La combinación de cribado basado en el virus del papiloma humano de alto riesgo con el triaje citológico detectó el doble de casos de neoplasia intraepitelial cervical de grado 2 que la citología sola, según un nuevo estudio.
El estudio, en que se analizaron los datos del programa de cribado del virus del papiloma humano en la población de México en el transcurso de 6 años, confirma la importancia del cribado del virus del papiloma humano para la detección temprana de las lesiones cervicouterinas de alto grado.
“Nuestros resultados proporcionan evidencia de que la prueba del virus del papiloma humano de alto riesgo es la mejor estrategia para un diagnóstico oportuno de las lesiones de neoplasia intraepitelial cervical de grado 2 y evita al mismo tiempo el sobretratamiento de las mujeres jóvenes. Muchos países utilizan ahora la prueba del virus del papiloma humano de alto riesgo como método de cribado primario, dado que tiene más sensibilidad y detecta más lesiones precursoras de cáncer cervicouterino, como la neoplasia intraepitelial cervical de grado 2″, escribieron los autores del estudio.
De acuerdo con Erik Jansen, M. Sc., el análisis apoya las recientes actualizaciones de las normas de cribado de Estados Unidos y confirma los hallazgos de estudios previos que muestran que la prueba del virus del papiloma humano mejora significativamente la prevención del cáncer cervicouterino.
“La importancia de este estudio radica en que los datos comunicados proceden de un seguimiento prolongado en un país en que se implantó el cribado del virus del papiloma humano a gran escala”, comentó a Medscape Noticias Médicas Jansen, Ph. D., doctorando en el Departamento de Salud Pública del Erasmus University Medical Center, en Róterdam, Países Bajos.
En el estudio, realizado por el Instituto Nacional de Salud Pública de México, se analizaron los datos de cribado del programa público de prevención del cáncer cervicouterino en el país entre 2010 y 2015. Se incluyeron más de 2 millones de mujeres con edades entre 34 y 65 años que se sometieron a pruebas de cribado basadas en virus del papiloma humano de alto riesgo, seguidas de un triaje citológico si eran positivas para el virus, así como 2,8 millones de mujeres de la misma edad en las que solo se efectuaron pruebas citológicas.
En el grupo que se sometió a pruebas de cribado de virus del papiloma humano de alto riesgo, 1,2% de las mujeres (n = 24.276) fue derivado a colposcopia frente a 3,1% de las mujeres (n = 90.980) del grupo asignado a citología. Y de todas las mujeres, solo 0,8% de las que tuvieron resultados anormales (n = 16.459) durante la prueba de detección del virus del papiloma humano se sometió a una colposcopia frente a 1,5% (n = 43.638) del grupo asignado a citología.
En general los autores descubrieron que se necesitaban 13,3 colposcopias para detectar un solo caso de neoplasia intraepitelial cervical de grado 2 en el grupo asignado a citologías, en comparación con 5,7 colposcopias en el grupo asignado a la prueba del virus del papiloma humano de alto riesgo más triaje histológico.
Los autores también señalaron que el costo de las colposcopias fue tres veces menor en el grupo que se sometió a pruebas de cribado del virus del papiloma humano de alto riesgo y que el valor predictivo positivo de la prueba más el triaje citológico fue 17,5% frente a 7,5% para la citología sola.
“El valor predictivo positivo no cambió con ninguna de las dos estrategias de cribado, independientemente de que se tuvieran en cuenta las mujeres en las que se perdió el seguimiento”, escribieron los autores.
Aunque Jansen observó que los resultados son importantes, también señaló varias limitaciones, a saber, la pérdida significativa de seguimiento en el grupo con prueba del virus del papiloma humano.
Las pruebas del virus del papiloma humano y el triaje citológico se realizaron en consultas separadas; un protocolo de dos consultas con el que más de 50% de las mujeres que resultaron con positividad en la prueba del virus del papiloma humano no volvieron para citología. Una pérdida de seguimiento tan significativa puede cuestionar algunos de los resultados, señaló Jansen.
Por ejemplo, la tasa de remisiones a colposcopia no tiene en cuenta las mujeres positivas para virus del papiloma humano que omitieron la citología. Suponiendo el mismo riesgo del virus del papiloma humano para las mujeres que se sometieron al estudio citológico y las que no lo hicieron, Jansen calculó que, sin ninguna pérdida de seguimiento, la tasa de remisión a colposcopia habría aumentado notificaciones de 1,2% a 2,6%, lo que está mucho más cerca del porcentaje en las mujeres remitidas en el grupo sometido a citología (3,1%).
Los menores costos de la colposcopia en el grupo con prueba de virus del papiloma humano también se debieron probablemente, en parte, a la pérdida de seguimiento, lo que no es necesariamente bueno, destacó Jansen.
“Aún así, este estudio confirma el hallazgo de que un programa de cribado primario del virus del papiloma humano es más eficaz que la citología sola”, finalizó Jansen.
El coautor, Eduardo Franco, declaró haber recibido subvenciones y honorarios personales de MSD y tiene una patente pendiente, “Marcadores de Metilación en el Cáncer Cervicouterino”. Todos los demás autores han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
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