Solemos identificar el dolor en la parte baja del abdomen con la apendicitis. Sin embargo, hay otras enfermedades que se presentan con síntomas similares y requieren diagnósticos diferenciales.
La diverticulitis de colon es una de las muchas enfermedades que pueden presentarse con dolor abdominal. Aunque en Occidente la diverticulitis suele darseen el lado izquierdo, se puede producir en el cuadrante inferior derecho en personas de 20 a 40 años de edad y confundirte con la apendicitis. Pero es raro (1,5 por ciento) en los países occidentales. Esta edad más joven en el momento de la presentación contrasta fuertemente con los pacientes típicamente mayores que desarrollan diverticulitis de colon del lado izquierdo.
Las personas mayores son más vulnerables. De hecho, el 50 por ciento de la población de más de 50 años presenta divertículos, siendo más frecuente en el sexo femenino. En menos del 5 por ciento se presenta antes de los 40 años, en cuyo caso es más frecuente en varones obesos.
“Los pacientes con diverticulitis suelen presentar dolor agudo, constante, habitualmente localizado en la fosa iliaca izquierda (se le llama por esto “la apendicitis del lado izquierdo”), con irradiación hacia la espalda, fiebre acompañada de tiritona y, a veces, cambio del ritmo intestinal, desde diarrea hasta estreñimiento. También pueden aparecer náuseas, vómitos, cansancio y distensión abdominal”, explica el doctor Ramón Angós, especialista en Digestivo de la Clínica Universidad de Navarra (CUN).
Es decir, que mientras que la diverticulitis generalmente causa dolor en la parte inferior izquierda del abdomen, la apendicitis causa dolor en la parte inferior derecha del abdomen. Pero hay otras síntomas asociados que pueden inclinar la balanza a un lado y otro. Los especialistas destacan la importancia de realizar un “diagnóstico preciso y a tiempo es muy importante porque el tratamiento para cada una de estas condiciones es diferente”. También consideran fundamental que el paciente conozca las características y diferencias de cada condición para entender lo que está sucediendo dentro de su cuerpo.
El apéndice es un órgano pequeño y tubular del tamaño y la forma del dedo meñique. Es una zona conocida como fosa ilíaca derecha que comunica con el intestino grueso. Es hueco y el contenido de su tracto gastrointestinal se mueve hacia adentro y hacia afuera libremente. Pero cuando algo lo obstruye, los resultados pueden ser muy dolorosos.
Cuando el apéndice se bloquea, las bacterias tienen un lugar para crecer. Eso causa inflamación e infección, que se convierte en apendicitis. Lo que se sentirá es dolor en el abdomen y dentro de las 12 a 24 horas, el dolor se intensifica, migra a la parte inferior derecha del abdomen y puede experimentar vómitos. Puede volverse bastante doloroso muy rápido. Así que si crees que has tenido este dolor abdominal durante un mes, es probable que no sea apendicitis.
La diverticulitis es un poco diferente. Puede manifestarse como dolor abdominal, calambres y posible fiebre. Al igual que la apendicitis, la diverticulitis se produce cuando aparece la inflamación, pero el dolor suele estar en la parte inferior izquierda del abdomen.
Es una condición adquirida del colon donde se desarrollan pequeñas bolsas. De hecho, un divertículo es una pequeña bolsa que se forma en la pared del colon. Cuando se congestiona con alimentos no digeridos o materia fecal, las bacterias pueden crecer y causar inflamación. Eso es lo que causa el dolor.
Por tanto, la diverticulitis ocurre cuando la bolsa se infecta y/o se inflama. Además del dolor, causa fiebre y escalofríos. Es un proceso gradual que se mantiene en el tiempo y va a más o desaparece solo, pero no se produce de repente ni de manera tan intensa como la apendicitis. Si desarrolla diverticulitis, también puedes experimentar:
- Hinchazón.
- Diarrea.
- Estreñimiento.
- Sangre en las heces.
- Sangrado por el recto.
Estas son las señales que pueden ayudarte a diferenciar una y otra dolencia. Recuerda que si se trata de un fuerte dolor abdominal que se inicia de forma repentina alrededor del ombligo y que va desplazándose a la ingle y aumentando de intensidad podría alertar de apendicitis, normalmente se produce dentro de las primeras 12-24 horas. En el caso de la diverticulitis, por norma general, suele durar entre 1 o 2 semanas de media. Pero ten en cuenta que no es conveniente esperar tanto; ante la duda, debes acudir a Urgencias lo antes posible (a ser posible sin comer antes).
En cuando a las causas de la diverticulitis, se cree que la aparición de esas bolsas o divertículos está relacionada con la dieta occidental… alta en grasas y procesados, y baja en fibra. También es una condición altamente asociada con la obesidad, el tabaco y ciertos medicamentos como drogas esteroides y los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) tales como la aspirina y el ibuprofeno. La condición es más grave en los hombres que en las mujeres. Su riesgo para esta condición aumenta luego de los 50 años.
Es importante tener en cuenta que si no se trata, la diverticulitis puede empeorar y llevar a la formación de abscesos o a la obstrucción intestinal. Incluso es posible que ni siquiera sepas que tienes esas bolsas a menos que te sometas a una colonoscopia.
La diverticulitis también puede crear un agujero en el colon que se conecta con otras estructuras como la vejiga o otras partes de los intestinos. Esta conexión se denomina fistula o flemón. A veces, la inflamación irrita los vasos sanguíneos circundantes y causa sangrado en el intestino grueso. Episodios repetidos de diverticulitis pueden producir la formación de tejido cicatrizal que podría angostar el intestino grueso y causar una obstrucción.
La diverticulitis no se soluciona tan fácilmente como la apendicitis (con una cirugía), y a veces puede requerir un procedimiento más invasivo para extirpar una parte del colon si es grave.
Los médicos diagnostican la diverticulitis mediante una tomografía computarizada (TC) de abdomen y pelvis. Es mejor hacer la exploración con un contraste intravenoso (IV) cuando sea posible. Muchos centros también piden un contraste oral. Ambos materiales de contraste hacen que sea más fácil ver el tracto intestinal. Los casos leves pueden tratarse con reposo, antibióticos orales y una dieta líquida. Los casos más graves podrían requerir de antibióticos a través de una vía intravenosa o de cirugía si se presentan complicaciones como una perforación intestinal, un absceso, una fistula o una obstrucción intestinal. Un radiólogo podría drenar un absceso utilizando un procedimiento mínimamente invasivo. Y el médico podría tratar cualquier sangrado activo haciendo un angiograma y bloqueando el vaso sanguíneo que está sangrando.
En todos los casos la diverticulitis provocará algunos cambios en la dieta. Para darle a un descando a tu sistema digestivo y que pueda recuperarse, tu médico podría sugerirte evitar los alimentos sólidos y seguir una dieta de líquidos claros durante unos días. Si los síntomas son leves o han comenzado a mejorar, es posible que puedas comer alimentos con bajo contenido de fibra hasta que tu condición mejore. Más adelabte, tu médico te animará a incluir en tus comidas más alimentos ricos en fibra.
Tu médico también podría alentarte a limitar el consumo de carnes rojas, productos lácteos con alto contenido de grasa y productos de granos refinados. Existen evidencias de que las personas que siguen una dieta rica en estos alimentos tienen más probabilidades de desarrollar diverticulitis que las personas que consumen una dieta rica en frutas, verduras y cereales integrales.