Aprende a manejar tus emociones en momentos de crisis

El paso del huracán Fiona por la isla se ha convertido en una pesadilla de grandes proporciones para cientos de familias que han perdido sus hogares y pertenencias, una estela de desastres que incluye ríos desbordados e inundaciones en carreteras y comunidades, deslizamientos de tierra, así como falta de agua potable y de electricidad, entre muchos otros problemas que se intentan resolver.

Advertisements

Una situación muy similar a la que se vivió en la isla luego del paso del huracán María hace ya cinco años, sin contar las múltiples dificultades que se han vivido desde entonces -como los terremotos o la pandemia de coronavirus-, y que han predispuesto a la ciudadanía a desarrollar síntomas de mucha ansiedad, tensión y desesperanza. Emociones que también generan malestar social y violencia, lo que tiene un efecto en la calidad de vida de todos.

“Hay mucha incertidumbre en la ciudadanía, la gente está llorosa y hay mucho desespero entre las personas. Eso da paso a lo que se conoce como retraumatización porque estamos viviendo un tiempo en donde muchas de las imágenes que estamos viendo hoy día se asemejan o tienen una similitud bastante grande con el huracán María”, señala el psicólogo clínico del Hospital Menonita CIMA, doctor Humberto Cruz, tras puntualizar que es bastante común que las personas experimenten reacciones emocionales intensas ante eventos como los que se viven en estos días.

Según el psicólogo, el ser humano responde a un sistema que siempre está alerta ante el peligro. Y es que, cuando el cerebro detecta una amenaza, se activa una respuesta fisiológica en la que el sistema nervioso simpático hace que el corazón bombee más deprisa para que envíe más sangre a las distintas partes del cuerpo que la podrían necesitar.

De la misma forma, a través de una combinación de señales nerviosas y hormonales, las glándulas suprarrenales liberan una oleada de hormonas, como la adrenalina y el cortisol que preparan el organismo para “luchar o huir”. Pero cuando esas hormonas son constantes y se mantienen por mucho tiempo, se incrementa el riesgo de padecer problemas de salud, tales como ansiedad, depresión, dolores de cabeza, tensión y dolor muscular, enfermedad cardíaca, hipertensión y accidente cerebrovascular, insomnio, aumento de peso y deterioro de la memoriay de la concentración.

“Ahora mismo todo el mundo está en actitud de alerta, buscando responder a un mecanismo sumamente primitivo que es la supervivencia. Y la llegada de un huracán puede aumentar esta respuesta y causar estragos en la salud”, advierte el psicólogo, quien cree que es importante normalizar las emociones que estamos sintiendo “porque son mecanismos de defensa normales para que podamos combatir el agravio que tenemos de frente”.

Esa normalización puede ayudar a no estigmatizar los sentimientos y emociones porque son respuestas a eventos extremos. “Ahora mismo estamos en un proceso de shock y de negación. Son respuestas típicas ante este desastre natural, pero que se agrava a consecuencia de eventos del pasado (como el huracán María). Lo que a veces nos lleva a no querer reconocer que algo ha ocurrido porque es demasiado estresante, de tal manera que no lo puedo manejar. Así que, típicamente, los sentimientos cobran mucha intensidad, son impredecibles y los patrones de pensamiento y de conducta se van agravando a consecuencia de ese trauma”, explica el doctor Cruz, quien es consciente de que, en estos días, muchas personas están limpiando sus casas, sacando escombros y evaluando sus pérdidas.

Advertisements

“Pero no debemos reprimir el deseo de lamentar las pérdidas materiales. Tampoco debemos olvidar la resiliencia que está en el ADN colectivo de los puertorriqueños, porque ya pasamos por esto. Y eso es importante porque un ser humano que vuelve a pasar por un evento de esta magnitud se supone que haya ganado las respuestas de afrontamiento necesarias para viabilizar otra estrategia o volver a repetirlas. Es como sacar de mi caja de herramientas una que necesito en este momento”, propone el psicólogo clínico para resaltar que, aunque estamos pasando por un momento difícil, sabemos que podemos salir hacia adelante. Por eso cree que es momento de aprovechar esas destrezas que utilizamos en el pasado para salir airoso de los retos que estamos viviendo ahora.

