La vitamina C, también conocida como ácido L-ascórbico, es una vitamina esencial soluble en agua que se encuentra en frutas y verduras. Los humanos, a diferencia de otros animales, no pueden sintetizar la vitamina C en sus cuerpos, por lo que debe obtenerse a través de la dieta o la suplementación. Mucho antes de que la vitamina C fuera identificada y nombrada,
Los marineros se dieron cuenta de que tomar cítricos en un barco de largos viajes evitaban el escorbuto, una enfermedad causada por deficiencia de vitamina C y se caracteriza por fatiga, debilidad del tejido conectivo y fragilidad capilar.
Un importante antioxidante, la vitamina C es capaz de regenerar tejidos al igual que otros antioxidantes en el cuerpo. Incluyendo el sistema inmunológico asegurando la función inmunología.
En resumen, la vitamina C ayuda en la absorción de hierro no hemo, controla la infección, neutraliza los radicales libres y cicatriza las heridas. A pesar de las prácticas comunes, tomar megadosis de la vitamina C no curará el resfriado común. Ya que al tomar
dosis superiores a 1,000 miligramos, el cuerpo reduce su absorción en un 50 por ciento.
Sin embargo, con tomar al menos las cantidades dietéticas recomendadas de vitamina C, puede aliviar los síntomas relacionados con el resfriado.
FUENTES SELECCIONADAS “Vitamina C”, Harvard T.H.Chan School of Public
Health, http://www.hsph.harvard.edu, 3/20 “Hoja informativa sobre la vitamina C para la salud
profesionales”, Oficina de Suplementos Dietéticos, Institutos Nacionales de Salud,
https://ods.od.nih.gov, 27/02/20