Tratamientos para el cáncer de próstata

El cáncer de próstata es una enfermedad en la que se forman células malignas en los tejidos de la próstata.

Existen distintos tipos de tratamiento para esta enfermedad. Usted y su médico decidirán el tratamiento adecuado para usted.

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Algunos tratamientos comunes son:

Conducta expectante o vigilancia activa- Si su médico considera que es poco probable que su cáncer de próstata crezca rápidamente, le podría recomendar que no reciba tratamiento inmediatamente. En su lugar puede optar por esperar, para ver si presenta síntomas, en una de las siguientes dos maneras:

  • Vigilancia activa- Vigilando atentamente el cáncer de próstata del paciente mediante pruebas regulares del antígeno prostático específico; solo se administra tratamiento si el cáncer produce síntomas o muestra signos de que está creciendo.
  • Observación cautelosa- No se hacen pruebas. Su médico trata los síntomas cuando se presentan. Por lo general esto se recomienda a los hombres que se espera que vivan, como máximo, por 10 años más.

Radioterapia y terapia con radiofármacos–  El uso de los rayos X de alta energía (radiación) para destruir el cáncer. Existen dos tipos de radioterapia:

  • Radioterapia externa- Se aplica radiación a las células cancerosas mediante una máquina externa al cuerpo.
  • Radioterapia interna (braquirradioterapia)- Mediante una cirugía, se introducen semillas o pastillas radioactivas en el tumor canceroso o cerca del mismo para destruir las células malignas.

Terapia hormonal- Evita que las células cancerosas obtengan las hormonas que necesitan para multiplicarse. Quimioterapia– Se administran medicamentos especiales para reducir el tamaño del tumor canceroso o eliminarlo. Estos fármacos pueden ser píldoras que se toman o medicamentos que se administran por vía intravenosa y, en ocasiones, una combinación de ambos. Cirugía– La prostatectomía es una operación donde los médicos extirpan la próstata. La prostatectomía radical extirpa la próstata y el tejido que la rodea. Inmunoterapia– se usa el sistema inmunitario del paciente para combatir el cáncer. Terapia con bisfosfonatos- Los bisfosfonatos, como el clodronato o el zoledronato, disminuyen la enfermedad en los huesos cuando el cáncer se diseminó a estos. Los hombres que recibieron antiandrógenos o se sometieron a una orquiectomía tienen un riesgo más alto de pérdida ósea. En estos hombres, los bisfosfonatos disminuyen el riesgo de fractura ósea. El uso de bisfosfonatos para prevenir o retrasar las metástasis en el hueso se estudia en ensayos clínicos.

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Se están probando nuevos tipos de tratamiento en ensayos clínicos:

  • Criocirugía
  • Terapia por ecografía enfocada de alta intensidad
  • Radioterapia con haz de protones
  • Terapia fotodinámica

¿Qué tratamiento es adecuado para mí?

Elegir el tratamiento adecuado puede ser difícil. Debe hablar con su médico especialista en cáncer acerca de las opciones de tratamiento disponibles para su tipo y estado del cáncer. El médico podrá explicarle los riesgos y beneficios de cada tratamiento, así como sus efectos secundarios.

Fuente: Teleonce

Consenso sobre el tratamiento de la infección por Helicobacter pylori

Helicobacter pylori es una bacteria que infecta alrededor de 50% de la población española, cuya presencia se relaciona con cuadros gastrointestinales como úlcera péptica, gastritis crónica y cáncer gástrico.

Este es un resumen breve de las recomendaciones para el tratamiento del H. pylori a raíz de las conclusiones obtenidas de la IV Conferencia Española de Consenso sobre el tratamiento de la infección por Helicobacter pylori.

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Actualmente considera que un tratamiento erradicador es efectivo cuando es capaz de curar la infección por H. pylori en un porcentaje próximo o preferiblemente superior a 90% de los pacientes.

Tratamientos de primera línea

Como tratamiento de primera línea de la infección por H. pylori se recomienda una pauta cuádruple concomitante sin bismuto, compuesta de un inhibidor de la bomba de protones, claritromicina, amoxicilina y metronidazol, cuya eficiencia dependerá de la tasa de cepas de H. pylori resistentes a la vez a claritromicina y a metronidazol (resistencia dual o doble). Y se recomienda que la duración del tratamiento sea de 10 o 14 días.

