El consumo excesivo de alcohol a los 20 años tiene un impacto duradero en el riesgo de cáncer

El consumo excesivo de alcohol durante los primeros años de la vida adulta puede aumentar el riesgo de tumores malignos relacionados con el alcohol, incluso después de dejar de beber o disminuir la bebida a una edad madura, según un nuevo estudio realizado en Australia.

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Si bien se sabe que el alcohol es un factor de riesgo de cáncer, por lo general no se espera que su consumo excesivo en los primeros años de la vida adulta afecte al riesgo de cáncer muchos años después, declaró para Medscape Noticias Médicas el autor principal, Dr. Harindra Jayasekara, Ph. D., del Cancer Council Victoria y la University of Melbourne en Australia. Pero en este análisis, “encontramos datos congruentes con el inicio temprano y la progresión crónica de la carcinogénesis vinculada al alcohol y sus metabolitos tóxicos”.

En el estudio, publicado en versión electrónica el 19 de febrero en International Journal of Cancer, se evaluaron las trayectorias de consumo de alcohol en el curso de la vida y el riesgo de cáncer relacionado con el alcohol utilizando datos de 22.756 mujeres y 15.701 hombres reclutados en el estudio prospectivo Melbourne Collaborative Cohort Study de 1990 a 1994. Se consideró que el consumo excesivo de alcohol era una ingesta media de al menos 60 g/día, lo que equivale al contenido de alcohol de seis bebidas estándar.

Durante 485.525 años-persona de seguimiento en las mujeres, se diagnosticaron 2.303 nuevos tumores malignos relacionados con el alcohol, de entre los cuales los más frecuentes fueron el de mama (64%) y el colorrectal (31%).

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Efecto sobre el riesgo de cáncer

Para los hombres, en relación con la abstención de por vida, las trayectorias de consumo excesivo de alcohol se asociaron con un mayor riesgo de cáncer relacionado con el alcohol en general.

Las asociaciones más fuertes fueron para la trayectoria intensa descendente temprana (hazard ratio [HR]: 1,75) y la trayectoria intensa descendente tardía (HR: 1,94), con la trayectoria intensa creciente no muy rezagada (HR: 1,45).

La fuerza de estas asociaciones no cambió de forma ostensible en los análisis en que se excluía a los fumadores activos al inicio.

En los hombres, las trayectorias de ingesta intensa decreciente temprana e intensa decreciente tardía se asociaron de forma similar con un mayor riesgo de cáncer colorrectal (HR: 1,56 para la temprana; HR: 1,74 para la tardía). El hazard ratio correspondiente a la trayectoria intensa creciente fue de 1,36.

En el caso de las mujeres, en comparación con la abstención de por vida, la trayectoria de consumo de alcohol clasificada como moderada creciente (30 a 59 g/día) se asoció con un mayor riesgo de cáncer relacionado con el alcohol en general (HR: 1,25). La fuerza de esta asociación se debilitó ligeramente cuando se excluyó a las fumadoras activas.

En comparación con la abstención de por vida, la trayectoria moderada creciente en las mujeres se relacionó igualmente con un mayor riesgo de cáncer de mama (HR: 1,30) y de cáncer colorrectal (HR: 1,23).

Sobre el alcohol, la recomendación global para la prevención del cáncer de 2018, del World Cancer Research Fund y el American Institute for Cancer Research, es “evitar cualquier tipo de bebida alcohólica”, compartió con Medscape Noticias Médicas la investigadora del estudio Julie Bassett, Ph. D., M. Sc., del Cancer Council Victoria. “Por mucho que sea importante limitar la ingesta de alcohol durante la edad media para prevenir el cáncer, hemos demostrado que limitar la ingesta durante la edad adulta temprana también es importante”.

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Hallazgos “notables”

El Dr. Timothy Brennan, maestro en salud pública, jefe de los servicios clínicos del Addiction Institute of Mount Sinai en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, comentó para Medscape Noticias Médicas que es “sorprendente” que el consumo excesivo de alcohol en la edad adulta temprana conduzca a un mayor riesgo de cánceres relacionados con el alcohol, incluso en personas que beben mucho menos a una mediana edad.

“Hace décadas que sabemos que el alcohol no es inocuo, pero estos datos se suman al creciente conjunto de estudios publicados sobre los importantes peligros del consumo excesivo de alcohol durante la edad adulta temprana”, mencionó el Dr. Brennan, quien no participó en el estudio.

El Dr. Brennan advirtió, sin embargo, que los autores estudiaron los tumores malignos relacionados con el alcohol y “es probable que haya muchos otros factores de riesgo de cáncer que no se analizaron en esta serie de datos”.

No obstante, estas pruebas ayudan a contrarrestar la “preocupante noción” de que “de alguna manera es normal y seguro beber en exceso en la edad adulta joven”.

