Trastorno de la personalidad limítrofe

Los médicos que se preguntan si el trastorno necesita un nuevo nombre y un estudio que demuestra que los ácidos grasos omega-3 pueden ser un prometedor tratamiento complementario ayudaron a convertir el trastorno de la personalidad limítrofe en la Tendencia clínica de la semana.

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El Dr. Michael A. Cummings es uno de varios expertos a los que no les gusta el término. “¿Con qué está limitando? No está limitando con algo, es un trastorno en sí mismo”, dice el Dr. Cummings, del departamento de psiquiatría en la University of California, en Riverside, Estados Unidos. En su opinión, lo que es ahora trastorno de la personalidad limítrofe debería clasificarse como un trastorno de desregulación afectiva. La transición de una etiqueta peyorativa a una más neutra podría facilitar que la gente dijera: “Este es solo un tipo de trastorno afectivo. No es necesariamente fácil, pero es factible”, dijo el Dr. Cummings.

Otra cosa que puede ayudar a las personas con trastorno de la personalidad limítrofe es mejorar la formación de los médicos. Los expertos señalan que el trastorno es infradiagnosticado en parte porque no hay suficientes profesionales clínicos que cuenten con información clínica fundamental. La formación en la residencia en psiquiatría tiende a dar importancia a los tratamientos biomédicos y no se enfoca lo suficiente en el aprendizaje de la psicoterapia y otros tratamientos psicosociales, según el Dr. Eric M. Plakun, director médico y director general del Austen Riggs Center en Stockbridge, Estados Unidos. “Aquí es donde veo la necesidad de un mayor enfoque de la enseñanza en psicoterapia en la residencia, aunado a la enseñanza de los principios generales para atender a pacientes con trastorno de la personalidad limítrofe”, dijo el Dr. Plakun.

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La noticia de que el actor y comediante Pete Davidson expresó su alivio tras recibir finalmente un diagnóstico de trastorno de la personalidad limítrofe suscitó una discusión en Twitter a principios de este año entre médicos sobre el debate en curso acerca de si se debe o no decir a un paciente que su diagnóstico es el de este trastorno. “He escuchado de [muchos] residentes que les recomendaron que nunca le dijeran a un paciente que tenía trastorno de la personalidad limítrofe, pero difícilmente puedo pensar en algo más paternalista y estigmatizante”, tuiteó la Dra. Amy Barnhorst, vicepresidenta de psiquiatría comunitaria de la University of California, Davis, en Davis, Estados Unidos. Aunque el trastorno de la personalidad limítrofe es un “diagnóstico difícil, nunca ocultaríamos un diagnóstico de cáncer o de enfermedad hepática o de otra cosa que supiéramos que los pacientes no quisieran pero que íbamos a intentar tratar”, dijo la Dra. Barnhorst.

Muchos de los que trabajan con pacientes con trastorno de la personalidad limítrofe hacen hincapié en que la confianza es fundamental para tratar el trastorno. El Dr. John M. Oldham recuerda un paciente que estuvo a punto de perder, una mujer que tenía un comportamiento agresivo. Inicialmente cooperativa y puntual, la paciente se volvió gradualmente desconfiada. “Pasó de ser muy cooperativa a enfurecerse y atacarme”, dijo el Dr. Oldham, distinguido profesor emérito del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento Menninger del Baylor College en Houston, Estados Unidos. El Dr. Oldham acabó por atraerla de nuevo ganándose su confianza. “No hay magia en esto”, reconoció. “Intentas estar lo más alerta e informado y vigilante de cualquier cosa que digas que produzca una reacción negativa o preocupante en el paciente”. Este enfoque interactivo del tratamiento del trastorno de la personalidad limítrofe ha ido ganando adeptos en una profesión que suele recurrir a medicamentos para aliviar síntomas específicos. Es tan eficaz que a veces sorprende incluso al paciente, señaló el Dr. Oldham.

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Con respecto a los enfoques de tratamiento más tradicionales, un metanálisis de cuatro ensayos aleatorizados controlados publicado este verano mostró que los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 adyuvantes eran beneficiosos para reducir los síntomas clave del trastorno de la personalidad limítrofe (ver infografía). Los cuatro estudios tuvieron un total de 137 pacientes. Los ácidos grasos omega-3 se utilizaron como monoterapia en un estudio. En los demás, se utilizaron como tratamiento añadido a otros fármacos, por ejemplo, antidepresivos, benzodiacepinas o ácido valproico. Ninguno de los estudios incluyó a pacientes que estuvieran tomando antipsicóticos. Los ácidos grasos omega-3 provenían de fuentes marinas y no vegetales.

Desde las inquietudes generales sobre la terminología y la formación del profesional clínico hasta un estudio de tratamiento específico, un interés en el trastorno de la personalidad limítrofe dio lugar al tema de la Tendencia clínica de esta semana.

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