao en la función cognitiva global (efecto: 0,03; IC del 95%, -0,02 a 0,08; P = 0,28). “Vemos los efectos esperados de la práctica, pero no hay separación entre los grupos activo y placebo”, dijo.


Fue una historia diferente para MVM. Aquí, hubo el mismo efecto de práctica, pero el gráfico mostró las líneas separadas para la puntuación compuesta de la función cognitiva global (efecto: 0,07; IC del 95%, 0,02 – 0,12; P = 0,007).


“Vemos un efecto positivo de las multivitaminas para el grupo activo en relación con el placebo, alcanzando un máximo a los 2 años y luego permaneciendo estable con el tiempo”, dijo Baker.


Hubo hallazgos similares con MVM para la puntuación compuesta de memoria y la puntuación compuesta de función ejecutiva. “Tenemos importancia en los tres, donde las dos líneas se separan por encima de los efectos de la práctica”, dijo Baker.

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Nueva evidencia

Los investigadores encontraron antecedentes de ECV, que incluían ataque isquémico transitorio, insuficiencia cardíaca congestiva, injerto de derivación de arteria coronaria, angioplastia coronaria transluminal percutánea y endoprótesis, pero no infarto de miocardio o accidente cerebrovascular, ya que se excluyeron en el ensayo principal porque afectaron la respuesta a multivitaminas.
Como era de esperar, aquellos con ECV tenían puntuaciones cognitivas más bajas al inicio del estudio. “Pero después de un aumento inicial debido al efecto de la práctica, en el primer año, las personas con antecedentes de enfermedades cardiovasculares continúan beneficiándose de las multivitaminas, mientras que las que recibieron multivitaminas con placebo continúan disminuyendo con el tiempo”, dijo Baker. Con base en la información de un gráfico de dispersión inicial de las puntuaciones de la función cognitiva por edad, el modelo del estudio estimó que el efecto del tratamiento multivitamínico tuvo un beneficio positivo de .028 desviaciones estándar (DE) por año. “La suplementación diaria de multivitaminas y minerales parece retardar el envejecimiento cognitivo en un 60% o en 1,8 años”, añadió Baker. Hasta la fecha, el efecto de la suplementación con MVM sobre la cognición se ha probado en solo un gran ensayo clínico aleatorizado: el Physicians Health Study II. Ese estudio no mostró ningún efecto, pero incluyó solo a médicos varones mayores, y las pruebas cognitivas comenzaron 2,5 años después de la aleatorización, dijo Baker.


“Nuestro estudio proporciona nueva evidencia de que la suplementación diaria con multivitaminas puede beneficiar la función cognitiva en mujeres y hombres mayores, y los efectos de las multivitaminas pueden ser más pronunciados en participantes con enfermedades cardiovasculares”. Para conocer los efectos de las multivitaminas en la prevalencia y progresión de la enfermedad de Alzheimer, “estad atentos”, concluyó Baker.


Después de la presentación, la copresidenta de la sesión Suzanne Schindler, MD, PhD, instructora, Departamento de Neurología, Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, St. Louis, Missouri, dijo que ella y sus colegas “siempre controlan los niveles de vitamina B12″ en pacientes con memoria y dificultades cognitivas y se preguntó si los sujetos del estudio con un nivel bajo o deficiencia de vitamina B12 se beneficiaron de la intervención.”Nosotros también nos preguntamos eso”, dijo Baker.”Algo de esto es un trabajo en progreso”, agregó Baker. “Todavía tenemos que analizar eso más a fondo para comprender si podría ser un mecanismo de mejora. Creo que los resultados aún están abiertos sobre ese tema”.


El estudio recibió el apoyo de NIH / NIA. Pfizer Consumer Healthcare (ahora GSK Consumer Healthcare) proporcionó las píldoras y los envases del estudio. Baker ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
XIV Conferencia de Ensayos Clínicos sobre la Enfermedad de Alzheimer (CTAD): Comunicaciones orales (OC) # 4. Presentado el 10 de noviembre de 2021.


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¿El zinc realmente ayuda a tratar los resfriados?

Un nuevo estudio publicado en BMJ Open se suma a la evidencia de que el zinc es eficaz contra las infecciones respiratorias virales, como los resfriados.

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La Dra. Jennifer Hunter, Ph. D., del NICM Health Research Institute de Western Sydney University, en Nueva Gales del Sur, Australia, y sus colaboradores, realizaron un metanálisis de 28 ensayos controlados aleatorizados. Buscaron en 17 bases de datos en inglés y chino para identificar los ensayos y luego utilizaron la técnica de revisión rápida Cochrane para el análisis.

Los ensayos incluyeron 5.446 adultos que habían recibido zinc en una variedad de formulaciones y vías: aerosol oral, sublingual y nasal. Los investigadores analizaron por separado si el zinc prevenía o trataba las infecciones del tracto respiratorio.

El zinc oral o intranasal previno cinco infecciones del tracto respiratorio por 100 meses-persona (intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 1 a 8; número necesario a tratar: 20). Hubo un riesgo relativo (RR) 32% menor de desarrollar síntomas leves a moderados consistentes con una infección del tracto respiratorio viral.

El uso de zinc también se asoció con un riesgo 87% menor de desarrollar síntomas moderadamente graves (índice de incidencia: 0,13; IC 95%: 0,04 a 0,38) y un riesgo 28% menor de desarrollar síntomas más leves. Las mayores reducciones en riesgo relativo fueron para síntomas moderadamente graves consistentes con una enfermedad similar a la influenza.

