¿El zinc realmente ayuda a tratar los resfriados?

Un nuevo estudio publicado en BMJ Open se suma a la evidencia de que el zinc es eficaz contra las infecciones respiratorias virales, como los resfriados.

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La Dra. Jennifer Hunter, Ph. D., del NICM Health Research Institute de Western Sydney University, en Nueva Gales del Sur, Australia, y sus colaboradores, realizaron un metanálisis de 28 ensayos controlados aleatorizados. Buscaron en 17 bases de datos en inglés y chino para identificar los ensayos y luego utilizaron la técnica de revisión rápida Cochrane para el análisis.

Los ensayos incluyeron 5.446 adultos que habían recibido zinc en una variedad de formulaciones y vías: aerosol oral, sublingual y nasal. Los investigadores analizaron por separado si el zinc prevenía o trataba las infecciones del tracto respiratorio.

El zinc oral o intranasal previno cinco infecciones del tracto respiratorio por 100 meses-persona (intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 1 a 8; número necesario a tratar: 20). Hubo un riesgo relativo (RR) 32% menor de desarrollar síntomas leves a moderados consistentes con una infección del tracto respiratorio viral.

El uso de zinc también se asoció con un riesgo 87% menor de desarrollar síntomas moderadamente graves (índice de incidencia: 0,13; IC 95%: 0,04 a 0,38) y un riesgo 28% menor de desarrollar síntomas más leves. Las mayores reducciones en riesgo relativo fueron para síntomas moderadamente graves consistentes con una enfermedad similar a la influenza.

Los síntomas se resolvieron dos días antes con zinc sublingual o intranasal, en comparación con placebo (IC 95%: 0,61 a 3,50; calidad de la evidencia de muy baja certeza). Hubo reducciones clínicamente significativas en las puntuaciones de gravedad de los síntomas del día 3 (diferencia de medias: -1,20 puntos; IC 95%: -0,66 a -1,74; calidad de la evidencia de baja certeza), pero no en la gravedad general de los síntomas. Los participantes que usaron zinc sublingual o nasal tópico al comienzo de la enfermedad tuvieron 1,8 veces más probabilidades de recuperarse que los que usaron un placebo.

Sin embargo, los investigadores no encontraron ningún beneficio del zinc cuando los pacientes fueron inoculados con rinovirus; no hubo reducción en el riesgo de desarrollar un resfriado. Cuando se le preguntó acerca de esta disparidad, la Dra. Hunter dijo: “Bien podría ser que al inocular a las personas para asegurarse de que se infecten, se les dé una dosis realmente alta del virus. Esto realmente no imita lo que sucede en el mundo real”.

En el lado negativo del zinc suplementario, hubo más efectos secundarios entre los que usaron zinc, incluidos náusea o malestar gastrointestinal, irritación de la boca o dolor por las pastillas sublinguales (RR: 1,41; IC 95%: 1,17 a 1,69; número necesario para dañar: 7; calidad de la evidencia de certeza moderada). El riesgo de un evento adverso grave, como pérdida del olfato o deficiencia de cobre, fue bajo. Aunque no se encontró en estos estudios, los estudios posteriores a la comercialización han encontrado que existe un riesgo de pérdida del olfato grave y en algunos casos permanente, asociada con el uso de geles nasales o aerosoles que contienen zinc. Tres de estos productos fueron retirados del mercado.

El ensayo no pudo proporcionar respuestas sobre la eficacia comparativa de diferentes tipos de formulaciones de zinc, ni los investigadores pudieron recomendar dosis específicas. El ensayo no fue diseñado para evaluar el zinc para la prevención o el tratamiento de COVID-19.

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Cuando se le pidió un comentario independiente, el Dr. Aamer Imdad, pediatra y profesor asistente de State University of New York Upstate Medical University, en Syracuse, Estados Unidos, expresó a Medscape Noticias Médicas: “Es una revisión muy completa de estudios relacionados con el zinc en adultos, pero fue desafiante debido a la gran heterogeneidad clínica en la población”.

El Dr. Imdad explicó que se ha demostrado “absolutamente” que el zinc es eficaz para los niños con diarrea. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ha recomendado desde 2004. “La forma en que actúa en la diarrea es que ayuda con la regeneración del epitelio… también mejora la inmunidad en sí, especialmente la inmunidad mediada por células”. Planteó la cuestión de si podría funcionar de manera similar en el tracto respiratorio. El Dr. Imdad tiene un interés desde hace tiempo en el uso de zinc para las infecciones pediátricas. Con respecto a este estudio, concluyó: “Creo que aún necesitamos conocer los detalles de esta intervención antes de poder recomendarla más específicamente”.

La Dra. Hunter añadió: “No tenemos ningún estudio de alta calidad que haya evaluado el zinc por vía oral como tratamiento una vez que alguien ya está infectado y tiene síntomas de resfriado o influenza o COVID-19″.

Cuando se le preguntó sobre el posible papel del zinc, la Dra. Hunter manifestó: “Creo que nos da una alternativa viable. Más gente pregunta: ‘¿Qué puedo hacer?’ Y ustedes saben tan bien como yo que la gente viene y te dice: ‘Bueno, solo dame algo. Incluso si mejora un día o da un poco de alivio de los síntomas, cualquier cosa que me haga sentir mejor que no me va a hacer daño y no tenga mayores riesgos’. Así que creo que a corto plazo los médicos y los consumidores podrían considerar probarlo”.

La Dra. Hunter no estaba muy interesada en dar zinc a los miembros de la familia después de que desarrollaran una infección del tracto respiratorio: “Considérelo. Pero no creo que tengamos suficiente evidencia para decir definitivamente que sí”. Pero ve un papel potencial para “las personas que están en riesgo de una absorción de zinc subóptima, como las personas que toman una variedad de productos farmacéuticos (en particular, inhibidores de la bomba de protones) que bloquean o reducen la absorción de zinc, personas con una gran cantidad de enfermedades crónicas que sabemos que están asociadas con un mayor riesgo de peores desenlaces con las infecciones virales respiratorias y adultos mayores.[2] Sí, creo que para esos grupos de alto riesgo, podría considerar el uso de zinc, ya sea en una dosis moderada a largo plazo o en una dosis más alta para periodos muy cortos, como de 1 a 2 semanas”.

La Dra. Hunter concluyó: “Hasta ahora todos pensábamos que el papel del zinc era solo para las personas que tenían deficiencia de zinc y actualmente tenemos algunas señales que apuntan hacia su papel potencial como agente antiinfeccioso y antiinflamatorio en personas que no tienen deficiencia de zinc”.

Pero tanto la Dra. Hunter como el Dr. Imdad enfatizaron que el zinc no cambia las reglas del juego. Hay indicios de que produce un pequeño beneficio en la prevención y puede acortar ligeramente la duración de las infecciones del tracto respiratorio. Se necesita más investigación.

La Dra. Hunter ha recibido honorarios por brindar asesoramiento experto sobre la medicina tradicional, complementaria e integradora, incluidos los nutracéuticos, a la industria, organismos gubernamentales y organizaciones no gubernamentales y ha hablado en talleres, seminarios y conferencias para los que ha recibido viajes y/o alojamiento pagado por los organizadores. El Dr. Imdad ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

La Dra. Judy Stone (@drjudystone) es especialista en enfermedades infecciosas y autora de Resilience: One Family’s Story of Hope and Triumph Over Evil.

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