“Desde luego, no es seguro. Vemos en el estudio que beber en exceso en la juventud puede aumentar el riesgo de cáncer a una edad mucho más posterior”, concluyó el Dr. Brennan.

El estudio no tuvo financiación comercial. Bassett, la Dra. Jayasekara y el Dr. Brennan manifestaron no tener ninguna relación económica pertinente.

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¿Pueden comer carne los pacientes con cáncer colorrectal?

Los pacientes que ya han sido diagnosticados con cáncer colorrectal no enfrentan un mayor riesgo de reaparición de la enfermedad o de muerte si comen carnes rojas o procesadas, sugiere un nuevo análisis de datos de ensayos prospectivos en Estados Unidos.

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“Aunque nuestro estudio tiene limitaciones, estos hallazgos pueden informar el asesoramiento del paciente y el desarrollo de pautas dietéticas específicas para los sobrevivientes de cáncer”, dijeron los autores.

Los resultados sugieren que está bien que los pacientes con cáncer colorrectal coman estos alimentos, lo que contrasta directamente con las recomendaciones actuales.

En la actualidad, tanto la American Cancer Society como el American Institute for Cancer Research/World Cancer Research Fund recomiendan a los sobrevivientes de cáncer que limiten su consumo de carnes rojas y procesadas.

Esto se basa en la asociación conocida entre el consumo de carne roja y procesada y un mayor riesgo de cáncer colorrectal. Esta asociación se confirmó una vez más recientemente, según lo informado por Medscape Noticias Médicas, pero la evidencia proviene de estudios en la población general.

En este último estudio, los investigadores observaron específicamente a las personas que ya habían sido diagnosticadas con cáncer colorrectal para determinar si la recomendación de evitar las carnes rojas y procesadas está justificada.

La investigación fue publicada en JAMA Network Open el 22 de febrero.

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Erin L. Van Blarigan, doctora en ciencias, del Departamento de Epidemiología y Bioestadística de la University of California, en San Francisco, Estados Unidos, identificó 1011 pacientes con cáncer colorrectal en etapa III del ensayo Cancer and Leukemia Group B. La mediana de edad en el momento de la inscripción fue de 60 años, 44% de los participantes eran mujeres y 89% eran blancos.

Los participantes completaron un cuestionario validado de frecuencia de alimentos aproximadamente tres meses después del diagnóstico y nuevamente seis meses después de haber completado el tratamiento, o alrededor de 15 meses después del diagnóstico.

Además de la ingesta de carne roja y procesada, los investigadores evaluaron los comportamientos de salud, como el historial de tabaquismo, el uso de ácido acetilsalicílico, la actividad física y el uso de vitaminas y suplementos minerales.

Los pacientes con el mayor consumo de carne roja tenían más probabilidades que otros participantes de ser hombres y blancos, haber sido diagnosticados con cáncer en etapa T3 o T4, tener una enfermedad poco diferenciada o indiferenciada y tener una mediana de índice de masa corporal (IMC) más alto.

Aquellos con el mayor consumo de carne procesada tenían más probabilidades que otras personas de ser hombres y negros, fumadores actuales, tener una mediana de índice de masa corporal más alto y haber sido diagnosticados con enfermedad en etapa T3 o T4.

Durante una mediana de seguimiento de 6,6 años, hubo 81 recurrencias de cáncer colorrectal y 305 muertes.

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El análisis multivariado mostró que no había asociación entre el consumo de carne roja o procesada después del diagnóstico de cáncer de colon y el riesgo de recurrencia de la enfermedad o mortalidad.

El hazard ratio para el riesgo de recurrencia en los cuartiles más altos frente a los más bajos del consumo de carne roja fue de 0,84, mientras que para la carne procesada fue de 1,05.

El riesgo de mortalidad por todas las causas fue similar, con un hazard ratio de 0,71 para los cuartiles más altos frente a los más bajos del consumo de carne roja y un hazard ratio de 1,04 para la carne procesada.

Los autores señalaron que su estudio fue observacional y examinó el comportamiento autoinformado, por lo que “no pueden descartar la posibilidad de factores de confusión no medidos o residuales”.

Además, advirtieron que sus resultados “pueden no aplicarse” a los pacientes con cáncer colorrectal en etapas I a II o IV, y los datos disponibles no ofrecen información sobre “la ingesta de carne previa al diagnóstico ni sobre las prácticas de cocción de la carne”.

