La evidencia observacional derivada de la atención en hospitales para pacientes con COVID-19 ha dejado una interrogante en el aire. Se ha sugerido que los antidepresivos pueden ser una opción terapéutica eficaz y económica en la lucha contra esta enfermedad.
La carrera de las vacunas avanzó de forma extraordinaria y se continúan aprobando y distribuyendo vacunas eficaces contra la COVID-19 en todo el mundo; sin embargo, estas inyecciones de esperanza son solo un paso de un proceso de varios para controlar la devastación causada por la pandemia. Aun después de que millones de personas hayan recibido sus vacunas contra la COVID-19, el virus continuará propagándose y las mutaciones víricas seguirán probando la eficacia de las vacunas disponibles, por lo que es importante identificar los fármacos que pueden prevenir que las personas desarrollen COVID-19 grave, en particular los tratamientos económicos y ampliamente disponibles.
JAMA publicó un informe que describe cómo adultos con COVID-19 que recibieron fluvoxamina durante 15 días tenían menos probabilidades de presentar síntomas de empeoramiento y requerir hospitalización que quienes no la recibieron, y de los 80 participantes que recibieron fluvoxamina, ninguno experimentó empeoramiento clínico, en comparación con 8% de los pacientes que recibieron placebo.[1]
Un artículo de Nature en Molecular Psychiatry examinó la utilidad potencial de antidepresivos en pacientes hospitalizados por COVID-19 en un estudio de cohorte retrospectivo multicéntrico que encontró que de 345 pacientes con COVID-19, 4,8% de pacientes que recibieron antidepresivo en las primeras 48 horas y en un modelo de Cox multivariable mostró asociación entre el uso de antidepresivos y la reducción del riesgo de intubación o fallecimiento.[2] Los análisis exploratorios sugieren que esta asociación también fue significativa para los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y no inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, y para fluoxetina, paroxetina, escitalopram, venlafaxina y mirtazapina.
Esto obliga a considerar que el uso de antidepresivos podría estar asociado con menor riesgo de fallecimiento o intubación en pacientes hospitalizados por COVID-19. Se necesitan ensayos clínicos aleatorios controlados doble enmascarado con fármacos antidepresivos para COVID-19.
Sin embargo, aparte de las teorías inflamatorias y las teorías relacionadas con la comorbilidad psiquiátrica y no psiquiátrica, una correlación neurobiológica aparece: el sistema ácido esfingomielinasa-ceramida que responde a los efectos de los fármacos antidepresivos.
Es necesario reconsiderar y definir los objetivos terapéuticos moleculares de los antidepresivos y nuestros abordajes después de COVID-19. El sistema esfingomielinasa ácida-ceramida es un objetivo de los antidepresivos y se ha relacionado con la preservación de la cognición. Las concentraciones terapéuticas de los antidepresivos amitriptilina y fluoxetina, y otros como vortioxetina, redujeron la actividad de esfingomielinasa ácida, y las concentraciones de ceramida en el hipocampo aumentaron la proliferación neuronal, la maduración y la sobrevida, y mejoraron el comportamiento en modelos de ratón de depresión inducida por estrés. La deficiencia genética de esfingomielinasa ácida anula estos efectos.
La inhibición de la esfingomielinasa ácida previene la infección celular con SARS-CoV-2
En un estudio publicado en Cell Reports Medicine, ratones con sobreexpresión de esfingomielinasa ácida, heterocigotos para la ceramidasa ácida, tratados con bloqueantes del metabolismo de la ceramida o inyectados directamente con ceramida C16 en el hipocampo, tenían concentraciones de ceramida más altas y tasas más bajas de proliferación neuronal, maduración y sobrevida, en comparación con los controles, y mostraron comportamiento similar a la depresión incluso en ausencia de estrés.[4] La disminución de la abundancia de ceramida lograda por la inhibición de esfingomielinasa ácida mediada por antidepresivos normalizó estos efectos. Por tanto, reducir la abundancia de ceramidas puede ser un objetivo central para el desarrollo futuro de antidepresivos.
Esto toma aún más trascendencia al considerar que el SARS-CoV-2 induce el sistema esfingomielinasa-ceramida ácida. Y la neutralización de ceramida in vitro bloquea la infección por el SARS-CoV-2.
El tratamiento con antidepresivos previene la infección de las células epiteliales nasales recién aisladas con la espiga del SARS-CoV-2.
En resumen, la inhibición farmacológica o genética de la actividad de la esfingomielinasa ácida previene la infección con el virus del SARS-CoV-2. Esta nueva vía también se suma al efecto inmunológico, ya que amitriptilina y otros antidepresivos que actúan como inhibidores funcionales de la esfingomielinasa ácida no ejercen efectos adversos conocidos sobre el sistema inmunológico.
Siga al Dr. José J. Mendoza Velásquez de Medscape en español en Twitter @josemendozamdr.