Un estudio publicado en Community Mental Health Journal encontró que los psiquiatras mexicanos no están libres de estigmatizar a las personas con enfermedades mentales, incluso si son sus pacientes. Falta de empatía, prejuicio, encasillamiento, paternalismo y anulación son las principales actitudes negativas que tienen los psiquiatras hacia los pacientes con enfermedades mentales.
“Esto impacta la relación médico-paciente y las expectativas que tenemos de recuperación. Si antes de ver a un paciente leo un diagnóstico de esquizofrenia, abuso de sustancias o trastorno límite de la personalidad, que son los que resultaron más estigmatizados, ya no lo tratamos de la misma manera, no le hacemos las mismas preguntas, podemos no ser tan delicados en el trato o en el manejo y los pacientes lo notan“, explicó a Medscape en español la Dra. Emmeline Lagunes Córdoba, autora del estudio y médica especialista en psiquiatría en el North Camden Crisis Resolution Team, en Camden and Islington NHS Foundation Trust en Londres, Reino Unido.
La presencia de estigma por parte de trabajadores de la salud hacia las personas con enfermedades mentales ya se había reportado antes. Pero esta es la primera investigación que analiza el estigma en los psiquiatras mexicanos.
Los investigadores realizaron entrevistas individuales a 29 residentes de psiquiatría de la Ciudad de México, de diferentes años académicos, que realizaban rotaciones clínicas en distintos centros. Les preguntaron sobre sus opiniones respecto al estigma hacia la enfermedad mental, sus actitudes frente a los pacientes y los factores que podrían estar ocasionando el estigma. Las entrevistas se grabaron y procesaron mediante análisis del contenido temático.
“Algo que me sorprendió mucho fue la conciencia de sí mismo. Los participantes reconocieron que hay un problema en las actitudes de los psiquiatras hacia las personas con enfermedades mentales. Pensé que habría más resistencia, pero solo un participante dijo no, nunca he escuchado, nunca he visto actitudes negativas por parte de los psiquiatras. Todos los demás dijeron haberlo visto o hecho”, señaló la Dra. Lagunes.
La autora señaló que esto fue esperanzador, pues el reconocerse parte del problema permite a los residentes ver que tienen la capacidad de hacer cambios y ayudar a mejorar la situación.
Encasillamiento y falta de empatía
La Dra. Lagunes resaltó que una de las actitudes más graves descritas en el estudio consistió en encasillar o etiquetar a una persona por su enfermedad mental, lo cual incluye llamarlos por su padecimiento. Esto deshumaniza a los pacientes.
“A las personas que tienen un trastorno como el de límite de la personalidad les llamamos border. Despersonalizamos al individuo, lo llamamos por su diagnóstico y no por su nombre”, describió un residente de psiquiatría que participó en el estudio.
Algunos residentes reportaron que entre médicos, el encasillamiento puede convertirse en devaluación, burla o llegar al uso de apodos para referirse a los pacientes. Sin embargo, uno de los participantes consideró que si esto se limita a conversaciones privadas no tiene por qué afectar a los pacientes.
Otra actitud negativa descrita fue la falta de empatía. Los residentes reportaron que algunos colegas parecen no estar interesados en escuchar lo que los pacientes tienen que decir.
“El problema es que el estigma se asocia a una menor empatía hacia los pacientes, lo que podría traducirse en un trato impersonal, incluso violento y poco efectivo para abordar problemas psiquiátricos”, comentó Francisco Javier Rosas Santiago, Ph. D., del Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad Veracruzana, experto en temas de estigma y enfermedad mental, externo a la investigación.
Esto lo plasman los residentes en el estudio, donde uno de los participantes reportó escuchar a un colega hablar de forma despectiva frente a los pacientes, alegando que debido a su psicosis o su manía no iban a recordar el incidente.
“No le tenemos paciencia a los pacientes que sabemos que son muy neuróticos, aprehensivos o que tienen un trastorno de la personalidad. Tratamos de pasar a otros asuntos cuando están expresando lo que es importante para ellos. Cambiamos de tema porque no nos interesa eso específicamente, no están diciendo algo que encaje en nuestros criterios”, reportó un residente de 27 años.
Y esta falta de empatía afecta incluso a los propios psiquiatras, que no pueden permitirse divulgar cuándo pasan por un momento difícil o sufren de una enfermedad mental, por temor a ser estigmatizados.
Para la Dra. Lagunes la empatía es central en el rol de psiquiatra. Ella explica que a diferencia de otros especialistas, los psiquiatras tienen que conocer a sus pacientes de una forma mucho más personal, tener interés por ellos como personas. “Cuando no eres capaz de darle empatía a tu paciente, ¿qué te queda?, solamente darle fármacos”.
Paternalismo y anulación
Otra actitud encontrada fue el paternalismo. La falta de inclusión de los pacientes en la toma de decisiones importantes o infantilizarlos. Incluso se reportaron casos en los que se intentó disuadir a los pacientes de perseguir ciertas carreras debido a su enfermedad.
