Tanto los resultados clínicos como las tasas de mortalidad de los pacientes con cáncer que se infectaron con SARS-CoV-2 han ido mejorando de forma paralela al transcurso de la pandemia, según lo reflejan los resultados del registro OnCovid, presentado durante el último Congreso de la European Society for Medical Oncology (ESMO) 2021.
El registro OnCovid es una plataforma observacional europea puesta en marcha en marzo de 2020 con el objetivo de recoger, registrar y actualizar datos de pacientes europeos de cáncer (con neoplasias sólidas y hematológicas, en cualquier estadio) diagnosticados de infección por SARS-CoV-2.
En esta iniciativa participan un total de 35 centros e instituciones europeas pertenecientes a seis países (Reino Unido, Italia, España, Bélgica, Francia y Georgia).
El estudio presentado en el congreso se llevó a cabo con un total de 2.634 pacientes diagnosticados de forma consecutiva de COVID-19 en los 35 centros desde enero de 2020 hasta febrero de 2021, con la intención de comprobar el impacto que la evolución de la pandemia ha tenido tanto en su estado como en términos de mortalidad.
Tal y como explicó el autor principal, Dr. David J. Pinato, oncólogo del Imperial College London en Londres, Reino Unido, durante la presentación del estudio, el punto de partida fueron los datos de los primeros informes del registro, que reflejaban una alta vulnerabilidad de los pacientes con cáncer respecto a la COVID-19 y unas tasas de letalidad superiores a 30%.
Análisis estratificado: cinco periodos de tiempo
Los autores analizaron las características clínicas y los resultados de forma estratificada en cinco trimestres: enero-marzo, abril-junio, julio-septiembre y octubre-diciembre de 2020, y enero-febrero de 2021. Asimismo, estudiaron los predictores de mortalidad en dos semestres: enero-junio de 2020 y julio 2020-febrero 2021.
Este análisis reflejó una mejora significativa dependiente del tiempo en la tasa de letalidad de los casos confirmados (CFR) a los 14 días a lo largo de los cinco periodos de tiempo, con una reducción progresiva de esta tasa trimestre a trimestre: 29,8%; 20,3%; 12,5%; 17,2% y 14,5%.
En el estudio semestral, la tasa de letalidad de los casos confirmados a los 14 días para el primer y el segundo semestre fue de 25,6% frente a 16,2%.
En cuanto a los cambios experimentados en el perfil de estos pacientes en relación a la pandemia, el estudio reveló que en comparación con el segundo semestre, los diagnosticados de COVID-19 entre enero y junio de 2020 eran mayores de 65 años (60,3%, frente a 56,1% del semestre siguiente); presentaban dos o más comorbilidades (48,8% frente a 42,4%) y tenían tumores menos avanzados (46,4% frente a 56,1%).
Por otro lado, los diagnosticados entre enero y junio de 2020 tenían más probabilidades de presentar complicaciones en su cuadro de COVID-19 (45,4% frente a 33,9%), de necesitar hospitalización (59,8% frente a 42,1%) y de recibir terapia anti-COVID-19 (61,7% frente a 49,7%).
Más screenings y mejor conocimiento del SARS-CoV-2
Según declaró a Medscape en Español el Dr. Aleix Prat, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínic de Barcelona, presidente del Grupo de Investigación de Cáncer de Mama SOLTI y uno de los autores españoles participantes en el estudio, hay varios factores implicados en esta mejora dependiente del tiempo tanto del pronóstico como de la letalidad observada en estos pacientes: “Por un lado, esta evidencia puede explicarse por la expansión de la capacidad de hacer test para detectar el virus. Por otro lado, también puede relacionarse con la mejora de los recursos de atención médica y los cambios dinámicos en la transmisión comunitaria producidos a lo largo del tiempo desde el inicio de la pandemia”.
En la misma línea, el Dr. Ramón Salazar, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Duran i Reynals en el Instituto Catalán de Oncología y también participante en el estudio, comentó que la primera variable a tener en cuenta al evaluar estos resultados es la mejora en la atención y el mayor conocimiento que se ha ido teniendo de la enfermedad.
“Si nos fijamos en los índices de mortalidad de la población general, se ve que también han ido descendiendo, y esto es debido a un conjunto de factores, principalmente un mayor conocimiento de la COVID-19, un diagnóstico más precoz a través del screening y unos ingresos hospitalarios priorizados y preventivos”, comentó a Medscape en Español el Dr. Salazar. “Asimismo, en el caso concreto de los pacientes oncológicos, hay otro elemento que se intuye por los datos y es que en las primeras dos olas, los pacientes que se infectaban tenían más edad y presentaban más factores de comorbilidad, que son dos factores absolutamente determinantes de la mortalidad por COVID-19”.
