Un número importante de pacientes con enfermedades reumáticas modificaron los horarios de sus medicamentos inmunomoduladores o inmunosupresores en respuesta a recibir o prepararse para recibir dosis de una vacuna contra COVID-19, muchos de los cuales no eran congruentes con las recomendaciones del American College of Rheumatology (ACR), según reveló un nuevo estudio.
“Con la reciente aprobación de una tercera dosis de refuerzo de la vacuna en Estados Unidos para los pacientes que toman medicamentos inmunosupresores, es importante prever que los que padecen enfermedades reumáticas podrían modificar la medicación sin la supervisión del médico”, escriben en su artículo la Dra. Medha Barbhaiya, del Hospital for Special Surgery de Nueva York, Estados Unidos y sus coautores. El estudio fue publicado en The Lancet Rheumatology.
En la guía actual del American College of Rheumatology se recomienda mantener tratamientos como metotrexato, abatacept y belimumab durante una a dos semanas después de cada dosis de la vacuna, seguir la pauta posológica de hidroxicloroquina y hablar con un reumatólogo sobre el horario óptimo de rituximab.[2] No se llegó a un consenso sobre los inhibidores del factor de necrosis tumoral. La guía inicial fue publicada el 17 de marzo de 2021.
Mantener actualizados e informados a los pacientes
“Nos pareció sorprendente que muchas de las modificaciones de la medicación en torno a la vacuna contra COVID-19 fueran realizadas por el paciente y no bajo la supervisión de un médico”, declaró la Dra. Barbhaiya a Medscape Noticias Médicas. “Nuestros hallazgos reflejan la necesidad de una divulgación temprana de las guías basadas en evidencia para informar a los pacientes y médicos sobre la toma de decisiones en relación con el manejo de la vacuna”.
Cuando se le preguntó sobre las modificaciones que eran notablemente incongruentes con la guía inicial del American College of Rheumatology, mencionó cambios en los horarios de administración de metotrexato antes de la aplicación de la vacuna, así como ajustes en los inhibidores del factor de necrosis tumoral o hidroxicloroquina. Dicho esto, añadió que la encuesta se realizó “poco después de que el grupo de trabajo del American College of Rheumatology publicara su primera guía de tratamiento” y que, desde entonces, se han realizado varias actualizaciones oportunas “ampliamente difundidas entre la comunidad reumatológica”.
“En el curso de la pandemia, muchos pacientes dejaron de tomar sus medicamentos o cambiaron la frecuencia de su medicación por su cuenta”, confirmó a Medscape Noticias Médicas la Dra. Rebeca Haberman, de NYU Langone Health en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos. “Y lo mismo ocurrió cuando se comenzaron a administrar las vacunas. Cuando estuvieron disponibles por primera vez, no había mucha información sobre lo que debían hacer los pacientes. Incluso cuando acudían a su médico, aún no había recomendaciones estandarizadas”.
Esto cambió, por supuesto, con las recomendaciones del American College of Rheumatology en marzo de 2021, y a medida que los médicos aprendían más sobre las respuestas específicas a las vacunas contra la COVID-19. “Lo que diré, especialmente ahora que estamos teniendo mucho debate sobre los refuerzos, cuándo y quién debe obtenerlos, y cómo los medicamentos deben cambiarse o modificarse en consecuencia, es que es importante saber lo que los pacientes están haciendo para que podamos decirles de manera más definitiva, ‘dígame cuándo va a recibir su refuerzo para que podamos hablar sobre cómo está su enfermedad y cómo podríamos ajustar su medicación para asegurarnos de que sea lo más eficaz posible'”, agregó la Dra. Haberman.
La Dra. Barbahaiya compartió este sentimiento, señalando que “aunque se necesitan todavía más estudios para evaluar el papel de las modificaciones de la medicación en el momento de la vacunación contra la COVID-19 y los subsiguientes brotes de la enfermedad reumática, los reumatólogos pueden tener una función fundamental para ayudar a difundir una orientación actualizada sobre la vacuna basada en evidencia en tiempo real durante la pandemia en curso”.
Detalles del estudio
Para evaluar el alcance de las modificaciones en los horarios de la medicación en respuesta a las vacunas contra COVID-19, los investigadores analizaron los resultados de una encuesta basada en la web enviada a 7.505 pacientes reumatológicos en marzo de 2021. De los 2.753 que respondieron, 1.852 declararon haber recibido al menos una dosis de la vacuna y respondieron a las preguntas sobre la modificación de la medicación. Esos encuestados tenían una media de edad de 63 años, casi 80% eran mujeres y alrededor de 87% eran de raza blanca.
De los 1.373 encuestados que declararon utilizar medicamentos inmunomoduladores o corticoesteroides en el momento de la primera dosis, 215 (15,7%) dijeron haber modificado sus horarios de medicación. Un total de 41 medicamentos se tomaron antes de lo previsto, 174 se retrasaron u omitieron. Los medicamentos que se modificaron con más frecuencia fueron los biológicos (43,7%), sobre todo los inhibidores del factor de necrosis tumoral, así como los fármacos anti-reumáticos modificadores de enfermedad habituales (35,3%), sobre todo metotrexato, e hidroxicloroquina (11,2%). Tanto los inhibidores del factor de necrosis tumoral como metotrexato tenían más probabilidades de retrasarse u omitirse que de tomarse a tiempo. Los pacientes y los médicos resultaron igualmente responsables de esta serie de modificaciones del calendario.
Cuando se administró la segunda dosis a los encuestados, 251 (27,9%) de los 899 horarios de medicación fueron modificados. Un total de 105 medicamentos se retrasaron u omitieron entre las dos dosis, 41 se tomaron antes de lo previsto, y 105 se retrasaron u omitieron después de la segunda dosis. Los medicamentos más modificados fueron de nuevo los fármacos anti-reumáticos modificadores de enfermedad habituales (42,2%), los biofármacos (41,4%) e hidroxicloroquina (8,0%). Las modificaciones antes o después del momento de la segunda dosis se debieron con frecuencia a la elección del paciente (49,4%), aunque 46,2% de las modificaciones fueron recomendadas por los reumatólogos y 4,4% por otros médicos.
Un autor refirió recibir apoyo de beca de parte de Regeneron. Los otros autores han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.