La investigación recibió apoyo del National Cancer Institute de los National Institutes of Health de Estados Unidos. La investigación de Jeffrey A. Meyerhardt cuenta con el apoyo de los Douglas Gray Woodruff Chair Fund, Guo Shu Shi Fund, Anonymous Family Fund for Innovations in Colorectal Cancer, Project P fund y George Stone Family Foundation. Van Blarigan ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente. Meyerhardt tiene relación con Boston Biomedical, COTA Healthcare, Merck y Taiho Pharmaceutical. Otros autores declararon numerosas relaciones.

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Nunca es demasiado tarde para dejar de fumar, incluso después del diagnóstico de cáncer de pulmón

Dejar de fumar después de un diagnóstico de cáncer de pulmón confiere un beneficio significativo en la sobrevida, según los resultados de un metanálisis.

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“Los médicos deben decirle a los pacientes que nunca es demasiado tarde para dejar de fumar, e incluso ante un diagnóstico de cáncer de pulmón, pueden aumentar bastante sus posibilidades de sobrevivir si dejan de fumar lo antes posible”, declaró a Reuters Health el Dr. Saverio Caini del Institute for Cancer Research, Prevention and Clinical Network (ISPRO) en Florencia, Italia.

“Los programas para dejar de fumar deben integrarse completamente en la atención multidisciplinaria del cáncer; proporcionar información a los pacientes con cáncer de pulmón y todo el apoyo necesario debe ser una parte no opcional del manejo de estos pacientes”, agregó el Dr. Caini.

El metanálisis incluyó 21 estudios que analizaron el efecto de dejar de fumar después del diagnóstico de cáncer de pulmón en más de 10.000 pacientes.

Dejar de fumar en el momento del diagnóstico o cerca de él se asoció significativamente con una mejor sobrevida global (relative risk resumido [RRS]: 0,80; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 0,73 a 0,96), informaron el Dr. Caini y sus colaboradores en Journal of Thoracic Oncology.

Este beneficio fue consistente entre pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas (RRS: 0,79; IC 95%: 0,67 a 0,93), cáncer de pulmón de células pequeñas (RRS: 0,75; IC 95%: 0,57 a 0,99) o cáncer de pulmón de ambos o de tipo histológico no especificado (RRS: 0,81; IC 95%: 0,68 a 0,96).

“El cáncer de pulmón tiene, en general, un mal pronóstico, peor que los cánceres en muchos otros sitios del cuerpo, a pesar de los avances recientes en la terapia sistémica (por ejemplo, la inmunoterapia), por lo que realmente es necesario comprender qué podría aumentar las probabilidades de sobrevivir de estos pacientes”, dijo el Dr. Caini a Reuters Health.

“Todo el mundo sabe que fumar es un factor de riesgo para el cáncer de pulmón”, y muchos pacientes con este tipo de cáncer son diagnosticados cuando todavía son fumadores activos. A pesar de esto, no había certeza sobre si dejar de fumar después del diagnóstico podría mejorar la sobrevida y en qué medida”, agregó el investigador.

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“Nos sorprendió la magnitud del efecto que observamos: una reducción de 20% a 30% en el riesgo de muerte para los que abandonan después del diagnóstico en comparación con los que continúan, lo cual es enorme porque cae en el rango del beneficio de sobrevida que la quimioterapia y la inmunoterapia brindan a los pacientes con cáncer”, concluyó el Dr. Caini.

El estudio no recibió financiamiento comercial y los autores declararon no tener conflictos de interés económico pertinentes.

Traducido y adaptado por el equipo de Medscape en español.

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Más evidencia vincula algunos antipsicóticos con un mayor riesgo de cáncer de mama

Una nueva investigación proporciona más evidencia de que los antipsicóticos que aumentan los niveles de prolactina están asociados con un riesgo significativamente mayor de cáncer de mama.

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El riesgo relativo de cáncer de mama fue un 62% más alto en las mujeres que tomaron antipsicóticos de categoría 1 asociados con niveles altos de prolactina. Estos incluyen haloperidolpaliperidona y risperidona. Además, el riesgo fue un 54% más alto en quienes que tomaban antipsicóticos de categoría 2 que tienen efectos de rango medio sobre la prolactina. Estos incluyen iloperidonalurasidona y olanzapina.

Por el contrario, los antipsicóticos de categoría 3 que tienen un efecto menor sobre los niveles de prolactina no se asociaron con ningún aumento en el riesgo de cáncer de mama. Estos medicamentos incluyen aripiprazol, asenapina, brexpiprazol, cariprazina, clozapina, quetiapinay ziprasidona.

Si bien el riesgo “absoluto” de cáncer de mama de estos medicamentos no está claro, “podemos argumentar que los niveles altos de prolactina circulante están asociados con el riesgo de cáncer de mama. Esto sigue lo que ya se sabe sobre la prolactina en estudios anteriores, en particular los estudios de salud de las enfermeras”, dijo a Medscape Noticias Médicas el Dr. Tahir Rahman, profesor asociado de psiquiatría de Washington University School of Medicine, en San Luis, Estados Unidos.