El Dr. Salazar también destacóotros datos interesantes arrojados por el estudio: “Por ejemplo, quedó en evidencia que los pacientes de cáncer de pulmón presentan peor pronóstico cuando contraen la COVID-19, y también ocurre esto en el caso de algunas enfermedades hematológicas que tienen un mayor índice de inmunosupresión. Estos son los hallazgos más llamativos, junto a los resultados principales”.
Secuelas pos-COVID-19: estimaciones y primeras evidencias
Respecto a si en esta investigación se han valorado también las secuelas de la COVID-19 que están manifestando los pacientes oncológicos, el Dr. Prat comentó que este aspecto se había abordado en otro estudio realizado también a partir del registro OnCovid y cuyos resultados se presentaron en el congreso:[2] “Según esta investigación, 15% de los pacientes con cáncer presentaban secuelas pos-COVID-19, una circunstancia que afecta a su sobrevida”.
Tal y como demostró el estudio aludido por el Dr. Prat, dirigido por el Dr. Alessio Cortellini, oncólogo del Hammersmith Hospital de Londres, Reino Unido, de los 2.795 pacientes estudiados, 234 (15%) continuaron experimentando a largo plazo secuelas sintomáticas de la infección, siendo las más frecuentes las respiratorias (49,6%), como disnea y tos crónica. Otros síntomas reportados por los participantes fueron fatiga crónica (41%), problemas neurocognitivos (7,3%), pérdida de peso (5,5%) y disfunción orgánica (18,4%).
Para el Dr. Salazar, estas secuelas están también en línea con los datos referentes al resto de la población y resultan significativas, “porque probablemente en los pacientes con cáncer, y sobre todo con cáncer avanzado, que han sobrevivido a la infección por SARS-CoV-2, el índice de secuelas pos-COVID-19 o de COVID-19 persistente sea más alto que en la población general. Lógicamente, la intensidad de esta afectación dependerá también de las comorbilidades y del estado en el que se encuentre el paciente con cáncer”.
Otra cuestión que no se abordó en el estudio pero cuya relevancia a corto plazo vislumbran los especialistas es el retraso de nuevos diagnósticos de cáncer como consecuencia de la crisis sanitaria. “El estudio solo evaluó a los pacientes ya diagnosticados, pero es un aspecto que tendrá relevancia cuando se empiecen a publicar los resultados de los trabajos que analicen la mortalidad por cáncer durante este periodo y de cuyos datos todavía no disponemos. Es posible que la mortalidad por el propio cáncer, no por la COVID-19, sí que haya empeorado debido a estos retrasos en el diagnóstico”, afirmó el Dr. Salazar.
Reajustes en la práctica clínica y líneas de futuro
En cuanto a las aplicaciones de los datos arrojados por este estudio en la atención asistencial oncológica, el Dr. Prat indicó que “en general, estos hallazgos son informativos para la práctica clínica y para la formulación de políticas en el contexto de una pandemia no resuelta”.
En opinión del Dr. Salazar, más allá de los resultados de esta investigación, la pandemia ha tenido un efecto colateral positivo que ha repercutido en la mejoría de los pronósticos y en la prevención de muchos cuadros: “Todas las medidas higiénicas adoptadas, tanto las nosocomiales como de la comunidad, se han traducido en una reducción significativa de las infecciones y también en una menor incidencia de las complicaciones infecciosas en los pacientes frágiles de todo tipo de enfermedades, entre ellos, los de cáncer. Desde un punto de vista de política sanitaria global, este es un gran logro y una excelente lección extraída de la pandemia”.
Preguntado sobre la continuidad de este estudio, el Dr. Salazar recordó que OnCovid es un consorcio muy heterogéneo, en el que se comparten muchas ideas, “y creo que en temas de epidemiología y de política sanitaria pueden surgir nuevas hipótesis de trabajo a partir de estos datos observacionales. En este sentido, hay varias líneas en marcha, una de ellas centrada en los recursos de cuidados paliativos para estos pacientes, que es muy interesante”.
Por su parte el Dr. Prat afirmó que la actualización constante y el carácter internacional de la red OnCovid va a permitir analizar más a fondo las evidencias de este estudio “y también estudiar muy bien otros temas que tenemos en mente, por ejemplo, separar los resultados por tipo de tumor y tratamiento”.
Los doctores Prat y Salazar declararon no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
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