Por otro lado, los residentes reportaron el prejuicio y la anulación de los pacientes con diagnósticos complejos. Los pacientes más estigmatizados fueron los que presentaron trastorno límite de la personalidad.
“Llegó una mujer y nadie quería verla. Había comentarios en la sala de emergencias: ʹQué cansado, qué aburrido, se quiere matar otra vezʹ. Es decir, ignoramos los síntomas de la paciente”, comentó un residente que participó en el estudio.
La influencia de otros psiquiatras y otros factores generadores de estigma
Las razones por las que los psiquiatras tienen actitudes negativas hacia sus pacientes son muchas y van desde el estigma social aprendido, las dificultades de la profesión en sí, hasta la presión de otros colegas para seguir con las prácticas estigmatizantes.
“El factor más difícil de erradicar creo que es el contexto, el factor cultural. La mayoría de las personas crecimos con frases como: ʹEse es el loco de la esquinaʹ y tenemos los prejuicios que aprendimos desde niños: ʹEl loco te va llevar, esas personas son peligrosasʹ. Esos estereotipos que tenemos desde la infancia no los podemos desaprender. Y sí, el estigma en la sociedad general es el más difícil de erradicar. Pero creo que el factor que más impacto tiene en nuestra práctica es la influencia de otros psiquiatras, de los jefes o los compañeros”, señaló la Dra. Lagunes.
Los participantes en el estudio mencionaron que la normalización y la presión de otros psiquiatras o la necesidad de imitar comportamientos los lleva a adoptar actitudes que en un principio consideraban incorrectas. El estudio mostró que los psiquiatras tienden a presentar actitudes negativas, en mayor medida, cuando están acompañados de otros psiquiatras.
“En este sentido, toda la sociedad debería estar capacitada para comprender las afecciones de salud mental por las que algunos humanos atraviesan. Sin embargo, se ha visto que el estigma de los médicos tratantes y el de los familiares del paciente psiquiátrico desfavorece su recuperación y lo mismo ocurre con el autoestigma que se confieren los propios pacientes”, señaló Rosas.
Las dificultades de la práctica psiquiátrica
“Los resultados de la investigación podrían parecer un poco álgidos. Podrían llevar a pensar que los psiquiatras no son tan buenos. Pero tampoco es que sean tan malos. Todos crecimos en la misma cultura, escuchando que las enfermedades mentales son algo malo y no podemos desaprender los estereotipos. Pero podemos identificarlos, preguntarnos: ʹ¿Me estoy dejando llevar por el estereotipo en este momento, ¿estoy haciendo esto por un prejuicio?ʹ”, comentó la Dra. Lagunes.
La especialista hizo hincapié en que la psiquiatría es una profesión difícil, donde el profesional de la salud está expuesto constantemente a narrativas de violencia y abuso. Por otro lado están las limitantes institucionales y sociales, que ponen presión sobre los profesionales de la salud, recordó Rosas, quien publicó un estudio sobre el tema en Alternativas en Psicología.
“La cronicidad de los trastornos mentales graves, las múltiples recaídas de los pacientes, el desgaste profesional derivado de las demandas en la atención a síntomas, que en ocasiones se tornan graves y un sistema de salud que destina muy poco presupuesto para la atención de la salud mental (lo cual es un tipo de violencia institucional) son factores que al sumarse generan actitudes de rechazo hacia algunos usuarios de los servicios psiquiátricos”, detalló el experto a Medscape en español.
Intervenciones para el cambio y la mejora
Pero el estudio no solo detectó actitudes negativas hacia los pacientes con enfermedades mentales; también encontró disposición y voluntad para mejorar de parte de los residentes. De hecho, la mayoría de ellos señaló que le gustaría tener materias relacionadas con el estigma y cómo combatirlo durante su formación.
“Reducir el estigma nos ayudaría a entender mejor a los pacientes y a darles un mejor tratamiento para que al final del día puedan tener una mejor vida”, contestó un residente que participó en el estudio.
Rosas destacó que la alfabetización en salud mental y estigma es esencial; entender que los problemas psiquiátricos afectan la calidad de vida de las personas permitiría un trato más sensible y empático. “No debe olvidarse la célebre frase de Publio Terencio: ʹHombre soy y nada humano me es ajenoʹ”.
De hecho, los resultados de este estudio son parte de una investigación mayor. La Dra. Lagunes está por publicar el siguiente esfuerzo encaminado a desarrollar una intervención específica para combatir el estigma en psiquiatras. La intervención está basada en evidencia y se centra en combatir diferentes estigmas, por ejemplo, que las personas con enfermedades mentales no se recuperan o que son violentas (pues al contrario, son propensas a ser víctimas de violencia).
La especialista comentó que lo más importante ya se tiene, que es el deseo de los propios residentes de psiquiatría para combatir el problema.
“Nuestra práctica clínica podría ser más ética y el paciente se beneficiaría y creo que incluso nosotros como psiquiatras podríamos estar más satisfechos con nuestro trabajo”, concluyó una residente que participó en el estudio.
La Dra. Lagunes y Rosas han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
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