“No queremos alarmar a los pacientes que toman medicamentos antipsicóticos por problemas de salud mental que amenazan la vida, pero también creemos que es hora de que los médicos hagan un seguimiento de los niveles de prolactina y monitoreen a sus pacientes que están siendo tratados con antipsicóticos”, agregó el Dr. Rahman en un comunicado de prensa.

El estudio fue publicado en versión electrónica el 3 de diciembre en Journal of Clinical Psychopharmacology.

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Evalúe los niveles de prolactina

Utilizando datos de reclamaciones administrativas, los investigadores evaluaron el riesgo de cáncer de mama en mujeres de 18 a 64 años expuestas a medicamentos antipsicóticos en comparación con anticonvulsivos o litio.

Identificaron 914 casos de cáncer de mama invasivo entre 540.737 mujeres.

Aproximadamente el 52% de la población del estudio surtió al menos una receta de un agente antipsicótico de categoría 3, mientras que el 15% surtió al menos una receta de un agente de categoría 1; el 49% de las mujeres surtieron al menos una receta de un medicamento anticonvulsivo durante el periodo de estudio.

La exposición a todos los antipsicóticos se asoció de forma independiente con un 35% más de riesgo de cáncer de mama (hazard ratioajustado [HRa]: 1,35; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 1,14 a 1,61).

En comparación con los anticonvulsivos o el litio, el riesgo de cáncer de mama aumentó significativamente para los antipsicóticos con alto contenido de prolactina (categoría 1) (HRa: 1,62; IC 95%, 1,30 a 2,03) y para los medicamentos de prolactina media (categoría 2) (HRa: 1,54 ; IC 95%: 1,19 a 1,99), sin aumento del riesgo para los antipsicóticos de categoría 3.

“Nuestra investigación es, obviamente, de interés para prevenir el cáncer de mama en pacientes tratadas con antipsicóticos. Evaluar los niveles de prolactina en sangre es barato y fácil” y un valor alto es “bastante simple de manejar”, dijo el Dr. Rahman.

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Una cuestión de debate

El Dr. Christoph Correll, profesor de psiquiatría y medicina molecular, de la Zucker School of Medicine en Hofstra/Northwell, en Hempstead, Estados Unidos, dijo: “La posible elevación del riesgo de cáncer de mama depende de la dosis y el tiempo de tratamiento con antipsicóticos, además los medicamentos tienen diversos grados de propiedades que aumentan la prolactina, lo que ha sido un tema de investigación y de debate”.

Este nuevo estudio “agrega otro punto de datos que indica que los antipsicóticos asociados con un efecto de aumento de prolactina más alto que otros antipsicóticos hasta cierto punto pueden aumentar el riesgo de cáncer de mama en las mujeres”, dijo el Dr. Correll, que no participó en el estudio.

Sin embargo, advirtió que “los datos naturalistas siempre son vulnerables a factores de confusión residuales, por ejemplo, efectos no medidos que también podrían explicar, al menos parcialmente, los resultados, y el tiempo de seguimiento de solo 4 años (máximo 6 años) en este estudio fue relativamente corto”.

“Sin embargo, dada la disponibilidad de muchos antipsicóticos diferentes con diversos grados de potencial de aumento de prolactina, en las mujeres que requieren tratamiento antipsicótico pueden ser preferibles los antipsicóticos que aumentan menos la prolactina”, agregó el Dr. Correll.

“En las mujeres que reciben antipsicóticos que aumentan la prolactina como terapia de mantenimiento a mediano y largo plazo, se deben monitorear los niveles de prolactina”, recomendó.

Cuando se detecta un nivel elevado de prolactina, esto debe abordarse “ya sea mediante una reducción de la dosis, un cambio a un antipsicótico alternativo que no aumente los niveles de prolactina de manera significativa o la adición de un agonista D2 parcial o total cuando se debe continuar administrando el antipsicótico que aumenta la prolactina basándose en una evaluación de riesgos individualizada”, aconsejó el Dr. Correll.

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Este trabajo fue apoyado por un premio de Alvin J. Siteman Cancer Center; National Cancer Institute, National Center for Advancing Translational Sciences of the National Institutes of Health, Taylor Family Institute for Innovative Psychiatric Research y Center for Brain Research in Mood Disorders. Los autores han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente. El Dr. Correll ha recibido regalías de UpToDate y tiene acciones de LB Pharma.

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El bebé contrae cáncer de la madre durante el parto

El cáncer puede transmitirse de una madre con cáncer de cuello uterino a un recién nacido cuando el bebé pasa por el canal de parto.