La terapia cuádruple con bismuto (inhibidor de la bomba de protones, bismuto, tetraciclina y metronidazol), con duración similar, podría ser en el futuro una alternativa como tratamiento erradicador de primera línea, una vez que su eficacia sea probada en nuestra población. 

Se descarta la terapia triple como tratamiento de primera línea al existir otras alternativas terapéuticas, como las anteriores, capaces de obtener tasas de curación significativamente mejores; esto debido a la alta tasa de resistencia y por lo tanto, porcentajes de curación subóptimos (alrededor de 75%).

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Probióticos

Los probióticos están actualmente indicados en el tratamiento de la gastroenteritis aguda y la diarrea por antibióticos y sus potenciales efectos beneficiosos incluyen la regulación de la microbiota intestinal, la estimulación de la respuesta del sistema inmune y la potencial actividad inhibitoria frente a H. pylori demostrada in vivo e in vitro. Sin embargo, por ahora no se recomienda asociar probióticos al tratamiento erradicador de manera generalizada.

En caso de fracaso al tratamiento de primera línea

En caso fracaso de un primer tratamiento que incluya claritromicina (triple o cuádruple) se recomienda una pauta con levofloxacino, preferiblemente cuádruple (inhibidor de la bomba de protones, amoxicilina, levofloxacino y bismuto). Otra alternativa es la terapia cuádruple con bismuto (inhibidor de la bomba de protones, bismuto, tetraciclina y metronidazol).

Tras el fracaso de un primer tratamiento con una terapia cuádruple con bismuto (inhibidor de la bomba de protones, bismuto, tetraciclina y metronidazol) se recomienda una pauta triple o cuádruple con levofloxacino (inhibidor de la bomba de protones, amoxicilina, levofloxacino ± bismuto).

En caso de fracaso de los tratamientos de segunda línea

Tras el fracaso de un primer tratamiento con claritromicina y una segunda línea con levofloxacino se recomienda un tratamiento cuádruple con bismuto (inhibidor de la bomba de protones, bismuto, tetraciclina y metronidazol).

Tras el fracaso de un primer tratamiento con claritromicina y una segunda línea cuádruple con bismuto (inhibidor de la bomba de protones, bismuto, tetraciclina y metronidazol) se recomienda un tratamiento con levofloxacino.

Tras el fracaso de un primer tratamiento cuádruple con bismuto (inhibidor de la bomba de protones, bismuto, tetraciclina y metronidazol) y una segunda línea con levofloxacino se sugiere un tratamiento cuádruple concomitante (inhibidor de la bomba de protones, amoxicilina, claritromicina y metronidazol).

Tras el fracaso de un tercer tratamiento se sugiere reevaluar cuidadosamente la necesidad de erradicar la infección y, de ser necesario, indicar una cuarta línea con rifabutina (inhibidor de la bomba de protones, amoxicilina y rifabutina).

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Pacientes alérgicos a penicilina

En pacientes alérgicos a la penicilina se recomienda de primera línea una pauta cuádruple con bismuto (inhibidor de la bomba de protones, bismuto, tetraciclina y metronidazol).

Tras el fracaso de un primer tratamiento triple (inhibidor de la bomba de protones, claritromicina y metronidazol) se sugiere emplear una terapia cuádruple con bismuto (inhibidor de la bomba de protones, bismuto, tetraciclina y metronidazol). Tras el fracaso del anterior como primer tratamiento se sugiere una terapia triple con inhibidor de la bomba de protones, levofloxacino y claritromicina.

Recomendaciones para pacientes con úlceras

En los pacientes con úlcera duodenal no complicada que no requieren antiinflamatorios no esteroideos (AINE) o ácido acetilsalicílico no se recomienda mantener el tratamiento antisecretor tras haber finalizado el tratamiento erradicador de H. pylori.

En los pacientes con úlcera gástrica que no requieren antiinflamatorios no esteroideos o ácido acetilsalicílico se recomienda mantener el tratamiento antisecretor durante 4 a 8 semanas tras haber finalizado el tratamiento erradicador de H. pylori.

En los pacientes con hemorragia digestiva por úlcera péptica, la erradicación de H. pylori elimina la probabilidad de recidivas; por tanto, una vez confirmada la erradicación y en ausencia de toma de antiinflamatorios no esteroideos o ácido acetilsalicílico, se recomienda no administrar tratamiento de mantenimiento con antisecretores.

Este contenido fue originalmente publicado en Univadis, parte de la Red Profesional de Medscape.

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