El reto de volver a la rutina

En estos momentos, en que sentimos que vivimos un caos como consecuencia del huracán Fiona, es muy importante intentar establecer una rutina, luego de evaluar las diversas situaciones y pérdidas debido al huracán, recomienda el psiquiatra y director médico interino del Hospital Panamericano, Ángel Martínez. “La rutina es una herramienta muy útil para sentir que tenemos el control de algo y así influenciar lo que sucede hoy y lo que sucederá mañana”.

Para lograrlo, el psiquiatra resalta la importancia de estar en un lugar donde podamos recuperarnos para evaluar qué cosas “se me quedaron por hacer, qué se pudo haber hecho mejor o qué preparativos debo tener en cuenta para la próxima vez”. Esto es importante porque vivimos en una isla tropical que todos los años tiene huracanes y el riesgo de que uno nos afecte es muy alto. Por eso, el psiquiatra enfatiza en la importancia de anticipar posibles problemas.

Advertisements

“Cuando nos preparamos emocionalmente para las cosas, podemos enfrentarlas un poco mejor”, añade el también presidente electo de la Asociación de Psiquiatras de Niños y Adolescentes de Puerto Rico.Una forma de anticipar, agrega, es tener a mano los medicamentos que tomamos a diario, ya sea para el tratamiento de una enfermedad mental o una física, como puede ser la diabetes o la hipertensión, entre otras.

“Una condición que se puede ver mucho es el trastorno de estrés postraumático que involucra haber pasado por una experiencia traumática, que la vida estuvo en peligro y que tiene otros síntomas como de hipervigilancia, de sentir que las cosas nos asustan o lo asociamos a ese evento y nos puede dar pesadillas, nos vienen imágenes de lo que vivimos como si estuvieran sucediendo ahora. También podemos sentir que queremos evitar todo contacto con el exterior o con personas y cualquier cosa que asociemos con tormenta, como la lluvia, nos puede causar la misma ansiedad porque estamos acondicionados para eso y pensamos que va a suceder lo peor, además de eso nos podemos poner cínicos, irritables y nos puede dar mucha tristeza y ansiedad”, detalla el doctor Martínez, quien dice que si ese es el caso, debemos buscar una evaluación con un experto de salud mental porque la persona puede requerir tratamiento con medicamentos y psicoterapia.

Si son síntomas leves o son personas que tienen lo que se conoce como pensamientos rumiantes -esos que “no nos los podemos sacar de la cabeza”-, el psiquiatra dice que algo tan sencillo como una caminata bajo el sol y estar en contacto con la naturaleza nos puede ayudar a calmar esas ideas o pensamientos rumiantes.

Advertisements

Estrategias que ayudan

“Hacer ejercicios puede complementar el tratamiento de una persona que está pasando por síntomas de tristeza. Si tiene ansiedad, se puede beneficiar de la meditación y la atención plena, así como de técnicas de relajación y de respiración: puede inhalar tres segundos hacia adentro, exhalar seis segundos, y visualizando un lugar que simbolice paz para ellos, soltando los músculos y dejándolos más relajados para soltar la tensión”, propone el doctor Martínez, para indicar que, según la fe que se practique, la oración o conversar con un guía espiritual también puede ser de mucha ayuda.

Además de eso, el psiquiatra dice que la escritura “y hacer una narrativa de todas las emociones que sintieron durante el evento y de todo lo que ocurrió, los hace sentir que ganan un poco de control sobre la situación”. De la misma forma, afirma que las personas que no han sufrido grandes daños por el huracán y están en una posición altruista de ayudar a otros, ya sean vecinos o familiares, deben dejarles saber que están disponibles para lo que necesiten.

“A veces con solo escucharlos sin juzgar y de manera empática, puede ayudar a que la otra persona sienta que no está sola en esta situación y que pueden buscar ayuda. Erróneamente, se nos ha enseñado que buscar ayuda es un signo de debilidad, cuando es todo lo contrario. En ocasiones los pacientes nos dicen que no quieren ser una carga o tienen pensamientos de que no valen lo suficiente”, recomienda el doctor Martínez, quien enfatiza que buscar ayuda es un fortaleza del ser humano y es parte de la inteligencia emocional y de ser resiliente.