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Esa es la conclusión de dos casos innovadores de Japón en los que los investigadores describen el cáncer de pulmón en dos niños que “probablemente se desarrolló” de sus respectivas madres a través de la transmisión vaginal durante el parto.

“La transmisión del cáncer materno a la descendencia es extremadamente rara y se estima que ocurre en aproximadamente 1 bebé por cada 500,000 madres con cáncer”, escriben Ayumu Arakawa, MD, del Hospital del Centro Nacional del Cáncer en Japón y sus colegas en un artículo publicado en The New Revista de Medicina de Inglaterra (@NEJM) .⁠

Los casos anteriores, de los cuales solo se han registrado 18, se presume que ocurren por transmisión transplacentaria, dicen.

En los dos nuevos casos, los análisis genéticos y otra evidencia sugieren que los cánceres de pulmón de ambos niños se desarrollaron después de aspirar células tumorales de cáncer de cuello uterino en sus pulmones durante el paso a través del canal del parto.

Trágicamente, ambas madres, a cada una de las cuales se le diagnosticó cáncer de cuello uterino después del parto, murieron cuando sus hijos aún eran bebés.

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⁠ Fuente: Medscape

Un experto de Miami Cancer Institute: “Usted sí puede reducir su riesgo para el cáncer de seno”

Dra. Méndez: Algunos factores de riesgo para el cáncer de seno son modificables, como la dieta, el ejercicio, el consumo de alcohol, el tabaquismo, la exposición a la radiación y el uso de la terapia hormonal sustitutiva. Son cosas en las que podemos trabajar, pero hace falta mucha educación.

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Los dos factores de riesgo principales no modificables son la edad – es un hecho conocido que el riesgo para el cáncer de seno aumenta con la edad – y el sexo. Aunque los cánceres de seno pueden ocurrir, y de hecho ocurren, en un pequeño número de hombres, el 99% de ellos se dan en mujeres.

Hay otras condiciones que sabemos que aumentan el riesgo para el cáncer de seno, como tener los hijos a una edad más avanzada; no tener hijos; tener el periodo o la menstruación a una edad temprana; o tener la menopausia a una edad más avanzada. Todos ellos se asocian con un mayor riesgo.

Otro factor es tener una predisposición genética conocida para el cáncer de seno. Hay muchas mutaciones genéticas asociadas con la enfermedad, incluyendo la PALB2, pero las más frecuentes son la BRCA1 o la BRCA2, por lo que si se es portadora de alguno de estos genes, el riesgo es mayor.

El otro factor de riesgo, por supuesto, son los antecedentes familiares. No podemos cambiar nuestros antecedentes familiares, pero sí podemos y debemos estar conscientes de ellos y asegurarnos de compartir esa información con nuestros médicos.

Salud: ¿Es la obesidad un factor de riesgo para el cáncer de seno?

Dra. Méndez: Sabemos que la obesidad está relacionada con un mayor riesgo para el cáncer de seno. Interesantemente, los estrógenos se depositan en el tejido adiposo o células grasas, por lo que cuanto más tejido adiposo tengamos y más lejos estemos de nuestro peso corporal ideal, más altos serán los niveles de estrógeno y mayor será la posibilidad de desarrollar cáncer de seno.

Salud: ¿Se ha relacionado el tabaquismo con el cáncer de seno?

Dra. Méndez: El tabaquismo no tiene una relación directa con el cáncer de seno, pero sí está asociado con el cáncer de pulmón, que es la primera causa de mortalidad por cáncer en las mujeres, por lo que aconsejo a las pacientes que se abstengan de fumar como parte de un estilo de vida saludable.

Salud: Algunos afirman que el café puede causar cáncer de seno, ¿hay algo de cierto en eso?

Dra. Méndez: Hay muchos mitos por ahí y ése es sin duda uno de ellos. El café no va a provocar cáncer de seno. Tampoco el desodorante, los tintes para el pelo o los teléfonos móviles – todos esos son mitos absolutos.

Salud:  ¿Y la terapia hormonal sustitutiva? ¿No se considera un factor de riesgo para el cáncer de seno?

Dra. Méndez: La terapia hormonal sustitutiva ha sido controversial durante muchos años, pero ahora por fin tenemos datos que demuestran que el uso a largo plazo de la terapia de sustitución de estrógenos es efectivamente uno de los factores de riesgo para el cáncer de seno. Sin embargo, aún hoy, a pesar de los datos, me asombra ver cuántas mujeres siguen la terapia hormonal sustitutiva. Es un verdadero reto porque está muy arraigado en la sociedad y en la práctica ginecológica. Pero definitivamente hay un peligro en ella y ahora se ha demostrado, así que usted debe tener una conversación con su médico sobre los riesgos asociados y las terapias alternativas disponibles.

