Un nuevo estudio confirma la seguridad cardiopulmonar a largo plazo de la radiación de ganglios linfáticos mamarios internos después de cirugía de cáncer de mama.[1]
Tras una mediana de seguimiento de 15,7 años a casi 4.000 mujeres, la mitad de las pacientes que recibieron radiación posoperatoria de ganglios mamarios internos y supraclaviculares internos, las “tasas absolutas y diferencias” de complicaciones cardiacas y pulmonares “fueron muy bajas, sin aumento de la mortalidad no relacionada con el cáncer de mama, incluso antes de introducir técnicas de preservación del corazón”, indicaron investigadores.
Los hallazgos provienen del estudio EORTC (European Organization forResearch and Treatment of Cancer). Los investigadores fueron dirigidos por el Dr. Philip Poortmans, Ph. D., oncólogo radioterapeuta de la University of Antwerp, en Amberes, Bélgica.
El equipo de investigadores había informado anteriormente tasas más bajas de mortalidad por cáncer de mama y de recidiva de cáncer de mama.[2]
Las mujeres del estudio fueron tratadas durante el periodo de 1996 a 2004. “Esperamos que con la radioterapia contemporánea basada en volumen los resultados sean incluso mejores, al mejorar la cobertura de los volúmenes elegidos como objetivo, la administración de dosis más homogéneas y menos dosis dirigidas a tejidos no elegidos como objetivo”, afirmó el equipo.
Al final “nuestros hallazgos tienen consecuencias importantes (tranquilizadoras) para la toma de decisiones en relación con el tratamiento electivo de los ganglios linfáticos en el cáncer de mama”, comentaron los investigadores.
El estudio fue publicado el 28 de julio en la versión electrónica de Journal of the National Cancer Institute.
Resolución del debate
Durante décadas se ha debatido si el riesgo a largo plazo relacionado con la radiación ganglionar, en particular el daño cardiaco y pulmonar colateral por la radiación mamaria interna, supera los beneficios de un mejor control de la enfermedad, comentó la Dra. Julia White, oncóloga radioterapeuta del Ohio State University Breast Center, en Columbus, Estados Unidos, en un editorial adjunto.
Las inquietudes provenían originalmente de estudios realizados entre las décadas de 1950 y 1970. En dichos estudios se administraban dosis de radiación más altas al ganglio mamario interno con mucha menos precisión que en la actualidad. Los estudios subsiguientes no han dejado de inquietar, y los protocolos varían entre los diferentes centros, explicó la Dra. White. Algunos tratan los ganglios mamarios internos en pacientes con alto riesgo, pero otros solo tratan los ganglios linfáticos de la axila y los supraclaviculares internos.
La Dra. White dice que el estudio EORTC “nos acerca un paso más a resolver el debate sobre la utilidad de la radiación de los ganglios mamarios internos”.
Señaló que desde el 2014 los avances en este campo han dado por resultado una reducción de casi 50% en la exposición a la radiación durante el tratamiento del cáncer de mama. Las guías actuales recomiendan que los ganglios mamarios internos “en general se traten” como parte de la radioterapia posmastectomía, pero que aun así son posibles las complicaciones cardiopulmonares aun con mejores técnicas.[4]
Morbilidad principalmente de grado 1
Las mujeres del estudio tenían cáncer de mama en etapas I a III con afección de ganglios axilares o tumores primarios localizados en la parte medial. La mediana de edad al ingreso en el estudio era de 54 años. Las pacientes fueron tratadas en 46 centros de 13 países.
El grupo que recibió radiación de ganglios mamarios internos y supraclaviculares internos después de la resección quirúrgica recibió 50 Gy en 25 fracciones en el curso de 5 semanas.
La incidencia de fibrosis pulmonar acumulada a 15 años fue de 5,7% en las mujeres tratadas frente a 2,9% en las pacientes de control. La incidencia de fibrosis cardiaca fue de 1,9% con el tratamiento frente a 1,1%.
La incidencia de alguna afección cardiaca fue de 11,1% en el grupo asignado a la radiación, frente a 9,4% en el grupo de control.
Las complicaciones fueron en su mayor parte de grado 1. La única diferencia estadísticamente significativa en las tasas de eventos de grado 2 o más fue en la incidencia de morbilidad pulmonar, que ascendió a 0,8% con la radiación frente a 0,1% sin ella. No hubo diferencias en la incidencia de segundos tumores malignos, casos de cáncer de mama contralateral o muertes por causas cardiovasculares con la radiación de ganglios mamarios internos.
Los autores señalaron que sus resultados se contraponen a los de un estudio realizado en 2013, que mostró incremento relativo de los eventos coronarios importantes de 7,4% por Gy de dosis cardiaca media. Las mujeres en ese estudio fueron tratadas en Suecia y Dinamarca entre 1958 y 2001.
Sin embargo, el Dr. Poortmans y sus colaboradores señalaron que este estudio realizado en 2013 y otros más mostraron incremento proporcional y no absoluto del riesgo. Con un riesgo inicial de 10%, por ejemplo, un aumento de 7% por 1 Gy se traduce en un riesgo total de 10,07%.
Asimismo, no se ha comunicado aumento del riesgo en estudios publicados más recientemente, y un metanálisis no demostró incremento de la mortalidad no relacionada con cáncer de mama en estudios que comenzaron después de 1988.[5]
Aun así, “parece lógico tener en cuenta la comorbilidad cardiaca preexistente de las pacientes”, concluyen los investigadores. En el caso de pacientes con factores de riesgo cardiopulmonar inicial más elevados, se han de utilizar dosis cardiacas medias más bajas, y estas pacientes se han de someter a un seguimiento a más largo plazo, concluyeron.
El estudio fue financiado por La Ligue Nationale Contre Le Cancer y la KWF Kanker Bestrijding de Países Bajos. Los investigadores y la Dra. White han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
M. Alexander Otto es asistente médico con un grado de maestría en ciencias médicas, y periodista médico galardonado que ha trabajado para varias organizaciones noticiosas importantes antes de incorporarse a Medscape, entre ellas McClatchy y Bloomberg. Es miembro de periodismo científico MIT Knight. Medscape.