Advertisements

También es importante, aconseja el médico, conectar a la persona con servicios de salud mental si es lo que necesita o de salud física, además de los recursos que hay en la comunidad. Además, se debe tener en cuenta a los más viejos de la familia o los que padecen de alzhéimer y demencia senil que se pueden poner muy intranquilos en momentos como los que se viven hoy, sin electricidad ni agua potable.

“Cuando hay algún tipo de demencia se complica más el cuadro. Muchos de estos pacientes van a necesitar seguimiento más corrido de su médico primario y, a veces, también de un neurólogo, de un psiquiatra o de un trabajador social. Ahora mismo están las líneas de crisis de AMSSCA que están disponibles las 24 horas y ellos también pueden buscar en la comunidad quién puede ayudar con cualquier situación”, explica el doctor Martínez, al destacar que, dependiendo de cuán intranquilo o agresivo esté el paciente, se debe visitar una sala de emergencia de un hospital para que decidan si hace falta tomar otras medidas, como hospitalizar en una unidad de salud mental.

Si el anciano solamente está intranquilo o con ansiedad, el psiquiatra recomienda que se validen sus emociones y se escuchen sus preocupaciones. El psiquiatra también menciona que algunos pacientes de demencia tienen unos síntomas conocidos como “Sundowning” o “síndrome del ocaso” que se refiere a la ansiedad e inquietud que aparece al atardecer cuando cae el sol. Las personas que padecen este síndrome presentan agitación y comportamientos como tirar, coger o manosear objetos, además de pronunciar monólogos o provocar discusiones subidas de tono.

“Y a distintas horas del día les puede cambiar el ánimo y pueden desorientarse de repente. Una de las cosas que hacen en hogares de envejecientes es, por ejemplo, es recordarles la hora y el día que es, ponerles luces más brillantes y puedan reconocer los objetos que tienen cerca y el lugar por el que caminan”, recomienda el médico, quien también resalta que el cuidador de ese paciente debe recibir ayuda porque va a llegar un punto en que se va a sentir agotado.

Algunas medidas

Los eventos estresantes son parte de la vida. A lo que se suma que vivimos en una isla tropical que, anualmente, tiene una temporada de huracanes activa y el riesgo de sufrir el embate de un evento meteorológico mayor, es muy real. Sin embargo, sí podemos tomar medidas para manejar la forma en que nos afectan estos eventos. Aquí algunas estrategias para manejar el estrés que propone el doctor Humberto Cruz, psicólogo clínico del Hospital Menonita CIMA:

– Distanciarse un poco de los medios noticiosos. “Ver constantemente repeticiones de las imágenes del desastre, puede aumentar mucho más el estrés y la ansiedad”, advierte Cruz, quien propone que se establezca un horario o una rutina para mantenerse informado.

– Trata de comunicar tu experiencia de la forma más natural posible. Si estás en un proceso de duelo y sientes mucha tristeza, debes ser honesto y hablarlo con alguien de confianza “porque cuando hablamos del dolor que tenemos, pierde fuerza sobre nosotros”.

– Evita las maneras poco saludables de manejar el estrés, como el consumo excesivo de alcohol, cigarrillos, sustancias o comida en exceso. Si te preocupa, consulta con un profesional de la salud.

– Mantener contacto con familiares y seres queridos. “Eso es algo que nos da paz y si puedes llegar a sus casas, ya sea a pie o en carro, visítalos porque te va a dar tranquilidad, al igual que a ellos”.

– Conversa con los hijos. “Involucrar al niño en la elaboración de plan familiar de cómo se van a repartir los quehaceres de la casa. Le puedes dar una escoba o que recoja las horas, por ejemplo. Lo importante es incluirlo porque eso normaliza lo que está pasando”, recomienda Cruz, quien enfatiza en la importancia de aclarar sus dudas sobre lo que está pasando.

– Ayuda a los viejos de la familia. “Es importante explicarles lo que está pasando y que entienda que no se va a estar solo. Si es un paciente con demencia, puede ponerle una música suave y convierta la experiencia en un proceso ameno. También es importante asegurarse que tiene todos sus medicamentos y si usa oxígeno, que tenga el tanque que se puede usar si no hay electricidad”, agrega el psicólogo.

– Mantener una dieta saludable, hacer ejercicio regularmente y dormir suficiente.

– Practicar técnicas de relajación, como el yoga, la respiración profunda, los masajes o la meditación.