Salud: ¿Pueden los cambios en el estilo de vida reducir el riesgo para desarrollar cáncer de seno?

Dra. Méndez: Sí se puede reducir el riesgo para cáncer de seno. Hay que vigilar el aumento de peso, sobre todo en esta pandemia. No hay planes dietéticos perfectos, pero lo más importante es mantener hábitos alimenticios saludables. Esté consciente de la calidad de los alimentos que consume y de cómo los prepara, haciendo hincapié en lo ligero y lo saludable. La palabra clave es moderación: en la forma de preparar los alimentos y en las cantidades que se consumen.

La moderación también se aplica al consumo de alcohol. Vigile lo que bebe y cuánto bebe. Los vinos tintos tienen ácidos fenólicos que se cree que protegen contra el cáncer de seno, así que si va a beber algo, un vaso de vino tinto puede ser útil.

El ejercicio regular también puede ayudar a proteger contra el cáncer de seno y otros procesos de enfermedad. Recuerde que no tiene que ir a un gimnasio para hacer ejercicio. Evite un estilo de vida sedentario, sea más consciente de moverse y encuentre formas de aumentar su ritmo cardíaco cada día: caminar, correr o cualquier tipo de ejercicio aeróbico.

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Salud: ¿Se puede prevenir el cáncer de seno?

Dra. Méndez: La prevención sigue siendo clave, pero no podemos enfocarnos sólo en los factores de riesgo modificables. Tenemos que conocer los no modificables para poder aumentar la vigilancia. Si una paciente tiene alguno de esos factores de riesgo no modificables, entonces yo puedo intervenir para tratar de mantenerla sin cáncer. Esos factores de riesgo podrían calificar a una paciente para inscribirse en mi Clínica de Prevención del Cáncer de Seno en Miami Cancer Institute, que tiene parámetros muy específicos para los pacientes y busca mantener a los pacientes de alto riesgo libres de cáncer.

Salud: ¿Qué tan importante es la detección temprana ante un diagnóstico de cáncer de seno?

Dra. Méndez: Sabemos que la detección temprana conduce a mejores resultados, así que manténgase al día con sus mamografías anuales y sus autoexámenes mensuales. Si nota algo, no lo retrase: hágase un chequeo lo antes posible. Y si le diagnostican cáncer de seno, sepa que un enfoque multidisciplinario de su tratamiento puede maximizar la cura.

Salud: ¿Cuáles son las cosas más importantes que hemos aprendido sobre el tratamiento del cáncer de seno en los últimos cinco años?

Dra. Méndez: Ciertamente, los avances en la medicina genética en los últimos cinco años han ayudado a guiarnos clínicamente y nos permiten personalizar el tratamiento con información más objetiva, y conocer mejor los distintos tipos de cáncer de seno. Por ejemplo, si usted tiene un cáncer de seno triple negativo, la terapia endocrina no le va a ayudar de ninguna manera. Así que ahí es donde empieza la conversación, pero la buena noticia es que hay muchas opciones.

Salud: ¿Cómo ve la evolución del diagnóstico y tratamiento del cáncer de seno en los próximos cinco años? ¿Seguirá el enfoque en la genética?

Dra. Méndez: Sólo el cinco por ciento de los cánceres de seno se deben a una predisposición genética conocida, y el 85 por ciento ocurren de forma esporádica. El 10 por ciento restante puede estar vinculado a los antecedentes familiares, pero no hemos podido identificar una mutación para ello, todavía. Así que sí, seguimos aprendiendo sobre la genética, pero eso sólo se aplica a un pequeño porcentaje de pacientes con cáncer de seno.

El reto más importante que tenemos ahora mismo es el del cáncer de seno triple negativo, porque hasta ahora no tenemos un blanco específico adaptado a ese subtipo de cáncer en particular. En el caso de los cánceres que responden a la proteína HER2, o los que son receptivos a los estrógenos, tenemos terapias dirigidas capaces de tratar a estas pacientes. Pero para el cáncer de seno triple negativo, aunque hemos hecho algunas mejoras en nuestros tratamientos dirigidos, los resultados no son los que esperábamos y es ahí donde se enfoca ahora gran parte de la investigación.

Salud: ¿Cuáles son los puntos clave que todas las mujeres deben tener en cuenta para prevenir el cáncer de seno?

Dra. Méndez: Sigan las directrices de detección. Conozcan su cuerpo. Conozcan sus antecedentes familiares. Y si ven algo, hagan algo.

Por: Baptist Health South Florida

Tratamientos para el cáncer de próstata

El cáncer de próstata es una enfermedad en la que se forman células malignas en los tejidos de la próstata.

Existen distintos tipos de tratamiento para esta enfermedad. Usted y su médico decidirán el tratamiento adecuado para usted.

