Datos de la pandemia cuestionan el vínculo entre infección y síndrome de Guillain-Barré

Basándose en datos pediátricos de la pandemia de COVID-19, un equipo de investigadores sugiriere que la mayoría de los casos de síndrome de Guillain-Barré puede no estar relacionada con la enfermedad infecciosa, como a veces se supone.

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Aunque los casos pediátricos de diversos tipos de infecciones descendieron entre 45% y 95% durante los primeros meses de la pandemia, los casos de polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda, una neuropatía inflamatoria del espectro clínico del síndrome de Guillain-Barré, solo descendieron entre 32% y 37%, aproximadamente, una tasa que es similar a la disminución de 35,1% en los ingresos hospitalarios en general durante ese periodo, según observaron los investigadores. Tampoco hubo un vínculo evidente entre la aparición de COVID-19 y el número de casos de polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda notificados.

“No se observó una relación clara entre las infecciones respiratorias o digestivas y las tasas de polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda. Además observamos que la polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda no tenía la reducción drástica esperada cuando disminuyeron las infecciones extrahospitalarias durante la pandemia”, comentó el Dr. Craig A. Press, Ph. D., neurólogo del Children Hospital of Philadelphia, en Filadelfia, Estados Unidos.

El Dr. Press y sus colaboradores presentaron sus hallazgos en un cartel en el 50º Congreso Anual de la Child Neurology Society.

De acuerdo con el Dr. Press, no se ha esclarecido la causa de la polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda en la mayoría de los pacientes, aunque las infecciones y las vacunaciones suelen vincularse con los casos. “Sin embargo, los datos que respaldan este vínculo suelen ser débiles. Se sabe que las infecciones por Campylobacter jejuni (bacteria que produce intoxicación alimentaria) están relacionadas con la polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda, mientras que las tasas de esta enfermedad en la población general y en las personas con influenza son similares”.

Para el nuevo estudio multicéntrico transversal, los investigadores rastrearon los datos sobre polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda de los 47 hospitales pediátricos que proporcionan estadísticas al Sistema de Información Sanitaria Pediátrica. Se centraron en el periodo de enero de 2017 a septiembre de 2020, que incluyó los primeros meses de la pandemia de COVID-19 en Estados Unidos.

“El distanciamiento social, las mascarillas y el aumento de la higiene de las manos disminuyen las tasas de infecciones extrahospitalarias de una manera impresionante. Si estas infecciones fueran las causantes de la polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda, según nuestra hipótesis, los casos de polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda hubieran descendido considerablemente en consecuencia”, señaló el Dr. Press.

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Pero esto al parecer no ocurrió. Los investigadores observaron que los números de diferentes tipos de infecciones disminuyeron de abril a septiembre 2020: las infecciones respiratorias descendieron 73% a 78%, las infecciones digestivas descendieron 45% a 61% y las infecciones por virus de la influenza descendieron 88% a 95%. Pero los casos de polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda no descendieron de forma tan precipitada. De hecho, los niveles fueron más o menos los mismos que en abril de 2017, un mes en que las tasas de infecciones digestivas, enfermedades respiratorias e influenza se encontraban en niveles estacionalmente bajos, pero no anormales.

“Aunque debemos ser cautos al interpretar los resultados, esto vuelve menos probable el vínculo entre las infecciones como el principal condicionante de la polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda pediátrica”, señaló el Dr. Press.

“Sin embargo, este estudio no descarta la posibilidad de que infecciones infrecuentes produzcan polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda son más robustos los datos que apoyan que algunas infecciones más infrecuentes como la producida por Campylobacter tienen una conexión con la polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda o que las infecciones comunes muy raras veces conduzcan a la enfermedad. Mientras buscamos factores desencadenantes de trastornos inflamatorios, la polineuropatía desmielinizante inflamatoria aguda puede ser un trastorno autoinflamatorio sin un detonante claro”, agregó.

El Dr. Press añadió: “En un futuro esperamos analizar los datos de infecciones de una forma más detallada para identificar si infecciones virales o bacterianas pueden estar relacionadas con este u otros trastornos inflamatorios. Consideramos que el uso de datos como estos y el experimento natural que ofrece la COVID-19 puede ayudarnos a explorar la repercusión de las infecciones en los trastornos que se consideran posinfecciosos”.

No se informó de financiación sobre el estudio y los autores refieren no tener conflictos de intereses económicos pertinentes.

Este contenido fue originalmente publicado en MDEdge, parte de la Red Profesional de Medscape.

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