Los síntomas se resolvieron dos días antes con zinc sublingual o intranasal, en comparación con placebo (IC 95%: 0,61 a 3,50; calidad de la evidencia de muy baja certeza). Hubo reducciones clínicamente significativas en las puntuaciones de gravedad de los síntomas del día 3 (diferencia de medias: -1,20 puntos; IC 95%: -0,66 a -1,74; calidad de la evidencia de baja certeza), pero no en la gravedad general de los síntomas. Los participantes que usaron zinc sublingual o nasal tópico al comienzo de la enfermedad tuvieron 1,8 veces más probabilidades de recuperarse que los que usaron un placebo.

Sin embargo, los investigadores no encontraron ningún beneficio del zinc cuando los pacientes fueron inoculados con rinovirus; no hubo reducción en el riesgo de desarrollar un resfriado. Cuando se le preguntó acerca de esta disparidad, la Dra. Hunter dijo: “Bien podría ser que al inocular a las personas para asegurarse de que se infecten, se les dé una dosis realmente alta del virus. Esto realmente no imita lo que sucede en el mundo real”.

En el lado negativo del zinc suplementario, hubo más efectos secundarios entre los que usaron zinc, incluidos náusea o malestar gastrointestinal, irritación de la boca o dolor por las pastillas sublinguales (RR: 1,41; IC 95%: 1,17 a 1,69; número necesario para dañar: 7; calidad de la evidencia de certeza moderada). El riesgo de un evento adverso grave, como pérdida del olfato o deficiencia de cobre, fue bajo. Aunque no se encontró en estos estudios, los estudios posteriores a la comercialización han encontrado que existe un riesgo de pérdida del olfato grave y en algunos casos permanente, asociada con el uso de geles nasales o aerosoles que contienen zinc. Tres de estos productos fueron retirados del mercado.

El ensayo no pudo proporcionar respuestas sobre la eficacia comparativa de diferentes tipos de formulaciones de zinc, ni los investigadores pudieron recomendar dosis específicas. El ensayo no fue diseñado para evaluar el zinc para la prevención o el tratamiento de COVID-19.

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Cuando se le pidió un comentario independiente, el Dr. Aamer Imdad, pediatra y profesor asistente de State University of New York Upstate Medical University, en Syracuse, Estados Unidos, expresó a Medscape Noticias Médicas: “Es una revisión muy completa de estudios relacionados con el zinc en adultos, pero fue desafiante debido a la gran heterogeneidad clínica en la población”.

El Dr. Imdad explicó que se ha demostrado “absolutamente” que el zinc es eficaz para los niños con diarrea. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ha recomendado desde 2004. “La forma en que actúa en la diarrea es que ayuda con la regeneración del epitelio… también mejora la inmunidad en sí, especialmente la inmunidad mediada por células”. Planteó la cuestión de si podría funcionar de manera similar en el tracto respiratorio. El Dr. Imdad tiene un interés desde hace tiempo en el uso de zinc para las infecciones pediátricas. Con respecto a este estudio, concluyó: “Creo que aún necesitamos conocer los detalles de esta intervención antes de poder recomendarla más específicamente”.

La Dra. Hunter añadió: “No tenemos ningún estudio de alta calidad que haya evaluado el zinc por vía oral como tratamiento una vez que alguien ya está infectado y tiene síntomas de resfriado o influenza o COVID-19″.

Cuando se le preguntó sobre el posible papel del zinc, la Dra. Hunter manifestó: “Creo que nos da una alternativa viable. Más gente pregunta: ‘¿Qué puedo hacer?’ Y ustedes saben tan bien como yo que la gente viene y te dice: ‘Bueno, solo dame algo. Incluso si mejora un día o da un poco de alivio de los síntomas, cualquier cosa que me haga sentir mejor que no me va a hacer daño y no tenga mayores riesgos’. Así que creo que a corto plazo los médicos y los consumidores podrían considerar probarlo”.

La Dra. Hunter no estaba muy interesada en dar zinc a los miembros de la familia después de que desarrollaran una infección del tracto respiratorio: “Considérelo. Pero no creo que tengamos suficiente evidencia para decir definitivamente que sí”. Pero ve un papel potencial para “las personas que están en riesgo de una absorción de zinc subóptima, como las personas que toman una variedad de productos farmacéuticos (en particular, inhibidores de la bomba de protones) que bloquean o reducen la absorción de zinc, personas con una gran cantidad de enfermedades crónicas que sabemos que están asociadas con un mayor riesgo de peores desenlaces con las infecciones virales respiratorias y adultos mayores.[2] Sí, creo que para esos grupos de alto riesgo, podría considerar el uso de zinc, ya sea en una dosis moderada a largo plazo o en una dosis más alta para periodos muy cortos, como de 1 a 2 semanas”.

La Dra. Hunter concluyó: “Hasta ahora todos pensábamos que el papel del zinc era solo para las personas que tenían deficiencia de zinc y actualmente tenemos algunas señales que apuntan hacia su papel potencial como agente antiinfeccioso y antiinflamatorio en personas que no tienen deficiencia de zinc”.

Pero tanto la Dra. Hunter como el Dr. Imdad enfatizaron que el zinc no cambia las reglas del juego. Hay indicios de que produce un pequeño beneficio en la prevención y puede acortar ligeramente la duración de las infecciones del tracto respiratorio. Se necesita más investigación.

La Dra. Hunter ha recibido honorarios por brindar asesoramiento experto sobre la medicina tradicional, complementaria e integradora, incluidos los nutracéuticos, a la industria, organismos gubernamentales y organizaciones no gubernamentales y ha hablado en talleres, seminarios y conferencias para los que ha recibido viajes y/o alojamiento pagado por los organizadores. El Dr. Imdad ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

La Dra. Judy Stone (@drjudystone) es especialista en enfermedades infecciosas y autora de Resilience: One Family’s Story of Hope and Triumph Over Evil.

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