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Algunos tratamientos comunes son:

Conducta expectante o vigilancia activa- Si su médico considera que es poco probable que su cáncer de próstata crezca rápidamente, le podría recomendar que no reciba tratamiento inmediatamente. En su lugar puede optar por esperar, para ver si presenta síntomas, en una de las siguientes dos maneras:

  • Vigilancia activa- Vigilando atentamente el cáncer de próstata del paciente mediante pruebas regulares del antígeno prostático específico; solo se administra tratamiento si el cáncer produce síntomas o muestra signos de que está creciendo.
  • Observación cautelosa- No se hacen pruebas. Su médico trata los síntomas cuando se presentan. Por lo general esto se recomienda a los hombres que se espera que vivan, como máximo, por 10 años más.

Radioterapia y terapia con radiofármacos–  El uso de los rayos X de alta energía (radiación) para destruir el cáncer. Existen dos tipos de radioterapia:

  • Radioterapia externa- Se aplica radiación a las células cancerosas mediante una máquina externa al cuerpo.
  • Radioterapia interna (braquirradioterapia)- Mediante una cirugía, se introducen semillas o pastillas radioactivas en el tumor canceroso o cerca del mismo para destruir las células malignas.

Terapia hormonal- Evita que las células cancerosas obtengan las hormonas que necesitan para multiplicarse. Quimioterapia– Se administran medicamentos especiales para reducir el tamaño del tumor canceroso o eliminarlo. Estos fármacos pueden ser píldoras que se toman o medicamentos que se administran por vía intravenosa y, en ocasiones, una combinación de ambos. Cirugía– La prostatectomía es una operación donde los médicos extirpan la próstata. La prostatectomía radical extirpa la próstata y el tejido que la rodea. Inmunoterapia– se usa el sistema inmunitario del paciente para combatir el cáncer. Terapia con bisfosfonatos- Los bisfosfonatos, como el clodronato o el zoledronato, disminuyen la enfermedad en los huesos cuando el cáncer se diseminó a estos. Los hombres que recibieron antiandrógenos o se sometieron a una orquiectomía tienen un riesgo más alto de pérdida ósea. En estos hombres, los bisfosfonatos disminuyen el riesgo de fractura ósea. El uso de bisfosfonatos para prevenir o retrasar las metástasis en el hueso se estudia en ensayos clínicos.

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Se están probando nuevos tipos de tratamiento en ensayos clínicos:

  • Criocirugía
  • Terapia por ecografía enfocada de alta intensidad
  • Radioterapia con haz de protones
  • Terapia fotodinámica

¿Qué tratamiento es adecuado para mí?

Elegir el tratamiento adecuado puede ser difícil. Debe hablar con su médico especialista en cáncer acerca de las opciones de tratamiento disponibles para su tipo y estado del cáncer. El médico podrá explicarle los riesgos y beneficios de cada tratamiento, así como sus efectos secundarios.

Fuente: Teleonce

El seguimiento de adenomas mediante colonoscopia es promisorio como medida de calidad

El número de adenomas por colonoscopia se correlaciona inversamente con el cáncer colorrectal poscolonoscopia, lo que apoya el uso de adenomas por colonoscopia como una nueva medida de control de calidad, de acuerdo con investigadores.

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Datos de 138 endoscopistas mostraron que los pacientes con un mayor número de adenomas por colonoscopia en el examen por los médicos tenían tasas significativamente más bajas de cáncer colorrectal poscolonoscopia y que un valor de adenomas por colonoscopia de 0,6 ofrecía más protección que uno de 0,4 o una tasa de detección de adenomas de 25%, informaron el autor principal, Dr. Joseph C. Anderson, del White River Junction VA Medical Center, en Hanover, Alemania, y sus colaboradores.

“Lamentablemente los adenomas por colonoscopia nunca se han validado como una medida de calidad que demuestre una reducción de las tasas de cáncer colorrectal poscolonoscopia en los exámenes realizados por endoscopistas con tasas más elevadas”, destacó el Dr. Anderson en el Congreso del American College of Gastroenterology (ACG) 2021.

Para este fin, el Dr. Anderson y sus colaboradores analizaron datos del New Hampshire Colonoscopy Registry (NHCR), que incluyó 9.023 colonoscopias de cribado con un evento de seguimiento entre 6 y 60 meses después del examen inicial. Los procedimientos fueron realizados por 138 endoscopistas en Nueva Hampshire, Vermont, Massachusetts y Maine.

Se analizaron tres medidas de calidad para determinar las asociaciones con el cáncer colorrectal poscolonoscopia: un adenoma por colonoscopia de 0,4, un adenoma por colonoscopia de 0,6 y una tasa de detección de adenomas de 25%. Se calcularon los hazard ratio (HR) para todos los cánceres colorrectales poscolonoscopia, así como los diagnosticados en el primer evento de seguimiento. Se notificaron tasas para dos periodos: 6 a 36 meses y 6 a 60 meses.

De 6 a 60 meses se diagnosticaron 82 casos de cáncer colorrectal poscolonoscopia, de los cuales a 50 se les efectuó el diagnóstico entre 6 y 36 meses.

En los dos periodos las tres medidas de calidad se asociaron significativamente con reducciones de la tasa de cáncer colorrectal poscolonoscopia. Sin embargo, el adenoma por colonoscopia de 0,6 más alto ofrecía mayor protección, reduciéndose las tasas de todos los cánceres colorrectales poscolonoscopia en 71% y 61% en el periodo más breve y el más prolongado, respectivamente. En comparación, el adenoma por colonoscopia de 0,4 más bajo redujo las tasas en 63% y 53%, mientras que la tasa de detección de adenomas de referencia redujo las tasas en 62% y 42%.

Se mantuvieron estas tendencias para los cánceres colorrectales poscolonoscopia diagnosticados en el primer evento de seguimiento. Una cifra de adenomas por colonoscopia de 0,6 se asoció con reducciones respectivas de 79% y 65% para el periodo más corto y el más largo, en comparación con 64% y 57% para la de adenomas por colonoscopia más baja y 67% y 49% para la tasa de detección de adenomas.

El análisis adicional aclaró la relación entre el valor de adenomas por colonoscopia y la probabilidad de desarrollar cáncer colorrectal poscolonoscopia. En lo que respecta al riesgo absoluto, los pacientes evaluados por un endoscopista con un valor de adenomas por colonoscopia mayor de 0,6 tuvieron una probabilidad de 0,5% de desarrollar cáncer colorrectal poscolonoscopia en un lapso de entre 6 y 36 meses, en comparación con 0,7% para un valor de adenomas por colonoscopia de 0,4 a 0,6, y de 2,1% para un adenoma por colonoscopia de menos de 0,4 (p = 0,0001). Este patrón se mantuvo hasta 60 meses, tiempo durante el cual un adenoma por colonoscopia superior a 0,6 se asoció con un riesgo absoluto de cáncer colorrectal poscolonoscopia de 0,4%, en comparación con 0,7% para un adenoma por colonoscopia de 0,4 a 0,6 y 1,6% para un adenoma por colonoscopia de menos de 0,4 (p = 0,0001).

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“Nuestros nuevos datos respaldan el uso de adenomas por colonoscopia como una medida de calidad al demostrar una reducción del riesgo de cáncer colorrectal poscolonoscopia en los exámenes realizados por endoscopistas con valores de adenomas por colonoscopia mayores”, concluyó el Dr. Anderson, señalando que un adenomas por colonoscopia de 0,6 al parecer ofrece más protección que un adenomas por colonoscopia de 0,4. “Considero que adenomas por colonoscopia es una medida de calidad y ahora que la hemos validado puede ser aceptada debido a su capacidad para diferenciar endoscopistas con base en sus habilidades de detección de adenoma”.

De acuerdo con el Dr. Lawrence Hookey, de la Queen’s University, en Kingston, Canadá, “es un estudio importante que probablemente contribuirá a que avancemos”.

El Dr. Lawrence, jefe de la división y director médico de las unidades de endoscopia de los hospitales Kingston General y Hotel Dieu, comentó que el adenoma por colonoscopia puede superar la principal inquietud con la tasa de detección de adenomas: que los endoscopistas que detectan un adenoma pueden no estar motivados para buscar el mayor número posible.

“El problema con la tasa de detección de adenomas, en general, es que si se descubre un pólipo y si la tasa de detección de adenomas es la estadística en que nos basamos, no es necesario encontrar ningún otro pólipo y esto desde luego no necesariamente le hace un favor a ese paciente. Los hace volver más pronto para vigilancia, pero no ayuda a eliminar el resto de los pólipos que tienen. Y no es que alguien vaya a encontrar un pólipo y apague la luz y extraiga el endoscopio, pero es posible que no esté buscando tanto”, indicó el Dr. Hookey.

El adenoma por colonoscopia mitiga este problema, explicó, pues determina “si realmente se está despejando el colon y eliminando tantos pólipos como sea posible”.

El Dr. Hookey añadió que adenoma por colonoscopia es “probablemente la mejor” medida de control de calidad en el horizonte y que se necesitan más estudios para determinar el valor de referencia óptimo, que en condiciones ideales debe investigarse en estudios más grandes.

“Solo quiero verlo en grupos más grandes”, destacó.

Los investigadores y el Dr. Hookey han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

Este contenido fue originalmente publicado en MDEdge, parte de la Red Profesional de Medscape. 

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